IDENTIDAD CATÓLICA

EL ENGAÑO DEL EVOLUCIONISMO

 

HARUN YAHYA

 

 

            Nota de identidad Católica: El autor de este magnífico libro que refuta definitivamente las leyendas evolucionistas desde el punto de vista científico, es musulmán. Debido al trato respetuoso que reserva para la Iglesia Católica, no vemos obstáculo alguno en transcribir el libro entero (con sus referencias al Corán y al Islam, dada la indudable calidad del trabajo). Existen enemigos comunes para ambas religiones. Una vez vencidos estos, ya se verá...

 

 

I N D I C E

Primera Parte

Introducción

¿Cuál es el objetivo de la teoría de la evolución?

Liberarse del prejuicio

Materialismo ininteligible

Adoctrinamiento evolucionista en gran escala

Capítulo Uno

Historia sucinta de la teoría

La imaginación de Darwin

Los esfuerzos desesperados del neodarwinismo

Prueba y error : equilibrio puntuado

Capítulo Dos

Mecanismo imaginario de la evolución

La selección natural

Las mariposas de la revolución industrial

¿Puede la selección natural explicar la complejidad?

Las mutaciones

Capítulo Tres

Los registros fósiles refutan la evolución - Los eslabones que jamás se encontrarán

La vida emergió sobre la Tierra repentinamente y con formas complejas

La fábula de la transición del agua a la tierra

La fábula de la transición de la tierra al aire

Otra supuesta forma transitoria : el Arqueoptérix

Especulaciones de los evolucionistas. Los dientes y los espolones del Arqueoptérix

El Arqueoptérix y otros pájaros antiguos

El vínculo imaginario pájaro-dinosaurio

El origen de los mamíferos

Falaz interpretación de los fósiles por parte de los evolucionistas

Falsificaciones de los evolucionistas

El Hombre de Piltdown : ¡la quijada de un orangután y un cráneo humano!

El Hombre de Nebraska : un solo diente de cerdo

Ota Benga : el nativo africano puesto en una jaula

 

Capítulo Cuatro

El escenario de la evolución humana

El árbol genealógico imaginario del ser humano

Australopitecos : una especie de monos

Homo Habilis : el mono que fue presentado como ser humano

Homo Rudolfensis : una cara mal ensamblada

Homo Erectus y lo que sigue : los reales seres humanos

Neanderthales : una raza humana vigorosa

Homo Sapiens arcaico : Homo Heilderbergensis y el Hombre de Cro-Magnon

Una choza de hace 1.700.000 años y pisadas de un ser humano moderno de 3.700.000 años

El andar bípedo, un obstáculo insalvable para la teoría de la evolución

La evolución : una fe no científica

 

Segunda Parte

Capítulo Cinco

El atolladero de la evolución molecular

La fábula de "la célula producida por casualidad"

El milagro en la célula y el fin de la teoría de la evolución

Las proteínas ponen en tela de juicio la casualidad

Proteínas levógiras

La unión correcta es vital

Probabilidad cero

¿Existe en la naturaleza un mecanismo de prueba y error?

La alharaca hecha por los evolucionistas en su búsqueda de respuestas a la generación de la vida

El experimento Miller

El experimento Miller resultó solamente una ficción

La atmósfera del mundo primordial y las proteínas

No es posible la síntesis de las proteínas en el agua

Otro esfuerzo desesperado : el experimento Fox

La molécula milagrosa : el ADN

¿Puede el ADN pasar a existir por casualidad?

La vida es algo superior, (como concepción), al simple amontonamiento de moléculas

Capítulo Seis

Diseño y coincidencia

¡La fórmula darwiniana!

La tecnología existente en el ojo y en el oído

Capítulo Siete

Las suposiciones de los evolucionistas y las estipulaciones reales de las evidencias corporales encontradas en los fósiles y desde el punto de vista de la biología molecular

Los límites insuperables entre variaciones y especies

La resistencia a los antibióticos y la inmunidad frente al DDT no es ninguna evidencia a favor de la evolución

Resistencia de la bacteria a los antibióticos

La inmunidad de los insectos al DDT

La falacia de los órganos atrofiados

Las semejanzas en los seres vivientes no pueden ser evidencias de la evolución

Organos similares en especies vivas totalmente distintas

La insuperable dificultad genética y embriológica de la homología

La teoría evolutiva no tiene ningún fundamento embriológico

Capítulo Ocho

La teoría de la evolución : una obligación materialista

Confesiones de los materialistas

Materialistas : religión falsa y religión verdadera

Conclusión : la evolución es un engaño

La teoría de la evolución ha colapsado

La teoría de la evolución tampoco podrá ser comprobada en el futuro

El mayor obstáculo de la evolución : el alma

 

Tercera Parte

Capítulo Nueve

Hegemonía cultural

Sistema mundial

La Creación y la evolución

Capítulo Diez

La guerra contra la religión

Orden y cambio

Poder y Oposición en Europa

El papel de la masonería

El régimen del nuevo orden secular

Siglo XIX : la cumbre del nuevo orden secular

Capítulo Once

La misión de Darwin

El padre Erasmus

Un nuevo espíritu para el naturalismo

La redefinición de "la naturaleza de las cosas"

Un artículo sobre el proceso de secularización

Matanzas en (la búsqueda de) evidencias

Capítulo Doce

Evolución e ideología

Imperialismo, racismo y "amansamiento de las razas incivilizadas"

El fascismo y "la lucha por la vida entre las naciones"

El marxismo y "el fundamento de la lucha de clases con referencia a las ciencias naturales"

El capitalismo, el globalismo (o mundialismo) y "el mercado donde sólo ganan los más fuertes"

Capítulo Trece

"El más grande deber masónico…" y los medios de comunicación sociales

¿Hasta dónde será exitosa la masonería?

"Lavado de cerebro" a través de los medios de comunicación y de la política

Los medios de comunicación y la teoría de la evolución

Debajo del disfraz "científico" de la ciencia

Seres "extraños"

Capítulo Catorce

La miseria de la ciencia moderna

El siglo XX y el semipositivismo

El sentido real de la ciencia

La guía de la ciencia moderna

Acerca del autor

Notas

 

 

 

PRIMERA PARTE

 

 

 

            INTRODUCCIÓN

 

¿CUÁL ES EL OBJETIVO DE LA TEORÍA DE LA EVOLUCIÓN ?

 

Alguna gente que ha escuchado hablar de la "teoría de la evolución" o del "Darwinismo", puede pensar que estos conceptos solamente incumben al campo de la biología, sin ningún otro significado en sus vidas diarias. Éste es un gran error de concepción porque mucho más que un concepto biológico, la teoría de la evolución constituye el apuntalamiento de una filosofía fraudulenta que ha influido sobre un gran número de personas.

Se trata de la filosofía "materialista", la cual sostiene una serie de puntos de vista espurios respecto a porqué y cómo pasamos a existir los seres humanos. El materialismo sostiene que lo único que existe es la materia, la cual es la esencia de todas las cosas orgánicas e inorgánicas. Partiendo de esta premisa, se presenta la existencia de un Creador divino, es decir, Dios. Al reducir todo al nivel de la materia, esta noción transforma al hombre en una criatura que repara solamente en ella y se aparta de los valores morales de cualquier tipo. Éste es el comienzo de grandes desastres que sobrevendrán en la vida de los seres humanos.

Los prejuicios del materialismo no se limitan solamente a los individuos. El materialismo busca abolir también los valores básicos sobre los que descansan el estado y la sociedad y generar un conjunto social insensible y sin grandeza de espíritu que preste atención solamente a lo material. De este modo ninguno de los miembros de una comunidad, puede poseer ideales como el patriotismo, el amor por el pueblo de uno, la justicia, la lealtad, la honestidad, el sacrificio, el honor o una ética correcta; el orden social establecido por esos individuos está condenado a hacerse pedazos en un corto plazo. Por dichas razones, el materialismo es una de las amenazas más serias a los valores básicos del orden social y político de la nación.

Otro gran mal del materialismo es su apuntalamiento de las ideologías divisivas y anarquistas. El comunismo, la principal de dichas ideologías, es el resultado político natural de la filosofía materialista. Buscar abolir nociones sagradas como las de estado y familia constituye la ideología fundamental de todas las formas de acciones subversivas dirigidas contra la estructura de un estado unido. La teoría de la evolución constituye el llamado fundamento científico del materialismo, del cual depende la ideología comunista. El comunismo, al tomar la teoría de la evolución como referencia, busca justificarse y presentar su ideología como cabal y correcta. A esto se debe que el fundador del comunismo, Carlos Marx, escribió sobre el libro "El Origen de las Especies" de Darwin -que estableció las bases para la teoría de la evolución-, lo siguiente: "este es el libro que contiene los fundamentos de la historia natural para nuestros puntos de vista" (1).

Como una cuestión de hecho, las ideas materialistas de todo tipo, siendo las de Marx las principales, han colapsado totalmente debido a que la teoría de la evolución -que en realidad es un dogma del siglo XIX sobre el que se apoya el materialismo-, ha quedado absolutamente invalidada por medio de los descubrimientos de la ciencia moderna, la cual ha desaprobado y continúa desaprobando las hipótesis materialistas que no reconocen más que la materia, en tanto que demuestra que todo lo existente es el producto de lo creado por un ser superior.

Carlos Marx dejó en claro que la teoría de Darwin era un fundamento sólido tanto para el materialismo como para el comunismo. También exhibió su simpatía por Darwin al dedicarle "El Capital" -el principal trabajo de Marx-, donde escribió, en la edición en alemán: De un ferviente admirador a Charles Darwin.

 

LIBERARSE DEL PREJUICIO

 

La mayoría de la gente acepta como estrictamente cierto todo lo que escucha de los científicos. No se le ocurre que los mismos pueden tener también distintos prejuicios filosóficos o ideológicos. El hecho es que los científicos evolucionistas imponen a la gente sus propios prejuicios y puntos de vista filosóficos, bajo la apariencia de "ciencia". Por ejemplo, aunque son conscientes que los sucesos azarosos no causan más que irregularidades y confusiones, pretenden que el maravilloso plan, orden y designio que se ven en el Universo y en los organismos vivientes surgen de manera casual.

Por ejemplo, un biólogo se da cuenta fácilmente que en una molécula de proteína, el "ladrillo" con el que se construye la vida, hay una armonía incomprensible, sin ninguna posibilidad que sea el producto de la casualidad. Sin embargo, el evolucionista sostiene que esa proteína pasó a existir de modo casual, bajo las condiciones primitivas de la Tierra, hace miles de millones de años. Y no se detiene ahí sino que sostiene también, sin vacilar, que no solamente se formó una proteína de manera casual sino que lo hicieron millones, y luego, de forma increíble, se juntaron para crear la primera célula viva. Además, defiende ese punto de vista con una obcecada obstinación. Una persona así es lo que se llama científico "evolucionista".

Si éste se encontrase con tres ladrillos apilados mientras camina por la calle, nunca supondría que se juntaron de manera casual y que también de forma fortuita uno se puso arriba del otro. En realidad, debería considerarse insano mental a quien afirma algo así.

¿Cómo puede ser posible entonces que gente que es capaz de evaluar sucesos comunes racionalmente adopte una actitud irracional cuando llega el momento de pensar sobre su propia existencia?

No es dable sostener que se adopte esa actitud en nombre de la ciencia: la ciencia requiere que si hay dos alternativas igualmente posibles en un caso dado, se tome a las dos en consideración. Y si la probabilidad de una de las dos es muy baja, por ejemplo del 1%, entonces lo racional y científico es considerar como válida a la otra, cuya probabilidad es del 99%.

Sigamos ahora, teniendo en cuenta este fundamento científico. Respecto a cómo se originó la vida en la Tierra se pueden presentar dos puntos de vista. Uno considera que todo lo viviente fue creado por Dios en su actual estructura compleja. El otro considera que la vida tuvo lugar por medio de coincidencias azarosas, de forma inconsciente. Este segundo punto de vista es el que sostiene la teoría de la evolución.

Cuando observamos los antecedentes científicos, por ejemplo, de la biología molecular, vemos que no hay ninguna posibilidad de que una simple célula -o incluso una de las millones de proteínas presentes en la célula- pudiese haber pasado a existir de manera casual, como pretenden los evolucionistas. Ya veremos en los capítulos que siguen que los cálculos de probabilidad también confirman esto muchas veces (?). Por lo tanto el parecer de los evolucionistas sobre la aparición de la vida tiene una probabilidad de ser cierta igual a cero.

Eso significa que el primer punto de vista tiene "100%" de probabilidad de ser cierto. Es decir, que la vida apareció debido a que alguien la produjo de manera consciente. Para decirlo de otro modo, fue "creada". Todo lo existente lo es por designio de un Creador elevado, superior en conocimiento, poder y sabiduría. Esta realidad no es simplemente una cuestión de convicción: es la conclusión normal a la que uno es conducido por la ciencia, la lógica y el discernimiento.

Bajo estas circunstancias, nuestros científicos "evolucionistas" deberían renunciar a su pretensión y adherirse a un hecho que es tanto obvio como demostrado. Hacer otra cosa es evidenciar que se sacrifica la ciencia debido al dogma, la ideología y la filosofía que se defiende en vez de ser un verdadero científico.

La cólera, la ofuscación y los prejuicios de nuestro "científico" aumentan multiplicadamente cada vez que confronta la realidad. Esa actitud se puede explicar con una sola palabra: "fe". Pero se trata de una fe ciega, dado que no puede haber ninguna otra explicación a la falta de consideración de todos los hechos, o se trata de una devoción perpetua al ridículo escenario que construyeron en su imaginación.

 

MATERIALISMO ININTELIGIBLE

 

            La fe de la que hablamos es la fe en la filosofía materialista, la cual alega que la materia existió eternamente y que no hay nada más que materia. El llamado "fundamento científico" de la filosofía materialista es la teoría de la evolución, a la que se defiende de manera obcecada para respaldar dicha filosofía. Cuando la ciencia invalida las pretensiones de la teoría de la evolución -y este es el punto a que se ha llegado a fines del siglo XX- entonces se busca distorsionarla de modo que siga sosteniendo los conceptos de la evolución con el objeto de mantener con vida el materialismo.

Unas pocas líneas escritas por uno de los biólogos prominentes de Turquía, es un buen ejemplo que nos capacita para ver el juicio desordenado o perturbado que conduce a esa devoción ciega. Este científico discute la probabilidad de la formación por coincidencia del Citocromo-C, una de las enzimas más esenciales para la vida: "La probabilidad de la formación de la secuencia del Citocromo-C es igual a cero. Es decir, si la vida requiere una cierta secuencia, se puede decir que tiene la probabilidad de que se lleve a cabo una vez en todo el Universo. O bien algunas fuerzas metafísicas más allá de nuestra determinación habrían actuado en su formación. Aceptar esto último no es lo apropiado para el objetivo científico. Por lo tanto tenemos que ocuparnos de la primera hipótesis" (2).

