IDENTIDAD CATÓLICA |
Nota
de identidad Católica: El autor de este magnífico libro que refuta
definitivamente las leyendas evolucionistas desde el punto de vista científico,
es musulmán. Debido al trato respetuoso que reserva para la Iglesia Católica,
no vemos obstáculo alguno en transcribir el libro entero (con sus referencias
al Corán y al Islam, dada la indudable calidad del trabajo). Existen enemigos
comunes para ambas religiones. Una vez vencidos estos, ya se verá...
I
N D I C E
Introducción
¿Cuál
es el objetivo de la teoría de la evolución?
Liberarse
del prejuicio
Materialismo
ininteligible
Adoctrinamiento
evolucionista en gran escala
Capítulo
Uno
Historia
sucinta de la teoría
La
imaginación de Darwin
Los
esfuerzos desesperados del neodarwinismo
Prueba
y error : equilibrio puntuado
Capítulo
Dos
Mecanismo
imaginario de la evolución
La
selección natural
Las
mariposas de la revolución industrial
¿Puede
la selección natural explicar la complejidad?
Las
mutaciones
Capítulo
Tres
Los
registros fósiles refutan la evolución - Los eslabones que jamás se encontrarán
La
vida emergió sobre la Tierra repentinamente y con formas complejas
La
fábula de la transición del agua a la tierra
La
fábula de la transición de la tierra al aire
Otra
supuesta forma transitoria : el Arqueoptérix
Especulaciones
de los evolucionistas. Los dientes y los espolones del Arqueoptérix
El
Arqueoptérix y otros pájaros antiguos
El
vínculo imaginario pájaro-dinosaurio
El
origen de los mamíferos
Falaz
interpretación de los fósiles por parte de los evolucionistas
Falsificaciones
de los evolucionistas
El
Hombre de Piltdown : ¡la quijada de un orangután y un cráneo humano!
El
Hombre de Nebraska : un solo diente de cerdo
Ota Benga : el nativo africano puesto en una jaula
Capítulo
Cuatro
El
escenario de la evolución humana
El
árbol genealógico imaginario del ser humano
Australopitecos
: una especie de monos
Homo
Habilis : el mono que fue presentado como ser humano
Homo
Rudolfensis : una cara mal ensamblada
Homo
Erectus y lo que sigue : los reales seres humanos
Neanderthales
: una raza humana vigorosa
Homo
Sapiens arcaico : Homo Heilderbergensis y el Hombre de Cro-Magnon
Una
choza de hace 1.700.000 años y pisadas de un ser humano moderno de 3.700.000 años
El
andar bípedo, un obstáculo insalvable para la teoría de la evolución
La
evolución : una fe no científica
Capítulo
Cinco
El
atolladero de la evolución molecular
La
fábula de "la célula producida por casualidad"
El
milagro en la célula y el fin de la teoría de la evolución
Las
proteínas ponen en tela de juicio la casualidad
Proteínas
levógiras
La
unión correcta es vital
Probabilidad
cero
¿Existe
en la naturaleza un mecanismo de prueba y error?
La
alharaca hecha por los evolucionistas en su búsqueda de respuestas a la
generación de la vida
El
experimento Miller
El
experimento Miller resultó solamente una ficción
La
atmósfera del mundo primordial y las proteínas
No
es posible la síntesis de las proteínas en el agua
Otro
esfuerzo desesperado : el experimento Fox
La
molécula milagrosa : el ADN
¿Puede
el ADN pasar a existir por casualidad?
La
vida es algo superior, (como concepción), al simple amontonamiento de moléculas
Capítulo
Seis
Diseño
y coincidencia
¡La
fórmula darwiniana!
La
tecnología existente en el ojo y en el oído
Capítulo
Siete
Las
suposiciones de los evolucionistas y las estipulaciones reales de las evidencias
corporales encontradas en los fósiles y desde el punto de vista de la biología
molecular
Los
límites insuperables entre variaciones y especies
La
resistencia a los antibióticos y la inmunidad frente al DDT no es ninguna
evidencia a favor de la evolución
Resistencia
de la bacteria a los antibióticos
La
inmunidad de los insectos al DDT
La
falacia de los órganos atrofiados
Las
semejanzas en los seres vivientes no pueden ser evidencias de la evolución
Organos
similares en especies vivas totalmente distintas
La
insuperable dificultad genética y embriológica de la homología
La
teoría evolutiva no tiene ningún fundamento embriológico
Capítulo
Ocho
La
teoría de la evolución : una obligación materialista
Confesiones
de los materialistas
Materialistas
: religión falsa y religión verdadera
La
teoría de la evolución ha colapsado
La
teoría de la evolución tampoco podrá ser comprobada en el futuro
El
mayor obstáculo de la evolución : el alma
Capítulo
Nueve
Hegemonía
cultural
Sistema
mundial
La
Creación y la evolución
Capítulo
Diez
La
guerra contra la religión
Orden
y cambio
Poder
y Oposición en Europa
El
papel de la masonería
El
régimen del nuevo orden secular
Siglo
XIX : la cumbre del nuevo orden secular
Capítulo
Once
La
misión de Darwin
El
padre Erasmus
Un
nuevo espíritu para el naturalismo
La
redefinición de "la naturaleza de las cosas"
Un
artículo sobre el proceso de secularización
Matanzas
en (la búsqueda de) evidencias
Capítulo
Doce
Evolución
e ideología
Imperialismo,
racismo y "amansamiento de las razas incivilizadas"
El
fascismo y "la lucha por la vida entre las naciones"
El
marxismo y "el fundamento de la lucha de clases con referencia a las
ciencias naturales"
El
capitalismo, el globalismo (o mundialismo) y "el mercado donde sólo ganan
los más fuertes"
Capítulo
Trece
"El
más grande deber masónico…" y los medios de comunicación sociales
¿Hasta
dónde será exitosa la masonería?