Este erudito encuentra "más científico" aceptar una probabilidad "igual a cero" antes que la Creación. De todos modos, de acuerdo con las normas científicas, si hay dos alternativas respecto a un hecho y si una de ellas tiene la probabilidad de llevarse a cabo "igual a cero", entonces la otra alternativa es la correcta. Pero el enfoque materialista dogmático prohibe la admisión de un Creador superior. Dicha prohibición conduce al erudito en cuestión -y a muchos ateos que creen en el mismo dogma materialista- a aceptar pretensiones totalmente contrarias a la razón.

La gente que cree y confía en esos científicos también queda sojuzgada y deslumbrada por el mismo hechizo materialista y adopta la misma psicología insensible cuando lee sus libros y notas.

Este punto de vista dogmático materialista es la razón por la que muchas personas prominentes en la comunidad científica son ateas. Quienes se autoliberan de ese deslumbramiento y esclavitud y piensan con una mente abierta, no vacilan en aceptar la existencia de un Creador. El bioquímico norteamericano Dr. Michael J. Behe, quien sostiene la teoría del "designio inteligente" -muy aceptada últimamente-, describe así a los científicos que se resisten a creer en la misma o en la "creación" de los organismos vivientes: "En los cuatro decenios pasados, la bioquímica moderna ha descubierto los secretos de la célula. Ello ha requerido que decenas de cientos de personas dediquen la mejor parte de sus vidas al tedioso trabajo de laboratorio. El resultado de esos esfuerzos acumulados en la investigación de la célula -la investigación de la vida a nivel molecular- resulta un estrepitoso, claro, agudo grito de "¡designio!". El resultado es tan inequívoco y tan significativo que debe ser tenido como uno de los logros más grande en la historia de la ciencia… Por el contrario, un silencio desconcertante, curioso, rodea toda la complejidad de la célula. ¿Por qué la comunidad científica no admite con vehemencia su descubrimiento sobrecogedor? ¿Por qué la observación de una creación con un propósito o intención es tratada con tantos miramientos intelectuales? El dilema es que si a una parte del elefante se la etiqueta como creada por un designio inteligente, la otra parte debe ser etiquetada (con el nombre del creador, es decir,) Dios" (3).

Y lo que uno ve en las revistas, en la TV y en los libros hoy día, es la prédica de los científicos evolucionistas ateos. Todas las investigaciones científicas llevadas a cabo por los mismos les demuestran la existencia de un Creador. Pero se han vuelto tan insensibles y empecinados debido a la educación materialista dogmática que absorbieron, que siguen persistiendo en la negación (de lo evidente).

La gente que rechaza constantemente los claros signos y evidencias del Creador, se vuelve totalmente necia. Atrapada por una ignorante autoconfianza provocada por su necedad, puede terminar incluso sosteniendo como virtual algo que es un absurdo. Un buen ejemplo de esto es el prominente evolucionista Richard Dawkins, quien dijo a los cristianos que no acepten los milagros, ni siquiera si ven que una estatua de la Virgen María extiende las manos hacia ellos. De acuerdo con Dawkins: "Posiblemente todos los átomos de los brazos de la estatua se mueven simultáneamente en la misma dirección, probabilidad bastante inconcebible pero posible" (4).

La psicología de los incrédulos ha existido a lo largo de la historia. El Corán la describe así: Aunque hubiéramos hecho que los ángeles descendieran a ellos, aunque les hubieran hablado los muertos, aunque hubiéramos juntado antes ellos todas las cosas, no habrían creído, a menos que Dios hubiera querido. Pero la mayoría son ignorantes (6:111).

Como lo aclara ese versículo, el pensamiento dogmático de los evolucionistas no es original ni peculiar de ellos. En realidad, lo que sostienen los científicos no es un pensamiento científico sino una ignorancia preservada desde la época de las comunidades paganas más incivilizadas.

La misma psicología se define en otro versículo del Corán: Aún si les abriéramos una puerta del cielo y pudieran ascender a él, dirían: "Nuestra vista ha sido enturbiada nada más, o, más bien, se nos ha hechizado" (15:14-15).

 

ADOCTRINAMIENTO EVOLUCIONISTA EN GRAN ESCALA

 

Como se indica en los versículos citados antes, una de las razones para que la gente no pueda ver las realidades de su existencia es un tipo de "hechizo" que le impide razonar. Es el mismo "encantamiento" que subyace en la aceptación mundial de la teoría de la evolución. El hechizo al que nos referimos es un condicionamiento adquirido por medio de la enseñanza o adoctrinamiento. Las personas están expuestas a un adoctrinamiento tan intenso respecto a lo correcto de la teoría de la evolución, que a menudo ni siquiera se pueden dar cuenta de la distorsión existente.

Ese adoctrinamiento crea un efecto negativo en el cerebro y anula la capacidad de juicio. El cerebro que se encuentra bajo esa situación de modo continuo, eventualmente empieza a percibir realidades no como son sino como le han sido enseñadas. Este fenómeno se puede observar en otros casos. Por ejemplo, si uno es hipnotizado y se le hace entender que la cama donde yace es un auto, después de la sesión de hipnosis sigue con esa percepción. Lo supone muy lógico y racional porque realmente lo percibe así y no duda que está en lo cierto. Ejemplos como el anterior, que exhiben la eficiencia y la fuerza del mecanismo de adoctrinamiento, son realidades científicas verificadas por incontables experimentos informados en la literatura científica y que se encuentran en los libros de texto de psicología y psiquiatría.

La teoría de la evolución y la visión del mundo materialista que se apoyan en esos conceptos, se impone sobre las multitudes de seres humanos por medio del adoctrinamiento. Quienes continuamente están absorbiendo la enseñanza de los criterios evolucionistas en los medios de comunicación, en las fuentes académicas y en los principios "científicos", no pueden darse cuenta que la aceptación de la teoría de la evolución es algo que en realidad va en contra de los principios básicos de la razón. Y los científicos también caen presa de este adoctrinamiento. Son cada vez más los jóvenes que ascienden en sus especialidades científicas adoptando la visión materialista del mundo. Encantados por ese hechizo, muchos científicos evolucionistas siguen buscando la confirmación erudita de las pretensiones irracionales y anacrónicas del siglo XIX, las cuales han sido refutadas desde entonces por las evidencias científicas.

Existen otros mecanismos adicionales que fuerzan a los científicos a ser evolucionistas materialistas. En los países occidentales, un científico tiene que observar algunas pautas para recibir reconocimiento académico, o sus artículos tiene que ser publicados en revistas científicas. La regla número uno es la aceptación íntegra de los criterios evolucionistas. Este sistema conduce a los científicos a que inviertan toda la vida y carreras científicas en función de la creencia dogmática.

Esta es la realidad presente detrás de la afirmación "la evolución es aún aceptada por el mundo de la ciencia". Si a la teoría de la evolución se la mantiene viva no es porque tenga valor científico sino porque es una obligación ideológica. Muy pocos de los científicos conscientes de este hecho pueden arriesgarse a señalar que el rey está desnudo.

En las demás partes de este libro revisaremos los descubrimientos de la ciencia moderna, que condujeron al colapso de la creencia evolucionista y a la puesta en evidencia evidencias que hacen a la existencia de Dios. El lector será testigo de que la teoría de la evolución es en realidad un engaño puesto al descubierto por la ciencia a cada paso, pero que es sostenido para ocultar el hecho de la Creación. Es de esperar que los lectores consigan deshacerse de ese hechizo que ciega las mentes y las incapacita para juzgar, de modo que puedan reflexionar serenamente sobre lo que se dice en este libro.

Si el lector de despoja de ese encantamiento y piensa de manera clara, libre y desprejuiciada, descubrirá rápidamente la verdad cristalina. Esa verdad inevitable, demostrada también por la ciencia moderna en todos sus aspectos, es que los organismos vivientes no pasaron a existir por casualidad sino como un resultado de la Creación. El ser humano puede observar fácilmente el hecho de la Creación al considerar cómo existe él mismo, cómo paso a existir a partir de una gota de agua u observando la perfección de todo lo viviente.

Michael Behe: Un silencio desconcertante, curioso, rodea toda la complejidad de la célula.

 

 

 

        CAPITULO UNO

 

HISTORIA SUCINTA DE LA TEORÍA

 

Las raíces del pensamiento evolucionista se hunden en la antigüedad, como una creencia dogmática que intenta negar el hecho de la Creación. La mayoría de los filósofos paganos de la Grecia antigua defienden la idea de la evolución. Cuando observamos la filosofía de la historia vemos que la idea de la evolución constituye la columna vertebral de muchas filosofías paganas.

Sin embargo, no es la filosofía antigua pagana sino la fe en Dios lo que ha jugado un papel estimulante en el desarrollo de la ciencia moderna. La mayoría de las personas que encabezaron el nacimiento de la ciencia moderna creían en la existencia de Dios. Al estudiar las disciplinas correspondientes buscaban descubrir el universo que Dios ha creado y percibir Sus leyes y los pormenores de Su Creación. Cuvier, el padre de la paleontología, Lineo, el pionero de la botánica y de la zoología, Isaac Newton, a quien se considera "el más grande científico de todos los tiempos" y los astrónomos como Leonardo de Vinci, Copérnico, Keppler y Galileo, todos ellos, estudiaron las ciencias creyendo no solamente en la existencia de Dios sino también que todo el Universo pasó a existir como resultado de Su creación(5). Alberto Einstein, considerado el genio más grande de nuestra época, fue otro ferviente científico que creía en Dios: "No puedo concebir un científico genuino sin una fe profunda. Esta situación puede expresarse por medio de una imagen: la ciencia sin religión cojea".(6)

Uno de los fundadores de la física moderna, el físico alemán Max Planck, dijo que cualquiera que estudie la ciencia seriamente debe leer la sentencia estampada sobre la puerta del templo de la erudición: "Ten fe". La fe es un atributo esencial del científico.(7)

            La teoría de la evolución es el resultado de la filosofía materialista que surgió a la superficie con el redespertar de antiguas filosofías materialistas y se expandió ampliamente en el siglo XIX. Como indicamos antes, el materialismo busca explicar la naturaleza por medio de factores solamente materiales. Dado que en todo momento rechaza la opción de la Creación, afirma que todo, animado o inanimado, apareció sin que haya un acto Creador sino como resultado de coincidencias que luego adquirieron la condición de "orden establecido". Sin embargo, la mente humana está estructurada de tal manera, que concibe la existencia de una voluntad organizadora donde sea que ve un orden o disposición dados. La filosofía materialista, contraria a esta característica básica de la mente humana, produjo la "teoría de la evolución" a mediados del siglo XIX.

 

LA IMAGINACIÓN DE DARWIN

 

La persona que presentó la teoría de la evolución de la manera en que es defendida hoy día, fue un naturalista aficionado inglés, llamado Charles Robert Darwin.

Éste nunca emprendió un estudio formal de la biología. Tenía solamente un interés de aficionado por la naturaleza y lo viviente; interés que lo animó a unirse a una expedición marítima en un barco llamado "HMS Beagle" que partió de Inglaterra en 1832 y viajó a distintas partes del mundo durante 5 años. El joven Darwin estaba muy impresionado por varias especies vivas, especialmente por ciertos fringílidos que vio en las Islas Galápagos. Pensaba que las variaciones en sus picos fueron causadas por la adaptación al medio. Basado en esta idea supuso que el origen de la vida y de las especies yacía en el concepto de "adaptación al medio ambiente". Según Darwin, distintas especies vivas no fueron creadas separadamente por Dios sino que más bien provenían de un ancestro común y se diferenciaron luego como resultado de las condiciones naturales (en que pasaron a vivir cada una).

La hipótesis de Darwin no se basaba en ningún descubrimiento o experimento científico. Sin embargo, con el tiempo se volvió una teoría presuntuosa gracias al apoyo e impulso que recibió de los famosos biólogos y naturalistas de esa época. La idea era que los individuos que mejor se adaptaron a su medio transfirieron las cualidades adquiridas a las generaciones subsiguientes. Luego esas cualidades se acumularon y con el tiempo transformaron a las criaturas en cuestión en especies totalmente distintas a sus ancestros (En esa época se desconocía el origen de esas "cualidades provechosas"). Según Darwin el ser humano fue el resultado más desarrollado de dicho mecanismo y denominó a ese proceso "evolución por selección natural". Pensó que había encontrado el "origen de las especies": el origen de una especie era otra especie. En 1859 publicó esos conceptos en su libro titulado "El Origen de las Especies Por medio de la Selección Natural".

Era bien consciente de que dicha teoría enfrentaba un montón de problemas, cosa que confesó en el capítulo "Dificultades de la Teoría". En principio esas dificultades se presentaban con los registros fósiles, con los órganos complejos de seres vivientes que posiblemente no se podían explicar por medio de la casualidad (por ejemplo, los ojos) y con los instintos. Darwin esperaba que esas dificultades se superarían por medio de nuevos descubrimientos. No obstante, eso no evitó que se le ocurriesen una serie de explicaciones que resultaban muy inadecuadas para otros. El físico norteamericano Lipson hizo el siguiente comentario sobre las "dificultades" de Darwin: "Al leer 'El Origen de las Especies' descubrí que Darwin estaba mucho menos seguro de lo que aparentaba. El capítulo titulado 'Dificultades de la Teoría', por ejemplo, exhibe la considerable duda del autor. Como físico me intrigaron particularmente sus comentarios sobre el modo en que surgieron los ojos".(8)

            Mientras desarrollaba esta teoría, Darwin estaba impresionado por muchos biólogos evolucionistas que le precedieron, especialmente por el francés Lamarck (9). Según éste, las criaturas vivas transferían los rasgos adquiridos en su existencia de una generación a la siguiente, evolucionando de esta manera. Por ejemplo, las jirafas se desarrollaron a partir de animales como los antílopes por la necesidad de extender cada vez más el cuello, una generación tras otra, al intentar alcanzar las ramas que los alimentaban, cada vez más altas. Darwin empleó esta tesis de "traspaso de los rasgos adquiridos", propuesta por Lamarck, como el factor que hacía evolucionar a los seres vivientes.

Pero tanto Darwin como Lamarck estaban equivocados porque en su época la vida no podía ser estudiada con la primitiva tecnología de entonces y en un nivel muy inadecuado. Los campos científicos como el de la genética y la bioquímica no existían ni siquiera como nombres. Por lo tanto sus teorías dependían totalmente de sus capacidades imaginativas.

Mientras retumbaban los ecos del libro de Darwin, un botánico austríaco de nombre George Mendel, descubrió las leyes de la herencia en 1865. El descubrimiento de Mendel, que no fue conocido hasta fin de ese siglo, obtuvo una gran importancia a principio del siglo siguiente y marcó el nacimiento de la ciencia genética. Poco después se descubrió la estructura de los genes y los cromosomas. El descubrimiento en el decenio de 1950 de la molécula de ADN que incorpora la información genética, arrojó la teoría de la evolución a una gran crisis. La razón era la increíble complejidad de la vida y la invalidez de los mecanismos evolucionistas propuestos por Darwin.

Esos cambios deberían haber terminado con la teoría de Darwin en el basurero de la historia. Sin embargo, no sucedió eso porque ciertos círculos insistieron en revisarla, renovarla y elevarla a un plano científico. Estos esfuerzos tienen sentido solamente cuando se comprueba que por detrás de la teoría se ubican intenciones ideológicas antes que preocupaciones científicas.

 

 

LOS ESFUERZOS DESESPERADOS DEL NEODARWINISMO.

 

La teoría de Darwin entró en una profunda crisis debido al descubrimiento de las leyes de la genética en el primer cuarto de este siglo. Independientemente de ello, un grupo de científicos que estaba determinado a permanecer leal a Darwin, se esforzó por presentarse con soluciones.

Se encontraron en una reunión organizada por la Sociedad de Geología Norteamericana en 1941. Genetistas como G. Ledyard Stebbins y Theodosius Dobzhansky, zoólogos como Ernst Mayr y Julián Huxley, paleontólogos como George Gaylord Simpson y Glenn L. Jepsen y matemáticos genetistas como Ronald Fisher y Sewall Right, después de largas discusiones, acordaron sobre la manera de "remendar" el darwinismo.

Esos cuadros científicos se centraron en la cuestión del origen de las variaciones provechosas o útiles que supuestamente hacían que los organismos vivos evolucionen, cuestión que el propio Darwin fue incapaz de explicar, dejándola simplemente a un lado al apoyarse en Lamarck. La idea que se presentaba ahora era la de "mutaciones azarosas". A esta nueva teoría la denominaron "Teoría de la Evolución Sintética Moderna", la cual es el producto de agregar el concepto de mutación a la tesis de la selección natural de Darwin. En un corto tiempo dicha teoría pasó a ser conocida como "neodarwinismo".

En las décadas siguientes se harían desesperados intentos por demostrar (lo cierto) del neodarwinismo. Ya se sabía que las mutaciones, o "accidentes", que ocurren en los genes de los organismos vivientes eran siempre dañinos. Los neodarwinistas intentaron establecer un caso de "mutación útil" por medio de miles de experimentos. Todos ellos finalizaron en un completo fracaso.

Buscaron probar que los primeros organismos vivientes podían haberse originado por casualidad bajo las condiciones terrestres primitivas propuestas por la teoría, pero también dichos experimentos culminaron en el fracaso. La frustración era el resultado de todos los ensayos que intentaban demostrar que la vida pudo generarse por casualidad. Los cálculos de probabilidad demostraban que ni siquiera pudo haberse formado por casualidad una sola proteína, el "ladrillo" con el que se edifica la vida. Y la célula -que supuestamente emergió por casualidad bajo las condiciones terrestres primitivas no controladas, según los evolucionistas- no pudo ser sintetizada ni siquiera por los laboratorios más sofisticados del siglo XX.

La teoría neodarwinista también es derrotada por los registros fósiles. Nunca se ha encontrado en ninguna parte del mundo alguna "forma transitoria" que supuestamente podría exhibir la evolución gradual de los organismos vivos -de especies primitivas o avanzadas- como pretendían los neodarwinistas. Al mismo tiempo, la anatomía comparada revelaba que las especies que se supuso evolucionaron una de otra, en realidad tenían rasgos anatómicos distintos y que nunca pudieron ser ancestros o descendientes una de la otra.

Sucede que el neodarwinismo, de ninguna manera, fue una teoría científica. Sí fue un dogma ideológico, por no decir una especie de "religión". A esto se debe que los paladines de la teoría de la evolución aún lo siguen defendiendo a pesar de todas las evidencias en contrario. Sin embargo, una cosa en la que no se pueden poner de acuerdo es cuál de los distintos modelos propuestos para que se lleve a cabo la evolución es el "correcto". Uno de los más importantes es el escenario fantástico conocido como "equilibrio puntuado".

 

PRUEBA Y ERROR: EQUILIBRIO PUNTUADO

 

La mayoría de los científicos que creen en la evolución aceptan la teoría neodarwinista de una evolución lenta y gradual. En las décadas recientes, sin embargo, se ha propuesto un modelo distinto, llamado "equilibrio puntuado", y se rechaza la idea darwinista de una evolución acumulativa, paso a paso, al sostenerse que la misma tuvo lugar por medio de "saltos" grandes, discontinuos.

Los primeros defensores vocingleros de esta idea aparecieron a comienzos del decenio de 1970. Dos paleontólogos norteamericanos, Niles Eldredges y Stephen Jay Gould, eran bien conscientes que las pretensiones de la teoría neodarwinista eran absolutamente refutadas por los registros fósiles. Éstos probaban que los organismos vivos no se originaron por evolución gradual sino que aparecieron repentinamente y totalmente formados. Los neodarwinistas vivieron y viven con la acariciada esperanza de que las formas transitorias perdidas serían encontradas algún día. Aunque Eldredges y Gould comprobaron que era una esperanza sin fundamentos, de todos modos fueron incapaces de abandonar el dogma de la evolución, por lo que presentaron un nuevo modelo: el equilibrio puntuado. Es decir, sostienen que la evolución no tiene lugar como resultado de pequeñas variaciones sino, más bien, por medio de cambios grandes y repentinos.

Se trataba de un modelo nada más que fantasioso, caprichoso. Por ejemplo, el paleontólogo europeo O. H. Shindewolf, quien preparó el camino a Eldredges y Gould, sostenía que el primer pájaro provino de un huevo de reptil, como resultado de una "mutación importante", es decir como resultado de un "gran accidente" en la estructura genética (10). De acuerdo con la misma teoría, algunos animales terrestres pudieron haberse convertido en ballenas gigantes al sufrir una transformación total y repentina. ¡Esos supuestos que contradicen totalmente las normas de la genética, de la biofísica y de la bioquímica, son tan científicos como los cuentos de hadas que hacen que las ranas se conviertan en princesas! No obstante, dada la crisis que sufría la afirmación neodarwinista, algunos paleontólogos evolucionistas abrazaron esta teoría que se distinguía por ser incluso más grotesca que el propio neodarwinismo.

El único propósito de este modelo era proveer una explicación a los vacíos existentes en los registros fósiles que el modelo neodarwinista no podía explicar. Sin embargo, es muy difícil intentar explicar racionalmente dicho vacío en la evolución de los pájaros alegando que "un pájaro surgió totalmente formado y repentinamente de un huevo de reptil", porque según los propios evolucionistas la evolución de una especie a otra requiere un cambio grande y adecuado en la información genética. Además, ningún tipo de mutación mejora la información genética o agrega otra nueva. Las mutaciones solamente desordenan, trastornan la información genética. Por lo tanto, las "grandes mutaciones" imaginadas por el modelo del equilibrio puntuado provocaría solamente "grandes" o "gruesas" disminuciones y perjuicios en la información genética.

Por otra parte, el modelo de "equilibrio puntuado" colapsa desde el primer paso por su incapacidad para aplicarse a la cuestión del origen de la vida, cuestión que también refuta el modelo neodarwinista desde el principio. Dado que ni siquiera una simple proteína pudo haberse originado por casualidad, resulta sin sentido el debate sobre si organismos constituidos por trillones de esas proteínas han sufrido una evolución "gradual" o "puntuada".

A pesar de esto, el modelo que se nos viene a la mente cuando se presenta la cuestión de la "evolución" es aún el neodarwinista. En los capítulos que siguen examinaremos primero dos mecanismos imaginarios del modelo neodarwinista y luego veremos los registros fósiles para someterlos a prueba. Después de eso trataremos la cuestión del origen de la vida, con lo que se invalida tanto el modelo neodarwinista como todos los otros modelos evolucionistas y, entre ellos, el de "la evolución por saltos".

Antes de entrar en esos temas puede ser provechoso recordar al lector que lo que estamos confrontando en cada etapa es que el escenario evolucionista es un cuento de hadas, un gran engaño en desavenencia total con el mundo real. Es un escenario que fue usado durante 140 años para engañar a los habitantes del planeta. Gracias a los últimos descubrimientos científicos se ha vuelto imposible seguir defendiéndolo.

Hoy día cientos de científicos de todo el mundo, especialmente de Norteamérica y de Europa, rebaten la teoría de la evolución y han publicado muchos libros sobre la invalidez de la misma.

El nivel primitivo de la ciencia y la tecnología en la época de Darwin

Cuando Darwin presentó sus suposiciones, las disciplinas de la genética, la microbiología y la bioquímica no existían aún. Si hubiesen sido de actualidad antes que presentase su teoría, se habría dado cuenta fácilmente que su teoría era totalmente anticientífica y posiblemente no hubiera presentado esos supuestos sin sentido. La información que determina a las especies ya existe en los genes y es imposible que la selección natural produzca nuevas especies a través de la alteración de los mismos.

De la misma manera, el actual mundo de la ciencia tiene una comprensión muy somera e imperfecta de la estructura y funciones de la célula. Si Darwin hubiese tenido la posibilidad de ver la célula con un microscopio electrónico habría testimoniado la gran complejidad y la estructura extraordinaria en los organelos de la célula. Habría contemplado con sus propios ojos que un mínimo de variaciones en ese sistema tan complejo e intrincado impediría su concreción. Si hubiese conocido la biomatemáticas, se habría dado cuenta que ni siquiera una simple molécula de proteína, ni hablar de toda una célula, podría haber pasado a existir de manera casual.

El estudio pormenorizado de la célula fue solamente posible después de la invención del microscopio electrónico. Con los microscopios primitivos de la época de Darwin solamente podía observarse la superficie exterior de la célula.

 

El racismo de Darwin

 

Uno de los aspectos más importante y no obstante menos conocido de Darwin es su racismo: consideraba a los europeos blancos más "avanzados" que otras razas humanas. En tanto presuponía que el ser humano evolucionó a partir de criaturas parecidas a los monos, barruntó que algunas razas se desarrollaron más que otras y que las últimas aún tenían rasgos de simios. En su libro "La Descendencia del Hombre", el cual publicado después de "El Origen de las Especies", comentó descaradamente "las mayores diferencias entre los seres humanos de razas distintas" (1). Darwin sostiene allí que los negros y los aborígenes australianos son iguales a los gorilas y luego infirió que los mismos, con el tiempo, deberían ser "hechos a un lado" por las "razas civilizadas". Dijo: "En un futuro, no muy distante como para medirlo en siglos, las razas humanas civilizadas, seguramente, exterminarán y reemplazarán a las razas salvajes en todo el mundo. Sin duda…, al mismo tiempo serán exterminados los monos antropomorfos. Podemos esperar que exista un hombre civilizado -incluso más que el caucásico- cuya diferencia con un mono tan inferior como el mandril sea mayor a la que existe entre el negro o el australiano y el gorila" (2).

Las disparatadas ideas de Darwin no fueron solamente teorizadas sino llevadas también a una posición que proveyeron los más importantes "fundamentos científicos" al racismo. Suponiendo que los seres vivientes evolucionaron en la lucha por la vida, el Darwinismo fue adaptado a las ciencias sociales y se convirtió en una concepción que pasó a ser llamada "Darwinismo Social".

El Darwinismo Social afirma que las razas humanas existentes están ubicadas en distintos peldaños de la "escala evolutiva", que las razas europeas eran las más avanzadas y que muchas otras razas aún llevan rasgos de "simios".

Benjamin Farrington, "What Darwin Really Said", Sphere Books, 1971, p. 54-56.

Charles Darwin, "The Descent of Man", segunda edición, New York, A.L. Burt Co., 1874, p. 178.

 

 

       CAPITULO DOS

 

MECANISMOS IMAGINARIOS DE LA EVOLUCION

 

El modelo Neodarwinista, el cual tomamos como la "corriente principal" de la teoría de la evolución actualmente, argumenta que la vida ha evolucionado a través de dos mecanismos naturales: la "selección natural" y la "mutación". La afirmación básica de la teoría es la siguiente: la selección natural y la mutación son dos mecanismos complementarios. El origen de las modificaciones en la evolución está en las mutaciones azarosas que tienen lugar en la estructura genética de lo viviente. Los rasgos producidos por las mutaciones son escogidos por medio del mecanismo de selección natural y en consecuencia lo viviente evoluciona.

Cuanto más indagamos en esta teoría encontramos que dicho mecanismo de evolución no existe en absoluto porque ni la selección natural ni las mutaciones brindan ningún elemento en favor del supuesto de que las distintas especies han evolucionado y se han transformado una a partir de otra.

 

LA SELECCION NATURAL

 

Como proceso de la naturaleza, la selección natural era familiar para los biólogos anteriores a Darwin, quienes la definieron como "un mecanismo que mantiene a las especies inalterables sin que sean corrompidas". Darwin fue la primera persona en afirmar que este proceso tenía capacidad evolutiva y después montó su teoría sobre ese fundamento. El nombre que le dio a su libro indica que la selección natural era la base de la teoría: "El Origen de las Especies Por Medio de la Selección Natural".

Sin embargo, desde la época de Darwin no ha habido una simple pizca de evidencia que muestre que la selección natural hace que lo viviente evolucione. Colin Patterson, paleontólogo y decano del Museo de Historia Natural de Inglaterra, quien, entre paréntesis, es un evolucionista prominente, enfatiza que nunca se ha observado que la selección natural tenga la facultad de hacer que las cosas evolucionen: "Nadie ha producido jamás una especie por medio de los mecanismos de selección natural. Nadie se ha acercado nunca a ello, en tanto que la mayoría de los actuales argumentos de los neodarwinistas se ocupan de esta cuestión" (11).

La selección natural sostiene que lo viviente que más se adecue a las condiciones naturales del lugar donde vive será lo que prevalezca por medio de su descendencia, mientras que lo viviente que sea inepto desaparecerá. Por ejemplo, en una manada de ciervos amenazada por animales carniceros es natural que sobreviva el que corre más rápido. Eso es cierto. Pero independientemente de lo dilatado que sea ese proceso, no transformará al ciervo en otra especie viviente. El ciervo será siempre ciervo.

Cuando prestamos atención a los pocos incidentes que los evolucionistas han presentado como ejemplos observados de selección natural, nos damos cuenta que no se trata sino de un simple intento de engaño.