"Lavado
de cerebro" a través de los medios de comunicación y de la política
Los
medios de comunicación y la teoría de la evolución
Debajo
del disfraz "científico" de la ciencia
Seres
"extraños"
Capítulo
Catorce
La
miseria de la ciencia moderna
El
siglo XX y el semipositivismo
El
sentido real de la ciencia
La
guía de la ciencia moderna
Acerca
del autor
Notas
¿CUÁL
ES EL OBJETIVO DE LA TEORÍA DE LA EVOLUCIÓN ?
Alguna
gente que ha escuchado hablar de la "teoría de la evolución"
o del "Darwinismo", puede pensar que estos conceptos solamente
incumben al campo de la biología, sin ningún otro significado en sus vidas
diarias. Éste es un gran error de concepción porque mucho más que un concepto
biológico, la teoría de la evolución constituye el apuntalamiento de una
filosofía fraudulenta que ha influido sobre un gran número de personas.
Se
trata de la filosofía "materialista", la cual sostiene una
serie de puntos de vista espurios respecto a porqué y cómo pasamos a existir
los seres humanos. El materialismo sostiene que lo único que existe es la
materia, la cual es la esencia de todas las cosas orgánicas e inorgánicas.
Partiendo de esta premisa, se presenta la existencia de un Creador divino, es
decir, Dios. Al reducir todo al nivel de la materia, esta noción transforma al
hombre en una criatura que repara solamente en ella y se aparta de los valores
morales de cualquier tipo. Éste es el comienzo de grandes desastres que
sobrevendrán en la vida de los seres humanos.
Los
prejuicios del materialismo no se limitan solamente a los individuos. El
materialismo busca abolir también los valores básicos sobre los que descansan
el estado y la sociedad y generar un conjunto social insensible y sin grandeza
de espíritu que preste atención solamente a lo material. De este modo ninguno
de los miembros de una comunidad, puede poseer ideales como el patriotismo, el
amor por el pueblo de uno, la justicia, la lealtad, la honestidad, el
sacrificio, el honor o una ética correcta; el orden social establecido por esos
individuos está condenado a hacerse pedazos en un corto plazo. Por dichas
razones, el materialismo es una de las amenazas más serias a los valores básicos
del orden social y político de la nación.
Otro
gran mal del materialismo es su apuntalamiento de las ideologías divisivas y
anarquistas. El comunismo, la principal de dichas ideologías, es el resultado
político natural de la filosofía materialista. Buscar abolir nociones sagradas
como las de estado y familia constituye la ideología fundamental de todas las
formas de acciones subversivas dirigidas contra la estructura de un estado
unido. La teoría de la evolución constituye el llamado fundamento científico
del materialismo, del cual depende la ideología comunista. El comunismo, al
tomar la teoría de la evolución como referencia, busca justificarse y
presentar su ideología como cabal y correcta. A esto se debe que el fundador
del comunismo, Carlos Marx, escribió sobre el libro "El Origen de las
Especies" de Darwin -que estableció las bases para la teoría de la
evolución-, lo siguiente: "este
es el libro que contiene los fundamentos de la historia natural para nuestros
puntos de vista" (1).
Como
una cuestión de hecho, las ideas materialistas de todo tipo, siendo las de Marx
las principales, han colapsado totalmente debido a que la teoría de la evolución
-que en realidad es un dogma del siglo XIX sobre el que se apoya el
materialismo-, ha quedado absolutamente invalidada por medio de los
descubrimientos de la ciencia moderna, la cual ha desaprobado y continúa
desaprobando las hipótesis materialistas que no reconocen más que la materia,
en tanto que demuestra que todo lo existente es el producto de lo creado por un
ser superior.
Carlos
Marx dejó en claro que la teoría de Darwin era un fundamento sólido tanto
para el materialismo como para el comunismo. También exhibió su simpatía por
Darwin al dedicarle "El Capital" -el principal trabajo de Marx-,
donde escribió, en la edición en alemán: De un ferviente admirador a
Charles Darwin.
LIBERARSE
DEL PREJUICIO
La
mayoría de la gente acepta como estrictamente cierto todo lo que escucha de los
científicos. No se le ocurre que los mismos pueden tener también distintos
prejuicios filosóficos o ideológicos. El hecho es que los científicos
evolucionistas imponen a la gente sus propios prejuicios y puntos de vista filosóficos,
bajo la apariencia de "ciencia". Por ejemplo, aunque son conscientes
que los sucesos azarosos no causan más que irregularidades y confusiones,
pretenden que el maravilloso plan, orden y designio que se ven en el Universo y
en los organismos vivientes surgen de manera casual.
Por
ejemplo, un biólogo se da cuenta fácilmente que en una molécula de proteína,
el "ladrillo" con el que se construye la vida, hay una armonía
incomprensible, sin ninguna posibilidad que sea el producto de la casualidad.
Sin embargo, el evolucionista sostiene que esa proteína pasó a existir de modo
casual, bajo las condiciones primitivas de la Tierra, hace miles de millones de
años. Y no se detiene ahí sino que sostiene también, sin vacilar, que no
solamente se formó una proteína de manera casual sino que lo hicieron
millones, y luego, de forma increíble, se juntaron para crear la primera célula
viva. Además, defiende ese punto de vista con una obcecada obstinación. Una
persona así es lo que se llama científico "evolucionista".
Si
éste se encontrase con tres ladrillos apilados mientras camina por la calle,
nunca supondría que se juntaron de manera casual y que también de forma
fortuita uno se puso arriba del otro. En realidad, debería considerarse insano
mental a quien afirma algo así.
¿Cómo
puede ser posible entonces que gente que es capaz de evaluar sucesos comunes
racionalmente adopte una actitud irracional cuando llega el momento de pensar
sobre su propia existencia?
No
es dable sostener que se adopte esa actitud en nombre de la ciencia: la ciencia
requiere que si hay dos alternativas igualmente posibles en un caso dado, se
tome a las dos en consideración. Y si la probabilidad de una de las dos es muy
baja, por ejemplo del 1%, entonces lo racional y científico es considerar como
válida a la otra, cuya probabilidad es del 99%.
Sigamos
ahora, teniendo en cuenta este fundamento científico. Respecto a cómo se
originó la vida en la Tierra se pueden presentar dos puntos de vista. Uno
considera que todo lo viviente fue creado por Dios en su actual estructura
compleja. El otro considera que la vida tuvo lugar por medio de coincidencias
azarosas, de forma inconsciente. Este segundo punto de vista es el que sostiene
la teoría de la evolución.
Cuando
observamos los antecedentes científicos, por ejemplo, de la biología
molecular, vemos que no hay ninguna posibilidad de que una simple célula -o
incluso una de las millones de proteínas presentes en la célula- pudiese haber
pasado a existir de manera casual, como pretenden los evolucionistas. Ya veremos
en los capítulos que siguen que los cálculos de probabilidad también
confirman esto muchas veces (?). Por lo tanto el parecer de los evolucionistas
sobre la aparición de la vida tiene una probabilidad de ser cierta igual a
cero.
Eso
significa que el primer punto de vista tiene "100%" de probabilidad de
ser cierto. Es decir, que la vida apareció debido a que alguien la produjo de
manera consciente. Para decirlo de otro modo, fue "creada". Todo lo
existente lo es por designio de un Creador elevado, superior en conocimiento,
poder y sabiduría. Esta realidad no es simplemente una cuestión de convicción:
es la conclusión normal a la que uno es conducido por la ciencia, la lógica y
el discernimiento.
Bajo
estas circunstancias, nuestros científicos "evolucionistas" deberían
renunciar a su pretensión y adherirse a un hecho que es tanto obvio como
demostrado. Hacer otra cosa es evidenciar que se sacrifica la ciencia debido al
dogma, la ideología y la filosofía que se defiende en vez de ser un verdadero
científico.
La
cólera, la ofuscación y los prejuicios de nuestro "científico"
aumentan multiplicadamente cada vez que confronta la realidad. Esa actitud se
puede explicar con una sola palabra: "fe". Pero se trata de una fe
ciega, dado que no puede haber ninguna otra explicación a la falta de
consideración de todos los hechos, o se trata de una devoción perpetua al ridículo
escenario que construyeron en su imaginación.
MATERIALISMO
ININTELIGIBLE
La fe de la que hablamos es la fe en la filosofía materialista, la cual alega que la materia existió eternamente y que no hay nada más que materia. El llamado "fundamento científico" de la filosofía materialista es la teoría de la evolución, a la que se defiende de manera obcecada para respaldar dicha filosofía. Cuando la ciencia invalida las pretensiones de la teoría de la evolución -y este es el punto a que se ha llegado a fines del siglo XX- entonces se busca distorsionarla de modo que siga sosteniendo los conceptos de la evolución con el objeto de mantener con vida el materialismo.
Unas
pocas líneas escritas por uno de los biólogos prominentes de Turquía, es un
buen ejemplo que nos capacita para ver el juicio desordenado o perturbado que
conduce a esa devoción ciega. Este científico discute la probabilidad de la
formación por coincidencia del Citocromo-C, una de las enzimas más esenciales
para la vida: "La probabilidad de la
formación de la secuencia del Citocromo-C es igual a cero. Es decir, si la vida
requiere una cierta secuencia, se puede decir que tiene la probabilidad de que
se lleve a cabo una vez en todo el Universo. O bien algunas fuerzas metafísicas
más allá de nuestra determinación habrían actuado en su formación. Aceptar
esto último no es lo apropiado para el objetivo científico. Por lo tanto
tenemos que ocuparnos de la primera hipótesis"
(2).
Este
erudito encuentra "más científico" aceptar una probabilidad
"igual a cero" antes que la Creación. De todos modos, de acuerdo con
las normas científicas, si hay dos alternativas respecto a un hecho y si una de
ellas tiene la probabilidad de llevarse a cabo "igual a cero",
entonces la otra alternativa es la correcta. Pero el enfoque materialista dogmático
prohibe la admisión de un Creador superior. Dicha prohibición conduce al
erudito en cuestión -y a muchos ateos que creen en el mismo dogma materialista-
a aceptar pretensiones totalmente contrarias a la razón.
La
gente que cree y confía en esos científicos también queda sojuzgada y
deslumbrada por el mismo hechizo materialista y adopta la misma psicología
insensible cuando lee sus libros y notas.
Este
punto de vista dogmático materialista es la razón por la que muchas personas
prominentes en la comunidad científica son ateas. Quienes se autoliberan de ese
deslumbramiento y esclavitud y piensan con una mente abierta, no vacilan en
aceptar la existencia de un Creador. El bioquímico norteamericano Dr. Michael
J. Behe, quien sostiene la teoría del "designio inteligente" -muy
aceptada últimamente-, describe así a los científicos que se resisten a creer
en la misma o en la "creación" de los organismos vivientes: "En los cuatro decenios pasados, la bioquímica
moderna ha descubierto los secretos de la célula. Ello ha requerido que decenas
de cientos de personas dediquen la mejor parte de sus vidas al tedioso trabajo
de laboratorio. El resultado de esos esfuerzos acumulados en la investigación
de la célula -la investigación de la vida a nivel molecular- resulta un
estrepitoso, claro, agudo grito de "¡designio!". El resultado es tan
inequívoco y tan significativo que debe ser tenido como uno de los logros más
grande en la historia de la ciencia… Por el contrario, un silencio
desconcertante, curioso, rodea toda la complejidad de la célula. ¿Por qué la
comunidad científica no admite con vehemencia su descubrimiento sobrecogedor?