 

LAS MARIPOSAS DE LA REVOLUCION INDUSTRIAL

 

Douglas Futuyma publicó en 1986 el libro "La Biología de la Evolución", el cual se acepta como una de las fuentes que explica la teoría de la evolución por medio de la selección natural de la manera más explícita. El más famoso de los ejemplos al respecto se refiere al color de las poblaciones de mariposas, las cuales parecían tornarse oscuras durante la Revolución Industrial en Inglaterra.

De acuerdo con la narración, en los albores de esa Revolución, el color de la corteza de los árboles cerca de Manchester era totalmente claro. Debido a eso las mariposas de color oscuro que se apoyaban en esos árboles podían ser fácilmente distinguidas por los pájaros que se alimentaban de ellas y por lo tanto tenían muy poca probabilidad de sobrevivir. Cincuenta años más tarde, como resultado de la polución, las cortezas de los árboles se oscurecieron y entonces las mariposas de color claro resultaban ser las más cazadas. En consecuencia, decreció el número de estas últimas y aumentó el de las de color oscuro puesto que no eran fácilmente visualizadas. Los evolucionistas usaron esto como una gran evidencia de su teoría. Además justificaban lo que decían por medio de mostrar como las mariposas de color claro "evolucionaban" y pasaban a ser oscuras.

De todos modos debería quedar totalmente claro que esa situación no puede ser usada de ninguna manera como una evidencia de la teoría de la evolución, porque la selección natural no dio lugar a la aparición de una nueva forma que no existía antes. Las mariposas de color oscuro ya existían antes de la Revolución Industrial. Lo único que se modificó es la parte proporcional de cada una en la población general. Las mariposas no adquirieron nuevos rasgos u órganos, lo cual llevaría a "modificaciones en la especie". Con el objeto de que una mariposa se transforme en otra especie viva, por ejemplo en un pájaro, los genes tendrían que experimentar agregados. Es decir, tendría que haber cargado o agregado otro programa genético completo que incluya la información acerca de los rasgos físicos del pájaro.

En resumen, la selección natural no tiene la capacidad de agregar un órgano nuevo a un organismo viviente, de sacar un órgano existente o de transformar al organismo en cuestión en otro, lo cual se opone totalmente a la imagen que evocan los evolucionistas. La "mayor" evidencia presentada desde la época de Darwin no ha podido ir más allá que el de las mariposas de Inglaterra.

 

¿PUEDE LA SELECCION NATURAL EXPLICAR LA COMPLEJIDAD?

 

La selección natural no contribuye en nada a la teoría de la evolución porque nunca puede aumentar o mejorar la información genética de una especie. Tampoco puede transformar una especie en otra: una estrella de mar en un pez, un pez en una rana, una rana en un cocodrilo o un cocodrilo en un pájaro. El mayor defensor del equilibrio puntuado, Gould, se refiere a esta discordancia insuperable de la selección natural: "La esencia del darwinismo yace en una sola frase: la selección natural es la fuerza creativa del cambio evolutivo. Nadie niega que la selección natural jugará su papel para eliminar lo inepto. (Pero) las teorías darwinistas requieren que también origine lo conveniente" (12).

Otro de los métodos engañosos que también emplean los evolucionistas en la cuestión de la selección natural, es presentar este mecanismo como si estuviese obrando un diseñador consciente. Sin embargo, la selección natural no posee ningún tipo de consciencia. No posee voluntad para decidir que es bueno y que es malo para lo viviente. En consecuencia, la selección natural no puede explicar los sistemas biológicos y los órganos que tienen el carácter de "complejidad irreductible". Esos sistemas y órganos se componen por la cooperación de un gran número de partes y no sirven para nada si una de esas partes se pierde o resulta defectuosa (Por ejemplo, el ojo humano no funciona a menos que su constitución abarque todos los detalles que lo hacen apto para la visión).Por lo tanto, la voluntad que reúne todas las partes del caso debería ser capaz de imaginarse el futuro anticipadamente y apuntar directamente al beneficio que tiene que ser adquirido en la última etapa. Dado que el mecanismo de selección natural no posee ninguna consciencia o voluntad, no puede hacer nada de eso. Este hecho, que también demuele los fundamentos de la teoría de la evolución, atormentó asimismo a Darwin: "Si pudiera demostrarse que existió algún órgano complejo, el cual, quizá, no se habría formado por medio de numerosas, sucesivas y lentas modificaciones, mi teoría se derrumbaría absolutamente" (13).

La selección natural solamente separa los individuos deformes, débiles o ineptos de una especie. No puede producir especies nuevas, información genética nueva u órganos nuevos. Es decir, no puede hacer que algo evolucione. Darwin aceptó esta realidad diciendo: "La selección natural no puede hacer nada hasta que ocurran fortuitamente las variaciones favorables" (14). A esto se debe que los neodarwinistas hayan tenido que presentar a las mutaciones, contiguas a la selección natural, como "la causa de los cambios benéficos". Sin embargo, como veremos, las mutaciones pueden ser solamente "la causa de cambios dañinos".

 

LAS MUTACIONES

 

Las mutaciones son definidas como substituciones o rupturas que tienen lugar en la molécula de ADN, la cual se encuentra en el núcleo de la célula de un organismo viviente y contiene toda la información genética. Estas substituciones o rupturas son el resultado de efectos externos tales como la acción química o la radiación. Cada mutación es un "accidente" que daña los nucleótidos que componen el ADN o cambia su ubicación. La mayoría de las veces provoca tantos daños y modificaciones que la célula no puede repararlos.

La mutación, a la cual los evolucionistas frecuentemente ocultan, no es una varita mágica que transforma los órganos vivos en una forma más perfecta y avanzada. El efecto directo de las mutaciones es dañino. Los cambios efectuados por las mutaciones pueden parecerse solamente a los experimentados por el pueblo de Hiroshima, Nagasaki y Chernobyl, es decir, a la muerte, a la invalidez y al aborto de la naturaleza….

La razón para esto es muy simple: el ADN tiene una estructura muy compleja y los efectos azarosos pueden provocar solamente daño a dicha estructura. Dice B.G. Ranganathan: "Las mutaciones son pequeñas, azarosas y dañinas. Ocurren raramente y lo más posible es que sean ineficaces. Estas cuatro características de las mutaciones implica que no pueden llevar a un desarrollo evolutivo. Un cambio fortuito en un reloj no puede mejorarlo. Lo más probable es que lo dañe o que, en el mejor de los casos, no lo afecte. Un terremoto no mejora a la ciudad que golpea sino que provoca su destrucción" (15).

No debe sorprender que hasta ahora no se haya observado ninguna mutación provechosa. Todas las mutaciones demostraron ser perjudiciales. El científico evolucionista Warren Weaver comenta el informe preparado por el Comité sobre Efectos Genéticos de la Radiación Atómica, el cual se constituyó para investigar las mutaciones que pudieron haber sido causadas por las armas nucleares en la II Guerra Mundial: "Muchos estarán confundidos por la manifestación de que prácticamente todos los genes mutantes conocidos son dañinos, porque las mutaciones son una parte necesaria del proceso de evolución. ¿Cómo las mutaciones pueden producir un buen efecto -la evolución hacia una forma de vida superior- cuando prácticamente todas ellas son dañinas?" (16).

Todos los esfuerzos por "generar una mutación provechosa" terminaron en el fracaso. Durante decenios los evolucionistas llevaron a cabo muchos experimentos para producir mutaciones en las moscas de la fruta, dado que esos insectos se reproducen muy rápidamente y entonces se puede observar la mutación de inmediato. Fueron mutadas una generación de moscas tras otra pero nunca se observó ningún provecho. El genetista evolucionista Gordon Taylor escribe: "En las miles de moscas producidas por medio de los experimentos llevados a cabo en todo el mundo durante más de cincuenta años, nunca se ha visto que aparezca una especie nueva… o incluso una enzima nueva" (17).

Otro investigador, Michael Pitman, comenta sobre el fracaso de los experimentos llevados a cabo con las moscas de la fruta: "Morgan, Goldschmit, Muller y otros genetistas han sometido varias generaciones de moscas de la fruta a condiciones extremas de calor, frío, luz, oscuridad y a tratamientos químicos y de radiación. Se produjeron todo tipo de mutaciones, triviales o positivamente nocivas. ¿Se trata de una evolución fabricada por el hombre? Realmente no. Pocos de esos monstruos producidos por los genetistas podrían haber sobrevivido fuera de las probetas en donde se empollaron. En la práctica, los mutantes mueren, son estériles o revierten al tipo silvestre" (18).

            Eso mismo se presenta como cierto para los seres humanos. Todas las mutaciones que se observan en los seres humanos tienen resultados nocivos. Los evolucionistas arrojan una cortina de humo sobre esta cuestión e intentan mostrar algunas de esa mutaciones nocivas como "evidencias de la evolución". Todas las mutaciones que tienen lugar en los humanos resultan en deformaciones físicas, en enfermedades como el mongolismo, el síndrome de Down, el albinismo o el cretinismo. Estas mutaciones se presentan en los libros de texto de los evolucionistas como ejemplos de "los mecanismos de la evolución en operación". Ni hace falta decir que un proceso que deja a la gente incapacitada o enferma no puede ser un "mecanismo de la evolución", en tanto se entienda ésta como productora de formas mejores y más apta para la vida.

Damos como resumen las tres razones principales por las que las mutaciones no pueden ser puestas al servicio de las afirmaciones de los evolucionistas:

1°) El efecto directo de las mutaciones es dañino. Dado que casi siempre ocurren de manera fortuita, casi siempre dañan a los organismos vivos que las producen. La razón nos dice que la intervención inconsciente sobre una estructura compleja y perfecta no la mejorará sino que la deteriorará. En realidad nunca se observó una "mutación provechosa".

2°) Las mutaciones no agregan ninguna información al ADN del organismo. Las partículas que constituyen la información genética son separadas de sus lugares naturales, destruidas o llevadas a otros lugares. Las mutaciones no pueden hacer que algo vivo adquiera un órgano nuevo o un rasgo nuevo. Solamente provocan anormalidades, como sería una pierna adherida a la espalda o un oído ubicado en el abdomen.

3°) Para que una mutación sea transferida a la generación subsiguiente tiene que haber tenido lugar en las células reproductoras del organismo. Un cambio fortuito que ocurre en cualquier célula u órgano del cuerpo no puede ser transferido a la nueva generación. Por ejemplo, un ojo humano alterado por los efectos de la radiación o por otras causas, no pasará como rasgo a las generaciones venideras.

En síntesis, es imposible que los seres vivos hayan evolucionado porque en la naturaleza no existe ningún mecanismo que los lleve a la evolución. Esto concuerda con las evidencias de los registros fósiles, lo cual demuestra que dicho escenario está muy apartado de la realidad.

 

 

         CAPITULO TRES

 

LOS REGISTROS FÓSILES REFUTAN LA EVOLUCIÓN

 

Los eslabones que jamás se encontrarán.

 

De acuerdo con la teoría de la evolución, todas las especies vivientes se han originado a partir de un predecesor. Cierta especie existente se volvía otra con el tiempo y todas pasaron a existir de esa manera. Según la teoría, esta transformación ocurre gradualmente en el transcurso de millones de años.

Si eso fuese así, entonces en ese prolongado período de transformación deberían haber vivido numerosas especies intermedias.

Por ejemplo, en el pasado tendrían que haber vivido algunas criaturas que adquirieron determinados rasgos de reptil, que se sumaron a los que tenían de pez, con lo que se volvieron semi pez y semi reptil. O pájaros que adquirieron rasgos de reptil habrían existido bajo la forma de pájaros-reptiles. Los evolucionistas creen que estas criaturas imaginarias han existido en el pasado y las llaman "formas transitorias".

Si esos animales hubieran existido realmente, habrían sido millones e incluso billones en número y variedad. Y lo que es más importante, los restos de esas criaturas deberían aparecer en los registros fósiles. Deberían haber sido más numerosos que las especies actuales y sus restos deberían encontrarse en todo el mundo. Explicaba Darwin en "El Origen de las Especies": "Si mi teoría es correcta, innumerables variedades intermedias, que vincularían más ajustadamente todas las especies del mismo grupo, deben haber existido con seguridad… En consecuencia, evidencias de su anterior existencia podrían encontrarse solamente entre los restos fósiles" (19).

Incluso Darwin era consciente de la ausencia de esas formas transitorias. Tenía la esperanza de que fuesen encontradas en el futuro. A pesar de su desánimo, se dió cuenta que el obstáculo más grande en su teoría era la ausencia de formas transitorias. Por lo tanto en "El Origen de las Especies" escribió el capítulo "Dificultades de la Teoría": "¿Por qué si las especies han descendido de otras por medio de claras graduaciones no encontramos por todas partes innumerables formas transitorias? ¿Por qué no se presenta toda la naturaleza desordenada, contrariamente a lo que sucede con las especies existentes, a las que podemos ver bien definidas? Pero, como según esta teoría deben haber existido innumerables formas transitorias, ¿por qué no las encontramos enclavadas en cantidad innumerable en la corteza terrestre?… Pero en la región intermedia, con condiciones de vida intermedia, ¿por qué no encontramos ahora variedades intermedias estrechamente vinculadas? Esta dificultad me ha confundido totalmente durante un largo tiempo" (20).

La única explicación que podía presentar Darwin para oponerse a esa objeción era argumentar que los registros fósiles descubiertos hasta el momento eran inadecuados. Afirmó que cuando se los hayan estudiado pormenorizadamente se encontrarán los eslabones perdidos.

            Los evolucionistas que creyeron en la profecía de Darwin han estado buscando fósiles y haciendo excavaciones al efecto en todo el mundo desde mediados del siglo XIX.

A pesar de haberse realizado los mayores esfuerzos, aún no se descubrió ninguna forma transitoria. Todos los fósiles desenterrados en las excavaciones mostraron que contrariamente a la creencia de los evolucionistas, la vida apareció sobre la Tierra repentina y totalmente formada. Los evolucionistas, al intentar probar su teoría, la han hecho colapsar involuntariamente.

Un conocido paleontólogo británico, Derek V. Ager, admite lo anterior, aunque es evolucionista: "Lo que se presenta, si analizamos pormenorizadamente los registros fósiles, ya sea a nivel de órdenes o especies, es que lo que encontramos una y otra vez no es una evolución gradual sino la repentina explosión o aparición de un grupo a expensa de otro" (21).

Otro paleontólogo evolucionista, Mark Czarnecki, comenta lo siguiente:   "Los registros fósiles, las huellas de las especies desaparecidas preservadas en las formaciones geológicas de la Tierra, han sido un gran problema para la demostración de la teoría. Dichos registros nunca han revelado rastros de las hipotéticas variantes intermedias de Darwin. Por el contrario, las especies aparecen y desaparecen abruptamente, y esta anomalía ha alentado los argumentos creacionistas de que cada especie fue creada por Dios" (22).

También se han ocupado de la futilidad de que en el futuro aparezcan las formas transitorias "perdidas", como lo explica un profesor de paleontología de la Universidad de Glasgow, T. Neville George: "No hay ninguna necesidad de disculparse por más tiempo de la pobreza de los registros fósiles. En cierta manera se han vuelto casi inmanejables por lo cuantioso y los descubrimientos están poniendo fuera de lugar la integración… Sin embargo los registros fósiles continúan componiéndose principalmente de vacíos" (23).

 

LA VIDA EMERGIO SOBRE LA TIERRA REPENTINAMENTE Y CON FORMAS COMPLEJAS

 

Cuando se examinan los estratos terrestres y los registros fósiles, tiene que verse que todos los organismos vivos aparecieron simultáneamente. El estrato terrestre de mayor antigüedad donde se encontraron fósiles de criaturas de otra época es el Cámbrico, con una edad estimada en 500-550 millones de años.

Según los registros fósiles las criaturas encontradas en los estratos de ese período se presentaron todas repentinamente, es decir, sin ancestros que les hayan antecedido. Los fósiles encontrados en las rocas cámbricas pertenecen a caracoles, trilobites, esponjas, lombrices, medusas, erizos de mar y otros vertebrados complejos. Este amplio mosaico de organismos vivos integra un gran número de criaturas complejas que, al aparecer tan repentinamente como un verdadero suceso milagroso, se le dio el nombre de "Explosión Cámbrica" en la literatura geológica.

La mayoría de las formas de vida encontradas en estos estratos tiene sistemas complejos, como ser, ojos, branquias, sistema circulatorio y estructuras fisiológicas avanzadas en nada diferentes a sus equivalentes actuales. Por ejemplo, la estructura combada del ojo con lente doble de los trilobites, es un diseño maravilloso. David Raup, profesor de geología en la Universidades de Harvard, Rochester y Chicago, dice: "los trilobites se valían de un diseño óptimo. Desarrollarlo hoy día requeriría un ingeniero óptico imaginativo y preparado" (24).

Esos invertebrados complejos aparecieron repentinamente en su forma acabada, sin ningún vínculo o forma transitoria entre ellos y los organismos unicelulares, únicas formas de vida en la Tierra antes de los que nos estamos ocupando.

Richard Monastersky, editor de "Earth Sciencies", una de las publicaciones más populares en la literatura evolucionista, dice lo siguiente acerca de la "Explosión Cámbrica", la cual se les presentó como una completa sorpresa: "Desde entonces los investigadores han descubierto miles de fósiles exquisitamente preservados, los cuales ofrecen una ojeada hacia atrás para (observar) un suceso cardinal en la historia de la vida. Ese momento, el comienzo del Período Cámbrico de la Tierra, hace unos 550 millones de años, marca la explosión evolutiva que llenó los mares con las primeras criaturas complejas. En un parpadeo del tiempo geológico, un planeta dominado por animales simples tipo esponjas, dio paso a otro gobernado por una vasta variedad de bestias sofisticadas, animales cuyo parientes aún habitan el mundo de hoy" (25).

Cómo la Tierra rebosó con una cantidad tan grande de especies animales de manera repentina, y cómo aparecieron todas esas especies distintas sin ningún ancestro común, es algo que sigue sin respuesta por parte de los evolucionistas. Richard Dawkins, zoólogo de Oxford y uno de los principales defensores en el mundo del pensamiento evolucionista, hace un comentario sobre esta realidad que invalida los fundamentos de los argumentos que ha estado defendiendo: "Por ejemplo, los estratos de rocas cámbricas… resultan los más antiguos respecto a la ubicación (de fósiles) de la mayoría de los grupos invertebrados grandes, a los que ya encontramos en un avanzado estado de evolución cuando aparecen por primera vez. Es como si fueron plantados allí, sin ninguna historia evolutiva. Ni hace falta decir que esta apariencia de haberse plantado allí repentinamente ha deleitado a los creacionistas" (26).

Como está forzado a reconocer Dawkins, la Explosión Cámbrica es unas fuerte evidencia de la Creación, porque se trata de la única manera existente para explicar la aparición de la vida en la Tierra totalmente formada. Douglas Futuyma, biólogo evolucionista prominente, admite ese hecho y dice: "Los organismos vivos aparecieron sobre la tierra totalmente desarrollados o no. Si no aparecieron totalmente desarrollados deben haber evolucionado de especies pre existentes por medio de algún proceso de modificación. Si aparecieron en un estado de total desarrollo, en realidad deben de haber sido creados por alguna inteligencia omnipotente" (27). El propio Darwin reconoció esa posibilidad cuando escribió: "Si numerosas especies, pertenecientes a los mismos géneros o familias, han empezado realmente a vivir todas al mismo tiempo, sería fatal para la teoría de la descendencia con lentas modificaciones a través de la selección natural" (28). El Período Cámbrico es, ni más ni menos, el "golpe fatal" a Darwin. A eso se debe que el paleontólogo evolucionista suizo Stefan Bengston reconoce la carencia de eslabones transitorios al describir el Período Cámbrico y dice: "Desconcertante (y embarazoso) para Darwin, ese suceso aún nos trastorna" (29).

Como se puede ver, los registros fósiles indican que lo viviente no evoluciona de formas primitivas a otras avanzadas, sino que en realidad todas las criaturas aparecieron repentinamente en un estado perfecto, acabado. En resumen, los seres vivientes no pasaron a existir por medio de la evolución sino que fueron creados.

 

Fósiles vivientes

 

Existen ejemplos de fósiles cuya edad se calcula en millones de años y que no tienen ninguna diferencia con sus "descendientes" actuales. Esos restos son claras evidencias que no pasaron a existir como resultado de la evolución sino por medio de la creación especial. Así nos encontramos con el tiburón que tiene 400 millones de años, con la langosta que tiene 40 millones de años, con la hormiga que tiene 100 millones de años y con la cucaracha que tiene 320 millones de años.

 

Un milagro de la Creación que desconcierta a los evolucionistas.

 

Los ojos del trilobite.

 

Los trilobites, que aparecieron en el Período Cámbrico de improviso, tienen una estructura ocular extremadamente compleja. Ese ojo que consiste de millones de pequeñas partículas alveoladas y un sistema de lente doble, tiene "un diseño óptimo. Desarrollarlo hoy día requeriría un ingeniero óptico imaginativo y preparado", en palabras de David Raup, profesor de geología.

Este ojo emergió hace 530 millones de años en un estado de funcionamiento perfecto. Sin lugar a dudas, la repentina aparición de un diseño tan maravilloso no se puede explicar por medio de la evolución, lo cual prueba la realidad de la creación.

            Además, la estructura de ojo alveolada de los trilobites ha sobrevivido hasta nuestros días sin una sola modificación. Algunos insectos como las abejas y las moscas dragón tienen la misma estructura ocular del trilobite. Esta situación desaprueba la tesis evolucionista que plantea que lo viviente ha evolucionado progresivamente desde lo primitivo a lo complejo.

Fuente: R. L. Gregory, "Eye and Brain: The Psychology of Seeing", Oxford University Press, 1994, p. 31.

 

LA FÁBULA DE LA TRANSICIÓN DEL AGUA A LA TIERRA

 

Los evolucionistas asumen que los invertebrados marinos que aparecen en el estrato Cámbrico evolucionaron de alguna manera para transformarse en peces a lo largo de millones de años. Sin embargo, como los invertebrados cámbricos no cuentan con ningún ancestro, no hay ningún eslabón transitorio que indique que ocurrió una evolución entre éstos y los peces. Se debería advertir que los invertebrados y los peces tienen enormes diferencias estructurales. Los invertebrados tienen los tejidos duros al exterior del cuerpo, mientras que los peces son vertebrados que tienen los suyos al interior. Una "evolución" tan enorme habría abarcado miles de millones de mudanzas para completarse y debería haber miles de millones de formas transitorias exponiéndolas.

Los evolucionistas han estado excavando los estratos fósiles por cerca de 140 años en la búsqueda de esas formas hipotéticas. Encontraron millones de invertebrados fósiles y millones de peces fósiles. No obstante, nadie ha encontrado, aunque más no sea, un fósil a medio camino entre el invertebrado y el pez.

Un paleontólogo evolucionista, Gerald T. Todd, admite este hecho en un artículo titulado: "La Evolución del Pulmón y el Origen de los Peces Oseos": "Las tres subdivisiones de los peces óseos aparecen por primera vez en los registros fósiles más o menos al mismo tiempo. Ya se presentan morfológicamente muy diferenciados y están bien acorazados. ¿Cómo se originaron? ¿Cómo pasaron a tener una coraza resistente? Y, ¿por qué no hay rastros de formas primarias, intermedias?" (30).

El escenario evolutivo va un paso más allá y se argumenta que los peces, quienes evolucionaron a partir de los invertebrados, se transformaron luego en anfibios (Los anfibios pueden vivir en la tierra y en el agua, como las ranas). Esto es confirmado por una conocida autoridad evolucionista, Robert L. Carroll, autor de "Paleontología y Evolución del Vertebrado", aunque lo hace a disgusto: "No contamos con ningún fósil intermedio entre el pez rhipidistian (su "ancestro favorito de los tetrápodos”) y los primeros anfibios" (31). Dos paleontólogos evolucionistas, Colbert y Morales, comentan sobre las tres clases fundamentales de anfibios (ranas, salamandras y cecilias): "No hay ninguna evidencia de algún anfibio del Paleozoico que combine las características que serían de esperar en un solo ancestro común. Las salamandras, las cecilias y las ranas conocidas más antiguas , son muy similares a sus descendientes vivos" (32).

Hasta hace unos 50 años, los evolucionistas pensaban que existía una criatura así. Ese pez, llamado celecanto, al que se estimó una edad de 410 millones de años, fue presentado como una forma transitoria con un pulmón primitivo, un cerebro desarrollado, un sistema digestivo y circulatorio dispuesto para funcionar sobre la tierra, e incluso un mecanismo primitivo para caminar. Estas interpretaciones anatómicas fueron aceptadas como verdades indiscutibles en los círculos científicos hasta fines del decenio de 1930. El celecanto fue presentado como una forma transitoria genuina que probaba la transición evolutiva del agua a la tierra.

Sin embargo, el 22/12/1938 se hizo un descubrimiento muy interesante en el Océano Indico: ¡fue atrapado vivo un miembro de la familia de los celecantos, a la que hasta entonces se presentaba como una forma transitoria extinta hace 70 millones de años! El descubrimiento de un prototipo "viviente" de celecanto provocó a los evolucionistas una severa conmoción. El paleontólogo evolucionista J. L. B. Smith dijo que no se hubiese sorprendido más si se encontraba con un dinosaurio vivo (33). En los años siguientes se atraparon doscientos celecantos en distintas partes del mundo.

Esas criaturas vivas revelaron lo lejos que podían llegar los evolucionistas en la formación de sus escenarios imaginarios. Contrariamente a lo que se sostenía, los celecantos no tenían pulmones primitivos ni cerebro grande. El órgano que los investigadores evolucionistas propusieron como pulmón primitivo no pasó a ser otra cosa más que una bolsa lípida (34). Por otra parte, el celecanto, presentado como "un candidato a reptil preparado para pasar del mar a la tierra", era en realidad un pez que vivía en las profundidades de los océanos y nunca se aproximó a menos de 180 metros de la superficie (35).

De acuerdo con el escenario hipotético "del mar a la tierra", algunos peces sienten la necesidad de hacer ese tránsito debido a problemas de alimentación. Por supuesto, esto se hace insostenible a través de las evidencias. Ese supuesto es "sostenido" por inferencias especulativas sin fundamentos, como las de los celecantos.

 

¿Por qué es imposible la transición del agua a la tierra?

 

Los evolucionistas sostienen que un día, una especie que habitaba el agua, de algún modo se dirigió a la tierra y se transformó en una especie terrestre.

Hay una serie de hechos obvios que hacen imposible tal transición:

1) Transporte de una carga: Las criaturas que habitan el mar no tienen ningún problema en acarrear el peso de su cuerpo. Sin embargo, la mayoría de las criaturas terrestres consumen el 40% de su energía precisamente en el traslado de sus cuerpos. Las criaturas que hacen la transición del agua a la tierra tendrían que desarrollar nuevos sistemas de musculares y esqueléticos (!) para satisfacer la energía requerida que se necesita de modo simultáneo. Y es imposible que esos sistemas se hayan formado por mutaciones fortuitas.

2) Retención del calor: En tierra la temperatura puede cambiar rápidamente y fluctúa en una escala amplia. La criatura terrestre tiene un mecanismo corporal que puede contrarrestar o resistir los grandes cambios térmicos. Un organismo vivo que tiene un sistema corporal regulado en consonancia con una temperatura constante del mar, necesitaría adquirir un sistema de protección que asegure un mínimo de daños provenientes de los cambios de temperatura sobre la tierra. Es ridículo suponer que el pez adquiere ese sistema por medio de mutaciones fortuitas apenas trepa a la tierra.

3) El uso del agua: Esencial para el metabolismo, el agua, incluso la humedad, necesitan ser usadas con restricción (por las criaturas terrestres) debido a la escasez de fuentes acuíferas sobre la tierra. Por ejemplo, la piel tiene que ser diseñada para que pierda cierta cantidad de agua y también prevenga la evaporación excesiva. Por lo tanto, las criaturas terrestres poseerán el sentido de sed, algo que las acuáticas no lo tienen. Además, la piel de los animales marinos no es apropiada para un medio no acuático.

4) Riñones: Los organismos marinos pueden evacuar fácilmente los materiales de desecho, especialmente el amoníaco, por medio de la filtración, dado que el medio en el que viven es el agua. En cambio en tierra el agua debe economizarse. Por eso los seres terrestres tienen un sistema renal. Gracias a los riñones el amoníaco es acumulado para ser convertido en urea y durante su excreción se usa un mínimo de agua. Por lo tanto se necesitan nuevos sistemas que provean al funcionamiento de los riñones. En resumen, para que haya ocurrido el pasaje del agua a la tierra, los organismos vivos sin riñones habrían tenido que desarrollar un sistema renal de improviso.

5) El sistema respiratorio: El pez "respira" tomando el oxígeno disuelto en el agua, al pasar ésta a través de las branquias. Fuera del agua no puede vivir más que unos minutos. Para vivir sobre la tierra tienen que adquirir un sistema pulmonar perfecto de manera instantánea.

Ciertamente, es totalmente imposible que todos estos cambios fisiológicos dramáticos pudiesen haber ocurrido en el mismo organismo, al mismo tiempo y por casualidad.

 

Un ejemplo que invalida la evolución.

 

Las tortugas.