¿Por qué la observación de una creación con un propósito o intención es
tratada con tantos miramientos intelectuales? El dilema es que si a una parte
del elefante se la etiqueta como creada por un designio inteligente, la otra
parte debe ser etiquetada (con el nombre del creador, es decir,) Dios"
(3).
Y
lo que uno ve en las revistas, en la TV y en los libros hoy día, es la prédica
de los científicos evolucionistas ateos. Todas las investigaciones científicas
llevadas a cabo por los mismos les demuestran la existencia de un Creador. Pero
se han vuelto tan insensibles y empecinados debido a la educación materialista
dogmática que absorbieron, que siguen persistiendo en la negación (de lo
evidente).
La
gente que rechaza constantemente los claros signos y evidencias del Creador, se
vuelve totalmente necia. Atrapada por una ignorante autoconfianza provocada por
su necedad, puede terminar incluso sosteniendo como virtual algo que es un
absurdo. Un buen ejemplo de esto es el prominente evolucionista Richard Dawkins,
quien dijo a los cristianos que no acepten los milagros, ni siquiera si ven que
una estatua de la Virgen María extiende las manos hacia ellos. De acuerdo con
Dawkins: "Posiblemente
todos los átomos de los brazos de la estatua se mueven simultáneamente en la
misma dirección, probabilidad bastante inconcebible pero posible"
(4).
La
psicología de los incrédulos ha existido a lo largo de la historia. El Corán
la describe así: Aunque hubiéramos hecho que los ángeles descendieran a
ellos, aunque les hubieran hablado los muertos, aunque hubiéramos juntado antes
ellos todas las cosas, no habrían creído, a menos que Dios hubiera querido.
Pero la mayoría son ignorantes (6:111).
Como
lo aclara ese versículo, el pensamiento dogmático de los evolucionistas no es
original ni peculiar de ellos. En realidad, lo que sostienen los científicos no
es un pensamiento científico sino una ignorancia preservada desde la época de
las comunidades paganas más incivilizadas.
La
misma psicología se define en otro versículo del Corán: Aún si les abriéramos
una puerta del cielo y pudieran ascender a él, dirían: "Nuestra vista ha
sido enturbiada nada más, o, más bien, se nos ha hechizado" (15:14-15).
ADOCTRINAMIENTO
EVOLUCIONISTA EN GRAN ESCALA
Como
se indica en los versículos citados antes, una de las razones para que la gente
no pueda ver las realidades de su existencia es un tipo de "hechizo"
que le impide razonar. Es el mismo "encantamiento" que subyace en la
aceptación mundial de la teoría de la evolución. El hechizo al que nos
referimos es un condicionamiento adquirido por medio de la enseñanza o
adoctrinamiento. Las personas están expuestas a un adoctrinamiento tan intenso
respecto a lo correcto de la teoría de la evolución, que a menudo ni siquiera
se pueden dar cuenta de la distorsión existente.
Ese
adoctrinamiento crea un efecto negativo en el cerebro y anula la capacidad de
juicio. El cerebro que se encuentra bajo esa situación de modo continuo,
eventualmente empieza a percibir realidades no como son sino como le han sido
enseñadas. Este fenómeno se puede observar en otros casos. Por ejemplo, si uno
es hipnotizado y se le hace entender que la cama donde yace es un auto, después
de la sesión de hipnosis sigue con esa percepción. Lo supone muy lógico y
racional porque realmente lo percibe así y no duda que está en lo cierto.
Ejemplos como el anterior, que exhiben la eficiencia y la fuerza del mecanismo
de adoctrinamiento, son realidades científicas verificadas por incontables
experimentos informados en la literatura científica y que se encuentran en los
libros de texto de psicología y psiquiatría.
La
teoría de la evolución y la visión del mundo materialista que se apoyan en
esos conceptos, se impone sobre las multitudes de seres humanos por medio del
adoctrinamiento. Quienes continuamente están absorbiendo la enseñanza de los
criterios evolucionistas en los medios de comunicación, en las fuentes académicas
y en los principios "científicos", no pueden darse cuenta que la
aceptación de la teoría de la evolución es algo que en realidad va en contra
de los principios básicos de la razón. Y los científicos también caen presa
de este adoctrinamiento. Son cada vez más los jóvenes que ascienden en sus
especialidades científicas adoptando la visión materialista del mundo.
Encantados por ese hechizo, muchos científicos evolucionistas siguen buscando
la confirmación erudita de las pretensiones irracionales y anacrónicas del
siglo XIX, las cuales han sido refutadas desde entonces por las evidencias científicas.
Existen
otros mecanismos adicionales que fuerzan a los científicos a ser evolucionistas
materialistas. En los países occidentales, un científico tiene que observar
algunas pautas para recibir reconocimiento académico, o sus artículos tiene
que ser publicados en revistas científicas. La regla número uno es la aceptación
íntegra de los criterios evolucionistas. Este sistema conduce a los científicos
a que inviertan toda la vida y carreras científicas en función de la creencia
dogmática.
Esta
es la realidad presente detrás de la afirmación "la evolución es aún
aceptada por el mundo de la ciencia". Si a la teoría de la evolución se
la mantiene viva no es porque tenga valor científico sino porque es una
obligación ideológica. Muy pocos de los científicos conscientes de este hecho
pueden arriesgarse a señalar que el rey está desnudo.
En
las demás partes de este libro revisaremos los descubrimientos de la ciencia
moderna, que condujeron al colapso de la creencia evolucionista y a la puesta en
evidencia evidencias que hacen a la existencia de Dios. El lector será testigo
de que la teoría de la evolución es en realidad un engaño puesto al
descubierto por la ciencia a cada paso, pero que es sostenido para ocultar el
hecho de la Creación. Es de esperar que los lectores consigan deshacerse de ese
hechizo que ciega las mentes y las incapacita para juzgar, de modo que puedan
reflexionar serenamente sobre lo que se dice en este libro.
Si
el lector de despoja de ese encantamiento y piensa de manera clara, libre y
desprejuiciada, descubrirá rápidamente la verdad cristalina. Esa verdad
inevitable, demostrada también por la ciencia moderna en todos sus aspectos, es
que los organismos vivientes no pasaron a existir por casualidad sino como un
resultado de la Creación. El ser humano puede observar fácilmente el hecho de
la Creación al considerar cómo existe él mismo, cómo paso a existir a partir
de una gota de agua u observando la perfección de todo lo viviente.
Michael
Behe: Un silencio desconcertante, curioso, rodea toda la complejidad de la célula.
HISTORIA
SUCINTA DE LA TEORÍA
Las
raíces del pensamiento evolucionista se hunden en la antigüedad, como una
creencia dogmática que intenta negar el hecho de la Creación. La mayoría de
los filósofos paganos de la Grecia antigua defienden la idea de la evolución.
Cuando observamos la filosofía de la historia vemos que la idea de la evolución
constituye la columna vertebral de muchas filosofías paganas.
Sin
embargo, no es la filosofía antigua pagana sino la fe en Dios lo que ha jugado
un papel estimulante en el desarrollo de la ciencia moderna. La mayoría de las
personas que encabezaron el nacimiento de la ciencia moderna creían en la
existencia de Dios. Al estudiar las disciplinas correspondientes buscaban
descubrir el universo que Dios ha creado y percibir Sus leyes y los pormenores
de Su Creación. Cuvier, el padre de la paleontología, Lineo, el pionero de la
botánica y de la zoología, Isaac Newton, a quien se considera "el más
grande científico de todos los tiempos" y los astrónomos como Leonardo de
Vinci, Copérnico, Keppler y Galileo, todos ellos, estudiaron las ciencias
creyendo no solamente en la existencia de Dios sino también que todo el
Universo pasó a existir como resultado de Su creación(5). Alberto Einstein,
considerado el genio más grande de nuestra época, fue otro ferviente científico
que creía en Dios: "No
puedo concebir un científico genuino sin una fe profunda. Esta situación puede
expresarse por medio de una imagen: la ciencia sin religión cojea".(6)
Uno
de los fundadores de la física moderna, el físico alemán Max Planck, dijo que
cualquiera que estudie la ciencia seriamente debe leer la sentencia estampada
sobre la puerta del templo de la erudición: "Ten fe". La fe es
un atributo esencial del científico.(7)
La teoría de la evolución es el resultado de la filosofía materialista que surgió a la superficie con el redespertar de antiguas filosofías materialistas y se expandió ampliamente en el siglo XIX. Como indicamos antes, el materialismo busca explicar la naturaleza por medio de factores solamente materiales. Dado que en todo momento rechaza la opción de la Creación, afirma que todo, animado o inanimado, apareció sin que haya un acto Creador sino como resultado de coincidencias que luego adquirieron la condición de "orden establecido". Sin embargo, la mente humana está estructurada de tal manera, que concibe la existencia de una voluntad organizadora donde sea que ve un orden o disposición dados. La filosofía materialista, contraria a esta característica básica de la mente humana, produjo la "teoría de la evolución" a mediados del siglo XIX.
LA
IMAGINACIÓN DE DARWIN
La
persona que presentó la teoría de la evolución de la manera en que es
defendida hoy día, fue un naturalista aficionado inglés, llamado Charles
Robert Darwin.
Éste
nunca emprendió un estudio formal de la biología. Tenía solamente un interés
de aficionado por la naturaleza y lo viviente; interés que lo animó a unirse a
una expedición marítima en un barco llamado "HMS Beagle" que
partió de Inglaterra en 1832 y viajó a distintas partes del mundo durante 5 años.
El joven Darwin estaba muy impresionado por varias especies vivas, especialmente
por ciertos fringílidos que vio en las Islas Galápagos. Pensaba que las
variaciones en sus picos fueron causadas por la adaptación al medio. Basado en
esta idea supuso que el origen de la vida y de las especies yacía en el
concepto de "adaptación al medio ambiente". Según Darwin,
distintas especies vivas no fueron creadas separadamente por Dios sino que más
bien provenían de un ancestro común y se diferenciaron luego como resultado de
las condiciones naturales (en que pasaron a vivir cada una).
La
hipótesis de Darwin no se basaba en ningún descubrimiento o experimento científico.
Sin embargo, con el tiempo se volvió una teoría presuntuosa gracias al apoyo e
impulso que recibió de los famosos biólogos y naturalistas de esa época. La
idea era que los individuos que mejor se adaptaron a su medio transfirieron las
cualidades adquiridas a las generaciones subsiguientes. Luego esas cualidades se
acumularon y con el tiempo transformaron a las criaturas en cuestión en
especies totalmente distintas a sus ancestros (En esa época se desconocía el
origen de esas "cualidades provechosas"). Según Darwin el ser humano
fue el resultado más desarrollado de dicho mecanismo y denominó a ese proceso
"evolución por selección natural". Pensó que había encontrado el
"origen de las especies": el origen de una especie era otra especie.