 

La teoría de la evolución no puede explicar los grupos vivientes fundamentales, como los peces y los reptiles, ni puede explicar el origen de las especies dentro de esos grupos. Por ejemplo, las tortugas, que son una especie de reptil, aparece de improviso en los registros fósiles con su caparazón singular. Citamos de una fuente evolucionista: "…para mediados del Período Triásico (hace unos 175 millones de años) el número de tortugas ya era grande y tenían las características básicas que las distingue. Falta casi totalmente el vínculo entre las tortugas y los cotilosauros, de los cuales probablemente emergieron las primeras" (Enciclopedia Británica, 1971, vol. 22, p. 418).

No hay ninguna diferencia entre los fósiles de las tortugas antiguas y los miembros vivos de las especies de hoy día. Para decirlo de manera simple, las tortugas no han evolucionado. Han sido siempre tortugas dado que fueron creadas de esa manera.

 

LA FÁBULA DE LA TRANSICIÓN DE LA TIERRA AL AIRE

 

De acuerdo con la teoría de la evolución, la vida se originó y evolucionó en el mar y luego fue llevada a la tierra por los anfibios. Este escenario evolucionista también sugiere que los anfibios evolucionaron haciéndose reptiles, criaturas terrestres. Este escenario, nuevamente, es poco plausible, debido a las enormes diferencias estructurales entre las dos clases de animales. Por ejemplo, el huevo anfibio está diseñado para desarrollarse en el agua, mientras que el huevo de reptil lo está para desarrollarse en la tierra. La evolución "paso a paso" de un anfibio está fuera de discusión porque sin un huevo perfecto y totalmente diseñado no le es posible sobrevivir a una especie. Además, como de costumbre, no hay ninguna evidencia de formas transitorias que se suponían vinculaban a los anfibios con los reptiles. El paleontólogo evolucionista y autoridad en paleontología de vertebrados, Robert L. Carroll, tiene que aceptar que "los primeros reptiles eran distintos de los anfibios y aún no se pudo encontrar a sus ancestros"(36).

A pesar de los escenarios reprobados, sin esperanza alguna, los evolucionistas no terminaron aún con sus inconvenientes. ¡Todavía les queda el problema de hacer que esas criaturas vuelen! Dado que creen que los pájaros deben haber evolucionado de alguna manera, afirmaron que la transformación se produjo a partir de los reptiles. Sin embargo, ninguno de los distintos mecanismos de los pájaros, los cuales tienen una estructura completamente distinta a la de los animales terrestres, se pueden explicar por medio de la evolución gradual. Antes que nada, las alas, que son el rasgo excepcional en los pájaros, representan una gran dificultad para los evolucionistas. Uno de los evolucionistas turcos, Engin Korur, confiesa la imposibilidad de la evolución de las alas: "El rasgo común de los ojos y de las alas es que (sólo) pueden funcionar si están completamente desarrollados. En otras palabras, un ojo semidesarrollado no puede ver, un pájaro con una ala semiformada no puede volar. El hecho de cómo pasaron a existir estos órganos ha permanecido como uno de los misterios de la naturaleza, misterio que tiene que ser esclarecido" (37).

Permanece totalmente sin respuesta cómo pasó a existir la estructura perfecta de las alas a través de consecutivas mutaciones fortuitas. No hay ninguna manera de explicar de qué forma los brazos frontales de los reptiles pudieron convertirse en alas con un funcionamiento perfecto como resultado de una distorsión en los genes (mutación).

            Además, no es suficiente tener alas para que un organismo terrestre vuele, ya que hacen falta muchos otros mecanismos estructurales que usan los pájaros con ese fin. Por ejemplo, los huesos de los pájaros son mucho más livianos que el de los animales terrestres. Sus pulmones funcionan de manera muy distinta. Los sistemas de los músculos y del esqueleto son distintos y el sistema de circulación sanguíneo es muy especializado. Estos rasgos son prerrequisitos que se necesitan para volar, al menos tanto como las alas. Todos estos mecanismos tenían que estar presentes juntos y simultáneamente. No pudieron formarse gradualmente por "acumulación". Es por esto que la teoría que afirma que los organismos terrestres evolucionaron para convertirse en organismos aéreos resulta completamente falsa.

Todo lo dicho nos plantea otra pregunta: suponiendo que incluso este cuento imposible sea cierto, ¿por qué los evolucionistas son incapaces de encontrar fósiles "semialados" o de "una sola ala" que respalde su teoría?.

 

OTRA SUPUESTA FORMA TRANSITORIA: EL ARQUEOPTERIX

 

Como respuesta a la pregunta anterior los evolucionistas pronunciaron el nombre de una sola criatura. Se trata del fósil de un pájaro llamado Arqueoptérix, una de las llamadas formas transitorias más ampliamente conocida entre aquellas que aún defienden los evolucionistas. El Arqueoptérix, el ancestro de los pájaros modernos según los evolucionistas, vivió hace 150 millones de años. La teoría sostiene que algunos de los dinosaurios pequeños llamados Velociraptor o Dromeosauro evolucionaron adquiriendo alas, primero, y vuelo después. Se asume entonces que el Arqueoptérix es una forma transitoria que se apartó de sus ancestros, los dinosaurios, y comenzó a volar por primera vez.

Sin embargo, los últimos estudios de los Arqueoptérix indican que esta criatura no es absolutamente para nada una forma transitoria sino una especie de pájaro con algunas características distintas de la de los pájaros de hoy.

La tesis de que el Arqueoptérix era un "semipájaro" que no podía volar perfectamente fue popular entre los círculos evolucionistas hasta no hace mucho tiempo. La ausencia del esternón -el hueso del pecho- en esta criatura, o al menos que no sea como el de los pájaros que vuelan, fue tenido como la evidencia más importante para decir que no podía volar correctamente (El esternón es un hueso que se encuentra en el tórax y sobre él se fijan los músculos requeridos para el vuelo. Dicho esternón se observa actualmente en todos los pájaros -voladores y no voladores- e incluso en los murciélagos, los cuales pertenecen a una familia muy distinta).

De todos modos, los 70 fósiles del Arqueoptérix que se encontraron en 1992 causó gran asombro entre los evolucionistas. La razón era que ese hueso del pecho que ellos asumían se había perdido hacía mucho, realmente existía. Ese descubrimiento fue descrito en la revista "Nature": "En el reciente descubrimiento, los 70 ejemplares del Arqueoptérix preservan parcialmente un esternón rectangular, cuya existencia se sospechaba desde hace mucho pero nunca se había documentado. Esto atestigua la existencia de los fuertes músculos para volar" (38).

Este descubrimiento invalidó la mayor parte de las pretensiones de que el Arqueoptérix era un "semipájaro" que no podía volar de forma apropiada.

Por otra parte, la estructura de las plumas del se convirtieron en una de las partes más importantes de las evidencias que verifican que el Arqueoptérix era un pájaro volador en el sentido real.

La estructura asimétrica de las plumas del Arqueoptérix, que no se distingue de la de los pájaros modernos, indican que el animal podía volar perfectamente. Como dice el famoso paleontólogo Carl O. Dunbar, "debido a estas plumas al Arqueoptérix se lo puede clasificar claramente como un pájaro" (39).

Otro hecho que fue revelado por la estructura de las plumas del Arqueoptérix fue que poseía un metabolismo de sangre caliente. Como se sabe, los reptiles y los dinosaurios son animales de sangre fría que no regulan el calor corporal independientemente sino que se ven afectados por la temperatura del medio ambiente. El hecho que el Arqueoptérix tenía plumas mostraba que realmente era un pájaro de sangre caliente que necesitaba mantener el cuerpo caliente, en contraste con los dinosaurios a los que afecta la temperatura del medio ambiente antes que el calor corporal.

 

ESPECULACIONES DE LOS EVOLUCIONISTAS: LOS DIENTES Y LOS ESPOLONES DEL ARQUEOPTERIX

 

Los dos puntos importantes sobre los que se apoyan los evolucionistas cuando alegan que el Arqueoptérix es una forma transitoria, son las grandes uñas (espolones) sobre las alas y los dientes.

Es cierto que el Arqueoptérix tiene espolones en las alas y dientes en la boca, pero eso no implica que dicha criatura viviente tenga algún tipo de relación con los reptiles. Además, dos especies de pájaros que viven hoy día, el Turaco y el Hoatzin, tienen espolones para sostenerse sobre las ramas. Estas criaturas son totalmente pájaros sin ninguna característica de reptil. Es por esto que resulta absolutamente infundado afirmar que el Arqueoptérix es una forma transitoria debido a los espolones en las alas.

Tampoco los dientes en la boca del Arqueoptérix es indicio de que se trata de una forma transitoria. Los evolucionistas se valen ex profeso de un ardid al decir que esos dientes son característicos de los reptiles. De todos modos, los dientes no son característicos de los reptiles. Hoy día algunos reptiles los tienen y otros no. Además, el Arqueoptérix no es la única especie de pájaros que tiene dientes. Es cierto que actualmente no existen pájaros con dientes, pero cuando observamos los registros fósiles vemos que en la misma época del Arqueoptérix, y después, e incluso hasta bastante recientemente, existió un genero de pájaro que podía estar en la categoría de "pájaros con dientes".

El punto más importante es que las estructuras dentales del Arqueoptérix y otros pájaros con dientes son totalmente distintos a los de sus pretendidos ancestros, los dinosaurios. Los conocidos ornitólogos Martin, Steward y Whetstone observaron que el Arqueoptérix y otros pájaros dentados tenían los dientes con una superficie lisa y raíces grandes. En cambio los dientes de los dinosaurios terópodos, los supuestos ancestros de esos pájaros, tienen protuberancias como una sierra y pocas raíces (40).

Los investigadores también compararon los huesos de los tobillos del Arqueoptérix y los de sus supuestos progenitores y no observaron ninguna similitud entre ellos (41).

Los estudios de anatomistas como Tarsitano, Hecht y A.D. Walker, revelaron que la afirmación presentada por John Ostrom -una autoridad prominente que reivindicó que el Arqueoptérix evolucionó a partir del dinosaurio- en cuanto a que han existido algunas "similitudes" entre unos y otros, era en realidad producto de interpretaciones falsas(42).

Todos esos descubrimientos indican que el Arqueoptérix no era un eslabón transitorio sino solamente un pájaro que se ubicaba en una categoría que podría denominarse "pájaros con dientes".

 

EL ARQUEOPTERIX Y OTROS PAJAROS FOSILES ANTIGUOS

 

Mientras los evolucionistas han estado proclamando durante decenios que el Arqueoptérix era la mayor evidencia de su escenario en lo que hace a la evolución de los pájaros, algunos descubrimientos fósiles recientes lo invalida en todo sentido.

Lianhai Hou y Zhonghe Zhou, dos paleontólogos del Instituto Chino de Paleontología de Vertebrados, descubrieron un nuevo pájaro fósil en 1955, al que llamaron Confuciusornis. Era casi de la misma edad que el Arqueoptérix (unos 140 millones de años) pero no tenía dientes en la boca. Además, el pico y las plumas compartían los mismos rasgos, tenía la misma estructura esquelética de los pájaros actuales y los espolones en las alas eran iguales a los del Arqueoptérix. La estructura especial llamada pigostilo (rabadilla) estaba presente en esta especie de pájaro, sosteniendo las plumas de la cola. En resumen, este pájaro de la misma época del Arqueoptérix (considerado el ancestro más antiguo de todos los pájaros y aceptado como un semireptil), se veía muy parecido a un pájaro moderno. Este hecho invalidaba todas las tesis evolucionistas que sostenían que el Arqueoptérix tiene que ser el ancestro de todos los pájaros (43).

Otro fósil desenterrado en China en noviembre de 1996 provocó una confusión aún mayor. En la revista "Science" fue anunciada por Hou, Martin y Alan Feduccia la existencia de un pájaro de 130 millones de años de antigüedad llamado Lidoningornis, el cual tenía el hueso en el pecho donde se insertan los músculos para volar igual que en los pájaros modernos, de los cuales tampoco se distinguía en lo demás. La única diferencia residía en los dientes de la boca. Esta situación exhibía que los pájaros con dientes no tienen para nada una estructura primitiva, como sostenían los evolucionistas (44). Esto fue dicho en un artículo en "Discover": "¿De dónde vinieron los pájaros? Este fósil dice que no provienen de los dinosaurios" (45).

Otro fósil que refuta el supuesto de los evolucionistas respecto al Arqueoptérix es el Eoalularis -considerado unos 30 millones de años más joven que el primero-, con una estructura del ala que también se observa en los pájaros modernos que vuelan lentamente. Esto probaba que hacía 120 millones de años había pájaros que no se distinguían de los modernos en muchos sentidos respecto al vuelo (46).

Estos hechos indican una vez más con certeza que ni el Arqueoptérix ni otros pájaros similares antiguos eran formas transitorias. Los fósiles no indican que distintas especies de pájaros evolucionaron uno de otro. Por el contrario, los registros fósiles prueban que pájaros como los de hoy día y algunos arcaicos como el Arqueoptérix vivieron juntos en la misma época. Algunas de esas especies, como el Arqueoptérix y el Confuciusornis, se extinguieron y sólo una parte de los preexistentes han sido capaces de seguir viviendo hasta ahora.

En resumen, algunos rasgos particulares del Arqueoptérix no indican que fuese una forma transitoria. Stephan Jay Gould y Niles Eldredge, dos paleontólogos de Harvard y evolucionistas mundialmente conocidos, aceptan que el Arqueoptérix resultó un "mosaico" viviente que albergaba varios rasgos (distintos) en su constitución, ¡pero que nunca puede ser considerado una forma transitoria! (47).

 

 

EL VINCULO IMAGINARIO PAJARO-DINOSAURIO

 

La pretensión de los evolucionistas de presentar al Arqueoptérix como una forma transitoria se basa en que el mismo habría evolucionado a partir del dinosaurio. Sin embargo, uno de los más conocidos ornitólogos del mundo, Alan Feduccia de la Universidad de Carolina del Norte, se opone a la teoría de que los pájaros tienen un parentesco con los dinosaurios, a pesar de que él mismo es evolucionista. Dice al respecto Feduccia: "Bien, he estudiado cráneos de pájaros durante 25 años y no veo similitudes, cualquiera que sea. No las veo… El origen terópodo de los pájaros, en mi opinión, será la mayor dificultad de los paleontólogos del siglo XX" (48).

Larry Martin, especialista en pájaros antiguos de la Universidad de Kansas, se opone a la teoría que dice que los pájaros provienen del mismo linaje del dinosaurio. Al discutir la contradicción en la que cae la idea evolutiva en la materia, dice Martin: "Para decirles la verdad, si tenía que suponer que el origen de los pájaros es el dinosaurio con los distintivos o referencias (presentados), me habría visto muy turbado cada vez que tenía que hablar del tema" (49).