En 1859 publicó esos conceptos en su libro titulado "El Origen de las
Especies Por medio de la Selección Natural".
Era
bien consciente de que dicha teoría enfrentaba un montón de problemas, cosa
que confesó en el capítulo "Dificultades de la Teoría". En
principio esas dificultades se presentaban con los registros fósiles, con los
órganos complejos de seres vivientes que posiblemente no se podían explicar
por medio de la casualidad (por ejemplo, los ojos) y con los instintos. Darwin
esperaba que esas dificultades se superarían por medio de nuevos
descubrimientos. No obstante, eso no evitó que se le ocurriesen una serie de
explicaciones que resultaban muy inadecuadas para otros. El físico
norteamericano Lipson hizo el siguiente comentario sobre las "dificultades"
de Darwin: "Al leer 'El Origen de las Especies'
descubrí que Darwin estaba mucho menos seguro de lo que aparentaba. El capítulo
titulado 'Dificultades de la Teoría', por ejemplo, exhibe la considerable duda
del autor. Como físico me intrigaron particularmente sus comentarios sobre el
modo en que surgieron los ojos".(8)
Mientras desarrollaba esta teoría, Darwin estaba impresionado por muchos biólogos evolucionistas que le precedieron, especialmente por el francés Lamarck (9). Según éste, las criaturas vivas transferían los rasgos adquiridos en su existencia de una generación a la siguiente, evolucionando de esta manera. Por ejemplo, las jirafas se desarrollaron a partir de animales como los antílopes por la necesidad de extender cada vez más el cuello, una generación tras otra, al intentar alcanzar las ramas que los alimentaban, cada vez más altas. Darwin empleó esta tesis de "traspaso de los rasgos adquiridos", propuesta por Lamarck, como el factor que hacía evolucionar a los seres vivientes.
Pero
tanto Darwin como Lamarck estaban equivocados porque en su época la vida no podía
ser estudiada con la primitiva tecnología de entonces y en un nivel muy
inadecuado. Los campos científicos como el de la genética y la bioquímica no
existían ni siquiera como nombres. Por lo tanto sus teorías dependían
totalmente de sus capacidades imaginativas.
Mientras
retumbaban los ecos del libro de Darwin, un botánico austríaco de nombre
George Mendel, descubrió las leyes de la herencia en 1865. El descubrimiento de
Mendel, que no fue conocido hasta fin de ese siglo, obtuvo una gran importancia
a principio del siglo siguiente y marcó el nacimiento de la ciencia genética.
Poco después se descubrió la estructura de los genes y los cromosomas. El
descubrimiento en el decenio de 1950 de la molécula de ADN que incorpora la
información genética, arrojó la teoría de la evolución a una gran crisis.
La razón era la increíble complejidad de la vida y la invalidez de los
mecanismos evolucionistas propuestos por Darwin.
Esos
cambios deberían haber terminado con la teoría de Darwin en el basurero de la
historia. Sin embargo, no sucedió eso porque ciertos círculos insistieron en
revisarla, renovarla y elevarla a un plano científico. Estos esfuerzos tienen
sentido solamente cuando se comprueba que por detrás de la teoría se ubican
intenciones ideológicas antes que preocupaciones científicas.
LOS
ESFUERZOS DESESPERADOS DEL NEODARWINISMO.
La
teoría de Darwin entró en una profunda crisis debido al descubrimiento de las
leyes de la genética en el primer cuarto de este siglo. Independientemente de
ello, un grupo de científicos que estaba determinado a permanecer leal a
Darwin, se esforzó por presentarse con soluciones.
Se
encontraron en una reunión organizada por la Sociedad de Geología
Norteamericana en 1941. Genetistas como G. Ledyard Stebbins y Theodosius
Dobzhansky, zoólogos como Ernst Mayr y Julián Huxley, paleontólogos como
George Gaylord Simpson y Glenn L. Jepsen y matemáticos genetistas como Ronald
Fisher y Sewall Right, después de largas discusiones, acordaron sobre la manera
de "remendar" el darwinismo.
Esos
cuadros científicos se centraron en la cuestión del origen de las variaciones
provechosas o útiles que supuestamente hacían que los organismos vivos
evolucionen, cuestión que el propio Darwin fue incapaz de explicar, dejándola
simplemente a un lado al apoyarse en Lamarck. La idea que se presentaba ahora
era la de "mutaciones azarosas". A esta nueva teoría la denominaron
"Teoría de la Evolución Sintética Moderna", la cual es el producto
de agregar el concepto de mutación a la tesis de la selección natural de
Darwin. En un corto tiempo dicha teoría pasó a ser conocida como
"neodarwinismo".
En
las décadas siguientes se harían desesperados intentos por demostrar (lo
cierto) del neodarwinismo. Ya se sabía que las mutaciones, o
"accidentes", que ocurren en los genes de los organismos vivientes
eran siempre dañinos. Los neodarwinistas intentaron establecer un caso de
"mutación útil" por medio de miles de experimentos. Todos ellos
finalizaron en un completo fracaso.
Buscaron
probar que los primeros organismos vivientes podían haberse originado por
casualidad bajo las condiciones terrestres primitivas propuestas por la teoría,
pero también dichos experimentos culminaron en el fracaso. La frustración era
el resultado de todos los ensayos que intentaban demostrar que la vida pudo
generarse por casualidad. Los cálculos de probabilidad demostraban que ni
siquiera pudo haberse formado por casualidad una sola proteína, el
"ladrillo" con el que se edifica la vida. Y la célula -que
supuestamente emergió por casualidad bajo las condiciones terrestres primitivas
no controladas, según los evolucionistas- no pudo ser sintetizada ni siquiera
por los laboratorios más sofisticados del siglo XX.
La
teoría neodarwinista también es derrotada por los registros fósiles. Nunca se
ha encontrado en ninguna parte del mundo alguna "forma transitoria"
que supuestamente podría exhibir la evolución gradual de los organismos vivos
-de especies primitivas o avanzadas- como pretendían los neodarwinistas. Al
mismo tiempo, la anatomía comparada revelaba que las especies que se supuso
evolucionaron una de otra, en realidad tenían rasgos anatómicos distintos y
que nunca pudieron ser ancestros o descendientes una de la otra.
Sucede
que el neodarwinismo, de ninguna manera, fue una teoría científica. Sí fue un
dogma ideológico, por no decir una especie de "religión". A esto se
debe que los paladines de la teoría de la evolución aún lo siguen defendiendo
a pesar de todas las evidencias en contrario. Sin embargo, una cosa en la que no
se pueden poner de acuerdo es cuál de los distintos modelos propuestos para que
se lleve a cabo la evolución es el "correcto". Uno de los más
importantes es el escenario fantástico conocido como "equilibrio
puntuado".
PRUEBA
Y ERROR: EQUILIBRIO PUNTUADO
La
mayoría de los científicos que creen en la evolución aceptan la teoría
neodarwinista de una evolución lenta y gradual. En las décadas recientes, sin
embargo, se ha propuesto un modelo distinto, llamado "equilibrio
puntuado", y se rechaza la idea darwinista de una evolución acumulativa,
paso a paso, al sostenerse que la misma tuvo lugar por medio de
"saltos" grandes, discontinuos.
Los
primeros defensores vocingleros de esta idea aparecieron a comienzos del decenio
de 1970. Dos paleontólogos norteamericanos, Niles Eldredges y Stephen Jay Gould,
eran bien conscientes que las pretensiones de la teoría neodarwinista eran
absolutamente refutadas por los registros fósiles. Éstos probaban que los
organismos vivos no se originaron por evolución gradual sino que aparecieron
repentinamente y totalmente formados. Los neodarwinistas vivieron y viven con la
acariciada esperanza de que las formas transitorias perdidas serían encontradas
algún día. Aunque Eldredges y Gould comprobaron que era una esperanza sin
fundamentos, de todos modos fueron incapaces de abandonar el dogma de la evolución,
por lo que presentaron un nuevo modelo: el equilibrio puntuado. Es decir,
sostienen que la evolución no tiene lugar como resultado de pequeñas
variaciones sino, más bien, por medio de cambios grandes y repentinos.
Se
trataba de un modelo nada más que fantasioso, caprichoso. Por ejemplo, el
paleontólogo europeo O. H. Shindewolf, quien preparó el camino a Eldredges y
Gould, sostenía que el primer pájaro provino de un huevo de reptil, como
resultado de una "mutación importante", es decir como resultado de un
"gran accidente" en la estructura genética (10). De acuerdo con la
misma teoría, algunos animales terrestres pudieron haberse convertido en
ballenas gigantes al sufrir una transformación total y repentina. ¡Esos
supuestos que contradicen totalmente las normas de la genética, de la biofísica
y de la bioquímica, son tan científicos como los cuentos de hadas que hacen
que las ranas se conviertan en princesas! No obstante, dada la crisis que sufría
la afirmación neodarwinista, algunos paleontólogos evolucionistas abrazaron
esta teoría que se distinguía por ser incluso más grotesca que el propio
neodarwinismo.
El
único propósito de este modelo era proveer una explicación a los vacíos
existentes en los registros fósiles que el modelo neodarwinista no podía
explicar. Sin embargo, es muy difícil intentar explicar racionalmente dicho vacío
en la evolución de los pájaros alegando que "un pájaro surgió
totalmente formado y repentinamente de un huevo de reptil", porque según
los propios evolucionistas la evolución de una especie a otra requiere un
cambio grande y adecuado en la información genética. Además, ningún tipo de
mutación mejora la información genética o agrega otra nueva. Las mutaciones
solamente desordenan, trastornan la información genética. Por lo tanto, las
"grandes mutaciones" imaginadas por el modelo del equilibrio puntuado
provocaría solamente "grandes" o "gruesas" disminuciones y
perjuicios en la información genética.
Por
otra parte, el modelo de "equilibrio puntuado" colapsa desde el primer
paso por su incapacidad para aplicarse a la cuestión del origen de la vida,
cuestión que también refuta el modelo neodarwinista desde el principio. Dado
que ni siquiera una simple proteína pudo haberse originado por casualidad,
resulta sin sentido el debate sobre si organismos constituidos por trillones de
esas proteínas han sufrido una evolución "gradual" o
"puntuada".
A
pesar de esto, el modelo que se nos viene a la mente cuando se presenta la
cuestión de la "evolución" es aún el neodarwinista. En los capítulos
que siguen examinaremos primero dos mecanismos imaginarios del modelo
neodarwinista y luego veremos los registros fósiles para someterlos a prueba.
Después de eso trataremos la cuestión del origen de la vida, con lo que se
invalida tanto el modelo neodarwinista como todos los otros modelos
evolucionistas y, entre ellos, el de "la evolución por saltos".
Antes
de entrar en esos temas puede ser provechoso recordar al lector que lo que
estamos confrontando en cada etapa es que el escenario evolucionista es un
cuento de hadas, un gran engaño en desavenencia total con el mundo real. Es un
escenario que fue usado durante 140 años para engañar a los habitantes del
planeta. Gracias a los últimos descubrimientos científicos se ha vuelto
imposible seguir defendiéndolo.