            Para resumir, el escenario de "la evolución de los pájaros" erigido solamente sobre la base del Arqueoptérix, no es más que un producto de los prejuicios y la creencia deseada por los evolucionistas.

 

EL ORIGEN DE LOS MAMÍFEROS

 

Como dijimos antes, la teoría de la evolución propone que algunas criaturas imaginarias que provenían del mar se transformaron en reptiles y que la evolución de éstos llevó a la aparición de los pájaros. De acuerdo al mismo escenario, los reptiles son los ancestros no solamente de los pájaros sino también de los mamíferos. Sin embargo, hay grandes vacíos estructurales entre los reptiles -que tienen escamas sobre el cuerpo, son de sangre fría y se reproducen por medio de poner huevos- y, por otra parte, los mamíferos, los cuales tienen piel sobre el cuerpo, son de sangre caliente y se reproducen por medio de la parición.

Un ejemplo de las barreras estructurales entre los reptiles y los mamíferos es la estructura de la quijada. Las mandíbulas de los mamíferos consiste de un solo hueso maxilar (por soldadura) con los dientes colocados en el mismo. En los reptiles hay tres huesos pequeños a ambos lado de la mandíbula. Otra diferencia básica es que todos los mamíferos tiene tres huesos en el oído medio (martillo, yunque y estribo). En todos los reptiles hay un solo hueso en el oído medio. Los evolucionistas suponen que la quijada y el oído medio de los reptiles se desarrollaron gradualmente y pasaron a ser los oídos y la quijada de los mamíferos. No obstante, queda sin respuesta cómo ocurrió ese cambio. En particular, nunca se pudo explicar cómo un oído con un solo hueso evolucionó para pasar a tener tres huesos y como se mantuvo entretanto funcionando el proceso de la audición. Es por eso que no es para nada sorprendente que no se pueda encontrar un solo fósil que vincule a los mamíferos y a los reptiles, lo cual motivó que el paleontólogo evolucionista Roger Lewin se viera forzado a decir que "La transición al primer mamífero, que posiblemente sucedió en uno, o a lo más, en dos linajes, es aún un enigma" (50).

George Gaylord Simpson, una de las principales autoridades sobre la evolución y fundador de la teoría neodarwinista, hace el siguiente comentario sobre este hecho que es totalmente confuso para los evolucionistas: "El suceso más enigmático en la historia de la vida sobre la Tierra es el cambio desde el Mesozoico -la Epoca del Reptil- a la Época de los Mamíferos. Resulta como si un telón hubiera cubierto de repente la escena donde todos los papeles centrales eran desempeñados por los reptiles, especialmente por una gran número y desconcertante variedad de dinosaurios, para volver a levantarse inmediatamente y exhibir el mismo decorado pero con un reparto totalmente nuevo, reparto en el que los dinosaurios no aparecen para nada, otros reptiles ocupan el papel de extras (un papel secundario) y donde todos los papeles principales son representados por mamíferos de distintas clases, insinuados en el acto anterior" (51).

Por otra parte, cuando los mamíferos aparecieron repentinamente, ya eran muy diferentes unos de otros. Esos animales disímiles, como murciélagos, caballos, ratones y ballenas, son todos mamíferos y emergieron de manera conjunta durante el mismo período geológico. Es imposible establecer una relación evolutiva entre ellos, incluso dentro de los más amplios márgenes de la imaginación. El zoólogo evolucionista R. Eric Lombard lo señala en un artículo que apareció en la revista "Evolution": "Quienes buscan información útil para interpretar (las genealogía de los grupos taxonómicos mamíferos) se verán desengañados" (52).

Todo esto demuestra que los seres vivientes aparecieron sobre la tierra repentina y totalmente formados, sin ningún proceso evolutivo, los cual es una evidencia concreta del hecho que fueron creados. Los evolucionistas, sin embargo, intentan interpretar la aparición de las especies vivientes en un orden particular como un indicio de la evolución. No obstante, la secuencia con la que emergió lo viviente es la dada por "el orden de la Creación", puesto que no es posible hablar de un proceso evolutivo. Mediante una creación superior y sin tacha, los océanos y las tierras fueron llenados con criaturas vivientes y finalmente fue creado el ser humano. Contrariamente al cuento del "hombre mono" que se impuso a las multitudes a través de una propaganda intensa, la vida en la tierra emergió repentina y totalmente formada.

 

Pulmones especiales para los pájaros

 

La anatomía de los pájaros es muy distinta a la de los reptiles, los supuestos ancestros. Los pulmones de los pájaros funcionan de una manera totalmente distinta al de los animales terrestres. Éstos aspiran y exhalan los elementos del aire desde los mismos alvéolos pulmonares. Pero en los pájaros el aire entra al pulmón por delante y sale por detrás. Este "diseño" distinto está hecho especialmente para los pájaros, los cuales necesitan una gran cantidad de oxígeno durante el vuelo. Es imposible que una estructura así evolucione a partir del pulmón del reptil.

 

La pluma de los pájaros: otro diseño que los evolucionistas no pueden explicar

 

La teoría de la evolución, que supone que los pájaros evolucionaron a partir de los reptiles, es incapaz de explicar las grandes diferencias entre estas dos clases distintas de criaturas. En términos de esos rasgos, referidos a la estructura del esqueleto, el sistema pulmonar y el metabolismo de sangre caliente, los pájaros son muy distintos a los reptiles. Otra cualidad que plantea un vacío insuperable entre los pájaros y los reptiles es el que se presenta con las plumas de los pájaros, las cuales tienen una forma absolutamente particular.

Los cuerpos de los reptiles están cubiertos con escamas, mientras que los cuerpos de los pájaros están cubiertos con plumas. Dado que los evolucionistas consideran a los reptiles los ancestros de los pájaros, están obligados a suponer que las plumas son el producto de la evolución de las escamas. Sin embargo, no hay ninguna similitud entre ellas.

Un profesor de fisiología y neurobiólogo de la Universidad de Connecticut, A. M. Brush, acepta esa realidad, a pesar de que es evolucionista: "Cada rasgo de la estructura y organización genética, para el desarrollo, la morfogénesis y la organización tisular, es distinta (en las plumas y en las escamas)" (1). Además, el Profesor Brush examina la estructura de la proteína de las plumas de los pájaros e indica que "es única entre los vertebrados" (2).

No hay ninguna evidencia fósil que pruebe que las plumas de los pájaros evolucionaron a partir de las escamas de los reptiles. Por el contrario, "las plumas aparecen repentinamente en los registros fósiles como una característica distintiva e 'innegablemente única' de los pájaros", como dice el Profesor Brush (3). Por otra parte, no se ha detectado aún en los reptiles ninguna estructura epidérmica que estipule un origen a las plumas de los pájaros (4).

En 1996 los paleontólogos hicieron muchos ruido con los fósiles de los llamados dinosaurios emplumados, denominados Sinosauropteryx. Sin embargo, en 1997 se reveló que estos fósiles no tenían nada que ver con los pájaros y que no eran plumajes modernos (5).

Por otra parte, cuando examinamos las plumas de los pájaros atentamente, nos encontramos con un diseño muy complejo que no se puede explicar por medio del proceso evolutivo. El conocido ornitólogo Alan Feduccia dice que "cada rasgo de ellos tiene funciones aerodinámicas. Son extremadamente livianas, tienen la capacidad de colocarse en distintas posiciones y alturas, la cual aumenta en velocidades reducidas, y puede volver a su posición previa muy fácilmente". Dice luego: "Realmente no puedo comprender como un órgano perfectamente diseñado para volar pudo haber emergido para otra necesidad al inicio" (6).

El diseño de las plumas impulsó a Charles Darwin a ponderarlas. Por otra parte, la estética perfecta de las plumas del pavo real "lo enfermó" (Así lo dijo Darwin). En una carta que escribió a Asa Gay el 3/4/1860 decía: "Recuerdo bien la época cuando la meditación sobre el ojo me dejó totalmente agotado, pero me he recuperado de esa etapa de meditaciones…". Y agregó después: "… y ahora particularidades secundarias de la estructura me ponen muy intranquilo. ¡Cada vez que observo una pluma de la cola del pavo real me enfermo!" (7).

 

A. H. Brush, "On the Origin of Feathers". "Journal of Evolutionary Biology", vol. 9, 1996, p. 132.

A. H. Brush, " On the Origin of Feathers "… p. 131.

A. H. Brush, " On the Origin of Feathers "… p. 133.

A. H. Brush, " On the Origin of Feathers "… p. 131

"Plucking the Feathered Dinosaur", "Science", vol. 278, 14/11/1997, p. 1229.

Douglas Palmer, "Learning to Fly" (Review of "The Origin of and Evolution of Birds" por Alan Feduccia, Yale University Press, 1996), "New Scientist", vol. 153, 1/3/1997, p. 44.

Norman Mcbeth, "Darwin Retried: An Appeal to Reason", Boston, Gambit, 1971, p. 101.

 

Cuando las plumas de los pájaros se examinan de cerca, se ve que están formadas de miles de pequeños zarcillos ligados entre sí con ganchos o garfios. Este diseño único resulta en un desempeño aerodinámico superior.

 

¿Cuál es el origen de las moscas?

 

Los evolucionistas, para sostener que los pájaros se transformaron a partir de los dinosaurios, dicen que algunos de éstos sacudían sus piernas delanteras para cazar moscas, "se hicieron de alas y volaron". Esta teoría no sólo no tiene ningún fundamento científico, tratándose solamente de una ficción imaginativa, sino que encierra también una contradicción muy simple: el ejemplo dado por los evolucionistas para explicar el origen del vuelo, es decir, la mosca, la que ya tiene una perfecta capacidad para volar. Mientras que un ser humano no puede abrir y cerrar los ojos diez veces por segundo, el aleteo promedio de una mosca es de 500 veces por segundo. Además, mueve ambas alas simultáneamente. La más leve disonancia en la vibración de las alas provocaría que la mosca pierda el equilibrio, cosa que nunca sucede.

Los evolucionistas deben presentar primero una explicación de cómo la mosca adquirió esa perfecta capacidad para volar. Por el contrario, fabrican escenarios imaginarios ridículos acerca de muchas otras criaturas, como el del vuelo de los reptiles.

Incluso la creación perfecta de la mosca casera invalida la suposición de la evolución. El biólogo inglés Robin Wootton escribió un artículo titulado "El Diseño Mecánico de las Alas de la Mosca": "Cuanto más entendemos el funcionamiento de las alas de los insectos, más bello y sutil se nos presenta su diseño. Las estructuras están diseñadas de manera tradicional para deformarse lo menos posible, los mecanismos están diseñados para mover las partes componentes de maneras predecibles. No obstante, es difícil, sino imposible, que alguien se les asemeje tecnológicamente" (1).

Por otra parte, no existe ningún fósil como evidencia de la evolución imaginaria de las moscas. Esto es lo que quería decir el distinguido zoólogo francés Grasse cuando expresó: "Estamos en las tinieblas respecto al origen de los insectos" (2).

 

Robin J. Wootton, "The Mechanical Design of Insect Wings", "Scientific American", v. 263, Novimebre de 1990, p. 120.

Pierre P. Grasse, "Evolution of Living Organisms", New York, Academic Press, 1977, p. 30.

 

Los evolucionistas declaran que todas las especies mamíferas se desarrollaron de un ancestro común. De todos modos, hay grandes diferencias entre distintas especies animales, como las abejas, las ballenas, los ratones y los murciélagos. Cada uno de estos seres vivientes posee sistemas diseñados específicamente. Por ejemplo, los murciélagos están creados con un sistema sonar muy sensible que les ayuda a encontrar el camino en la oscuridad. Esos sistemas complejos que la tecnología moderna solamente puede imitar, seguramente no podían emerger como resultado de una coincidencia casual. Los registros fósiles demuestran también que los murciélagos pasaron a existir en su actual estado de perfección repentinamente y que no han sufrido ningún "proceso evolutivo".

 

El escenario de la evolución del caballo.

 

Hasta recientemente se presentaba como la principal evidencia fósil de la teoría de la evolución una secuencia imaginaria que supuestamente muestra la evolución del caballo. Sin embargo, muchos evolucionistas admiten hoy día francamente que el escenario de la evolución del caballo se fue a la bancarrota. El defensor de la evolución Boyce Rensberger, quien pronunció una disertación en 1980 en el Campus del Museo de Historia Natural de Chicago frente a 150 evolucionistas durante un simposio de cuatro días sobre los problemas de la teoría de la evolución gradual, dijo que el escenario evolutivo del caballo no tiene asidero en los registros fósiles y que no se observa ningún proceso que diese la razón a la gradual evolución de los caballos: "Desde hace mucho tiempo se sabe que ese proceso popularizado de la evolución del caballo que sugiere una secuencia gradual de cambios en criaturas del tamaño de un zorro, con cuatro dedos en los pies y que vivieron hace aproximadamente 50 millones de años, para transformarse en otra más grande -como lo es el caballo de hoy día con un pie de un solo dedo-, es erróneo. Los fósiles de cada especie intermedia se presentan totalmente diferentes y se mantienen sin cambios hasta extinguirse, sin advertirse cambios graduales. Son desconocidas las formas transitorias" (1).

Al confesar Resenberger honestamente esta significativa dificultad insuperable en el escenario de la evolución del caballo, se refirió especialmente al "atolladero en los eslabones transitorios", el cual, en verdad, es el problema más grande de la teoría en lo que a los registros fósiles se refiere.

El conocido paleontólogo Colin Patterson, director del Museo de Historia Natural de Inglaterra, donde se exhibió la "evolución del caballo", dijo lo siguiente sobre esa exposición que el público aún puede ver en el subsuelo de ese edificio: "Ha habido una tremenda cantidad de relatos, unos más imaginativos que otros, acerca de lo que realmente es la historia de la esencia de la vida. El ejemplo más conocido, aún en exhibición escaleras abajo, es el de la evolución del caballo, preparado posiblemente hace 50 años. Ha sido presentado como una verdad literal en los libros de texto, uno tras otro. Pienso ahora lo lamentable de ello, particularmente cuando las personas que proponen estos tipos de historias deben ser conscientes de la naturaleza especulativa de algunos de esos elementos" (2).

¿Cuál es el fundamento para el escenario de "la evolución del caballo"? Este escenario fue formulado mediante los engañosos diagramas inventados con el arreglo secuencial de fósiles de distintas especies que vivieron en períodos muy diferentes en la India, Sudáfrica, Norteamérica y Europa, arreglo hecho solamente en base al rico poder imaginativo de los evolucionistas. Existen más de 20 diagramas de la evolución del caballo propuesto por distintos investigadores. Los evolucionistas no llegaron a ningún acuerdo sobre esos árboles genealógicos, dicho sea de paso, totalmente distinto uno del otro. El único punto en común de esos arreglos es la creencia de que una criatura del tamaño de un perro llamada Eohipo (Hyracotherium) que vivió en el período Eoceno hace 55 millones de años fue el ancestro del caballo moderno. De todos modos el Eohipo es exactamente igual al animal llamado Hyrax que aún vive en Africa y que no tiene ninguna relación o similitud con el caballo(3).

La inconsecuencia, (es decir, la falta de correspondencia lógica entre los principios que se profesa -los principios que hacen a la actitud científica- y la forma en que se actúa) respecto a la afirmación de la evolución del caballo, se exhibe mejor gracias a restos fósiles que han sido desenterrados recientemente. En el mismo estrato del Eohipo se han descubierto fósiles de especies de caballos modernos(4), lo cual demuestra que éstos y su supuesto ancestro coexistieron , con lo que se prueba que el caballo nunca sufrió ningún proceso evolutivo.

 

Además, el conocido paleontólogo Pettingrew dice incluso que el caballo moderno vivió 70 millones de años antes que su supuesto ancestro. Según él, caballos modernos de un solo dedo vivían en la Época Mesozoica hace 120 millones de años, mientras que su supuesto ancestro, el caballo de muchos dedos, apareció en el Eoceno hace 50 millones de años y se extinguió hace 40 millones de años (5). Francis Hitching expone claramente el atolladero paleontológico en que se coloca la (inventada) progresión de los caballos: "En ningún lugar del mundo se encuentra en los estratos rocosos una progresión completa de caballos dispuesta en el orden evolutivo adecuado, desde el primero al último" (6).

La progresión de caballos que ya era totalmente inverosímil, pasó a ser aún más cuestionable por la deliberada desconsideración de algunos fósiles que no se ajustaba a esa secuencia. Por ejemplo, el "Moropus", que vivió en el Período Mioceno, no fue incluido en la sucesión de fósiles simplemente porque no servía al propósito de los evolucionistas. En la Enciclopedia de Animales Prehistóricos se dice que el Moropus de dos metros de altura es incluso de una estructura más homogénea que su contemporáneo Meryhippus y su contraparte moderna. Por lo tanto, anula el orden evolutivo establecido (7).

Todos estos hechos son fuertes evidencias de que los diagramas de los evolucionistas presentados como una de las evidencias más sólidas de la evolución, no son más que cuentos fantásticos y pocos plausibles. Esto es realmente significativo en lo que hace a la demostración de la ausencia de credibilidad y entereza de la teoría de la evolución y en el esclarecimiento de los propósitos y métodos empleados por sus defensores.

 

Boyce Resenberger, "Houston Chronicle", 5/11/1980, blm. 4, p. 15.

Colin Patterson, "Harper's", Febrero de 1984, p. 60.

Francis Hitching, "The Neck of the Giraffe: Where Darwin Went Wrong", New York, Ticknor and Fields, 1982, pp.30-31.

Francis Hitching, " The Neck of the Giraffe …", pp. 30-31.

L.Du Nouy, "Human Destiny", New York, The New American Library, p. 74.

Francis Hitching, " The Neck of the Giraffe …", pp. 30-31.

Jean-Jacques Hublin, "Encyclopedia of Prehistoric Animals" New York, The Hamlyn Publishing Group Ltd., 1984, p. 252.

 

 

            FALAZ INTERPRETACIÓN DE LOS FÓSILES POR PARTE DE LOS EVOLUCIONISTAS

 

Antes de entrar en los detalles de la leyenda de la evolución del ser humano, necesitamos hacer mención al método propagandístico que ha convencido al público en general de la idea de que alguna vez vivieron en el pasado criaturas que eran medio humanas y medio simios. Dicho método hizo uso de "reconstrucciones" fabricadas en lo que hace a los fósiles. Esas reconstrucciones se pueden tratar de interpretaciones o ilustraciones, como un dibujo o la confección de un modelo viviente, basándose en un solo hueso o en solamente un fragmento de hueso desenterrado. Los "hombres monos" que vemos en los periódicos, revistas o películas, son todos meras reconstrucciones.

Dado que los fósiles generalmente están desordenados e incompletos, lo más probable es que cualquier conjetura que se base en ellos resulte totalmente especulativa. En realidad, las reconstrucciones (dibujos o modelos) hechos por los evolucionistas basados en los restos fósiles están preparadas especulativamente precisamente para hacer válida la tesis evolucionista. Un antropólogo de Harvard, David R. Pilbeam, enfatiza este hecho cuando dice que "al menos en paleoantropología, los antecedentes están aún tan esparcidos que la teoría influencia marcadamente las interpretaciones. En el pasado las teorías han reflejado claramente nuestras ideologías en vez de hacerlo los antecedentes reales" (53). Dado que las personas pueden ser muy influidos por la información visual, esas reconstrucciones cumplen el mejor papel a los fines de los evolucionistas, es decir, para convencer que criaturas asi existieron realmente en el pasado.

Aquí tenemos que esclarecer un punto en particular: la reconstrucción basada sobre restos de huesos, puede revelar solamente las características muy generales de la persona a quien pertenecían, puesto que los verdaderos detalles distintivos están en los tejidos blandos que desaparecen rápidamente con el tiempo. Por lo tanto, con la interpretación especulativa de los tejidos blandos, los modelos o dibujos reconstruidos resultan totalmente dependientes de la imaginación de la persona que los produce. Earnst A. Hooten de la Universidad de Harvard explica situaciones como estas: "Intentar restaurar las partes blandas es un emprendimiento incluso más arriesgado. Los labios, los ojos, los oídos y la forma de la nariz no dejan ningún indicio sobre los huesos que están por debajo. Uno puede ver modelados con la misma facilidad sobre el cráneo de un neanderthalense los rasgos de un chimpancé o los lineamientos de un filósofo. Estas supuestas restauraciones de tipos antiguos de seres humanos tienen muy poco valor científico, si es que lo tienen, y probablemente están hechos solamente para conducir a la gente a conclusiones erróneas… Por lo tanto no confíe en las reconstrucciones" (54).

En realidad, son los evolucionistas quienes inventaron esas "historias absurdas" que adscriben distintos rostros al mismo cráneo. Por ejemplo, los tres dibujos de reconstrucción hechos para el fósil llamado "Australopiteco robustus" (Dzindjanthropus, o sea, en árabe, del Africa oriental), es un conocido ejemplo de ese invento.

La tendenciosa interpretación de los fósiles o la fabricación de muchas reconstrucciones imaginarias pueden ser un indicio de lo frecuentemente que los evolucionistas han recurrido a las triquiñuelas. No obstante, esto se presenta como inocente cuando se compara con las falsificaciones deliberadas perpetradas en la historia de la evolución.

 

Dibujos imaginarios.

 

En sus representaciones y reconstrucciones los evolucionistas plasman esos rasgos que realmente no dejan ningún rastro fósil, como ser la estructura de la nariz y los labios, el aspecto del cabello o pelo, la forma de las cejas y otras pilosidades del cuerpo, con el objeto de mantener vigente la teoría de la evolución. También prepararon pinturas detalladas en las que describen criaturas imaginarias caminando con el grupo familiar, cazando o en otra ocupación de sus vidas diarias. Sin embargo, esos dibujos son todos ficciones imaginarias y no tienen ningún asidero en los registros fósiles.

 

FALSIFICACIONES DE LOS EVOLUCIONISTAS

 

No hay ninguna evidencia fósil concreta que sustente la imagen del "hombre mono", la cual es enseñada o divulgada precisamente por los medios de comunicación y los círculos académicos evolucionistas. Éstos, con el pincel en la mano, producen criaturas imaginarias, no obstante que se encuentran con el serio problema que esas representaciones no tienen su equivalente o semejante entre los restos fósiles. Uno de los métodos interesante que emplean para superar este problema es "producir" los fósiles que no pueden encontrar. El Hombre de Piltdown, el mayor escándalo en la historia de la ciencia, es un ejemplo típico de dicho método.

 

EL HOMBRE DE PILTDOWN: ¡LA QUIJADA DE UN ORANGUTAN Y UN CRANEO HUMANO!

 

Un muy conocido médico y también paleoantropólogo aficionado, Charles Dawson, se presentó afirmando que había encontrado un hueso de quijada y un fragmento de cráneo en una cueva de Piltdown, Inglaterra, en 1912. Aunque el hueso de la quijada se parecía más al de un mono, los dientes y el cráneo se parecían más a los de un ser humano. Se supuso que esas muestras que fueron etiquetadas "Hombre de Piltdown" tenían 500 mil años de antigüedad. Fueron exhibidas en distintos museos como una prueba absoluta de la evolución humana. Durante más de 40 años se escribieron muchos artículos científicos sobre el "Hombre de Piltdown", se dibujaron muchas interpretaciones del mismo y el fósil fue presentado como una evidencia importante de la evolución humana. Se escribieron no menos de 500 tesis doctorales sobre la materia (55). El conocido paleontólogo norteamericano Henry Fairfield Osborn dijo: "…tenemos que recordar permanentemente que las Naturaleza está llena de paradojas y este es un asombroso hallazgo referido al hombre primitivo…" cuando estaba visitando el Museo Británico en 1935 (56).

En 1949, Kenneth Oakley del Departamento de Paleoantropología del Museo Británico, quiso experimentar el método llamado "prueba del flúor", un nuevo ensayo para determinar la época de algunos fósiles antiguos. El experimento se realizó con el fósil del Hombre de Piltdown. La conclusión fue sorprendente. Durante el análisis se comprobó que el hueso maxilar no contenía flúor. Esto indicaba que estuvo enterrado solamente unos pocos años. Asimismo el cráneo, que contenía una pequeña cantidad de flúor, demostró tener unos pocos centenares de años.

Se determinó que los dientes en las mandíbulas pertenecían a un orangután y habían sido injertados allí, que las herramientas "primitivas" descubiertas con los fósiles eran simples imitaciones torneadas con implementos de acero (57). Esta falsificación fue revelada al público en 1953 con el análisis pormenorizado completado por Weiner. ¡El cráneo pertenecía a un hombre de hacía 500 años y la quijada a un mono que había muerto hacía poco! Los dientes fueron arreglados en un orden determinado y puestos allí. Los puntos de unión fueron rellenados para que se asemejen a los de un ser humano. Todas esas piezas fueron teñidas con dicromato de potasio para darle una apariencia antigua. Las tinturas empezaron a desaparecer cuando las piezas se sumergieron en ácido. Le Gros Clark, miembro del equipo que descubrió la falsificación, no pudo ocultar su sorpresa ante eso y dijo que "las evidencias de la abrasión artificial surgió a la vista de inmediato. En realidad, bien podemos preguntar, ¿cómo es posible que algo tan obvio haya dejado de ser advertido antes?" (58). Inmediatamente después de esto el "Hombre de Piltdown" fue sacado de prisa del Museo Británico, donde había estado en exhibición durante más de 40 años.

 

EL HOMBRE DE NEBRASKA: UN SOLO DIENTE DE CERDO

 

El director del Museo Americano de Historia Natural, Henry Fairfield Osborn, declaró en 1922 que había encontrado un molar fósil en Nebraska occidental, cerca de Snake Brook, correspondiente al Período del Plioceno. Dicho diente, supuestamente, tenía características comunes al hombre y al mono. Se empezaron a verter profundos argumentos científicos, algunos de los cuales interpretaron que se traba de un diente del Pitecantropo erectus, mientras que otros sostenían que era más cercano al ser humano. Este diente fósil que provocó un gran debate, fue llamado "Hombre de Nebraska" e inmediatamente se le dio un nombre científico: Hesperopithecus haroldcooki.

Muchas autoridades en la materia apoyaron a Osborn. Basándose en ese solo diente se hicieron dibujos de la cabeza y del cuerpo del "Hombre de Nebraska". Además, éste fue representado incluso con la esposa e hijos, como todo una familia en un ambiente natural.

Todos estos escenarios fueron desarrollados a partir de solamente un diente. Los círculos científicos acreditaron a este "hombre fantasma" en un grado tan alto, que cuando el investigador William Bryan se opuso a las decisiones tendenciosas que se apoyaban en un solo diente, fue criticado duramente.

En 1927 se encontraron otras partes del esqueleto, según las cuales el diente del caso no pertenecía a un hombre y tampoco a un mono. Se comprobó que pertenecía a una especie extinta de cerdo norteamericano llamado prosthennops. "Hesperopithecus: aparentemente no es un mono ni un hombre" fue el título que puso Wiiliam Gregory a un artículo publicado en la revista "Science", en el que denunciaba el error (59). Después de eso todos los dibujos del "Hombre de Nebraska" y "su familia" fueron retirados de inmediato de la literatura evolucionista.

 

OTA BENGA: EL NATIVO AFRICANO PUESTO EN UNA JAULA

 

Después que Darwin presentó la suposición de que el ser humano (es el resultado) de la evolución a partir de monos antropomorfos en su libro "El Origen de las Especies", empezó a buscar fósiles que apoyen ese argumento. Sin embargo, algunos evolucionistas creían que no sólo en los registros fósiles se iban a encontrar criaturas "semi monos semi humanas", sino que también se las encontraría con vida en distintas partes del mundo. A principios del siglo XX la búsqueda de "vínculos transitorios vivientes" condujo a incidentes desafortunados, siendo uno de los más crueles el sucedido a un pigmeo llamado Ota Benga, capturado en 1904 por un investigador evolucionista en el Congo. En el idioma nativo el nombre del pigmeo significa "amigo". Éste tenía una esposa y dos hijos. Fue llevado a Norteamérica encadenado y en una jaula, donde los científicos evolucionistas lo exhibieron al público en la Feria Mundial de San Luis junto a una especie de monos, y lo presentaron como el "eslabón transitorio más cercano al ser humano". Dos años después llevaron al pigmeo al Zoológico del Bronx en Nueva York, donde junto a cuatro chimpancés, un gorila llamado Dinah y un orangután llamado Dojung, fue exhibido bajo la denominación de "antiguo ancestro del ser humano". El Dr. William T. Hornaday, evolucionista y director del zoológico, pronunció largas disertaciones respecto a lo orgulloso que estaba de tener esa "forma transitoria" excepcional, a quien trataba como si se tratase de un animal cualquiera. Ota Benga no pudo soportar el trato que se le daba y se suicidió (60).

            El Hombre de Piltdown, el Hombre de Nebraska, Ota Benga… Estos auténticos escándalos demuestran que los científicos evolucionistas no vacilan en emplear cualquier tipo de método anticientífico para dar validez a su teoría. Al observar las otras "evidencias" de la leyenda de la "evolución humana" nos encontramos con una situación similar. Lo que tenemos es una fábula y un ejército de voluntarios dispuestos a intentar todo lo que haga falta para darle validez a la misma.