Hoy
día cientos de científicos de todo el mundo, especialmente de Norteamérica y
de Europa, rebaten la teoría de la evolución y han publicado muchos libros
sobre la invalidez de la misma.
El
nivel primitivo de la ciencia y la tecnología en la época de Darwin
Cuando
Darwin presentó sus suposiciones, las disciplinas de la genética, la
microbiología y la bioquímica no existían aún. Si hubiesen sido de
actualidad antes que presentase su teoría, se habría dado cuenta fácilmente
que su teoría era totalmente anticientífica y posiblemente no hubiera
presentado esos supuestos sin sentido. La información que determina a las
especies ya existe en los genes y es imposible que la selección natural
produzca nuevas especies a través de la alteración de los mismos.
De
la misma manera, el actual mundo de la ciencia tiene una comprensión muy somera
e imperfecta de la estructura y funciones de la célula. Si Darwin hubiese
tenido la posibilidad de ver la célula con un microscopio electrónico habría
testimoniado la gran complejidad y la estructura extraordinaria en los organelos
de la célula. Habría contemplado con sus propios ojos que un mínimo de
variaciones en ese sistema tan complejo e intrincado impediría su concreción.
Si hubiese conocido la biomatemáticas, se habría dado cuenta que ni siquiera
una simple molécula de proteína, ni hablar de toda una célula, podría haber
pasado a existir de manera casual.
El
estudio pormenorizado de la célula fue solamente posible después de la invención
del microscopio electrónico. Con los microscopios primitivos de la época de
Darwin solamente podía observarse la superficie exterior de la célula.
El
racismo de Darwin
Uno
de los aspectos más importante y no obstante menos conocido de Darwin es su
racismo: consideraba a los europeos blancos más "avanzados"
que otras razas humanas. En tanto presuponía que el ser humano evolucionó a
partir de criaturas parecidas a los monos, barruntó que algunas razas se
desarrollaron más que otras y que las últimas aún tenían rasgos de simios.
En su libro "La Descendencia del Hombre", el cual publicado
después de "El Origen de las Especies", comentó
descaradamente "las mayores diferencias entre los seres humanos de razas
distintas" (1). Darwin sostiene allí
que los negros y los aborígenes australianos son iguales a los gorilas y luego
infirió que los mismos, con el tiempo, deberían ser "hechos a un lado"
por las "razas civilizadas". Dijo: "En
un futuro, no muy distante como para medirlo en siglos, las razas humanas
civilizadas, seguramente, exterminarán y reemplazarán a las razas salvajes en
todo el mundo. Sin duda…, al mismo tiempo serán exterminados los monos
antropomorfos. Podemos esperar que exista un hombre civilizado -incluso más
que el caucásico- cuya diferencia con un mono tan
inferior como el mandril sea mayor a la que existe entre el negro o el
australiano y el gorila" (2).
Las
disparatadas ideas de Darwin no fueron solamente teorizadas sino llevadas también
a una posición que proveyeron los más importantes "fundamentos científicos"
al racismo. Suponiendo que los seres vivientes evolucionaron en la lucha por la
vida, el Darwinismo fue adaptado a las ciencias sociales y se convirtió en una
concepción que pasó a ser llamada "Darwinismo Social".
El
Darwinismo Social afirma que las razas humanas existentes están ubicadas en
distintos peldaños de la "escala evolutiva", que las razas europeas
eran las más avanzadas y que muchas otras razas aún llevan rasgos de
"simios".
Benjamin
Farrington, "What Darwin Really Said", Sphere Books, 1971, p.
54-56.
Charles
Darwin, "The Descent of Man", segunda edición, New York, A.L.
Burt Co., 1874, p. 178.
MECANISMOS
IMAGINARIOS DE LA EVOLUCION
El
modelo Neodarwinista, el cual tomamos como la "corriente principal" de
la teoría de la evolución actualmente, argumenta que la vida ha evolucionado a
través de dos mecanismos naturales: la "selección natural" y la
"mutación". La afirmación básica de la teoría es la siguiente: la
selección natural y la mutación son dos mecanismos complementarios. El origen
de las modificaciones en la evolución está en las mutaciones azarosas que
tienen lugar en la estructura genética de lo viviente. Los rasgos producidos
por las mutaciones son escogidos por medio del mecanismo de selección natural y
en consecuencia lo viviente evoluciona.
Cuanto
más indagamos en esta teoría encontramos que dicho mecanismo de evolución no
existe en absoluto porque ni la selección natural ni las mutaciones brindan
ningún elemento en favor del supuesto de que las distintas especies han
evolucionado y se han transformado una a partir de otra.
LA
SELECCION NATURAL
Como
proceso de la naturaleza, la selección natural era familiar para los biólogos
anteriores a Darwin, quienes la definieron como "un mecanismo que mantiene
a las especies inalterables sin que sean corrompidas". Darwin fue la
primera persona en afirmar que este proceso tenía capacidad evolutiva y después
montó su teoría sobre ese fundamento. El nombre que le dio a su libro indica
que la selección natural era la base de la teoría: "El Origen de las
Especies Por Medio de la Selección Natural".
Sin
embargo, desde la época de Darwin no ha habido una simple pizca de evidencia
que muestre que la selección natural hace que lo viviente evolucione. Colin
Patterson, paleontólogo y decano del Museo de Historia Natural de Inglaterra,
quien, entre paréntesis, es un evolucionista prominente, enfatiza que nunca se
ha observado que la selección natural tenga la facultad de hacer que las cosas
evolucionen: "Nadie ha producido
jamás una especie por medio de los mecanismos de selección natural. Nadie se
ha acercado nunca a ello, en tanto que la mayoría de los actuales argumentos de
los neodarwinistas se ocupan de esta cuestión" (11).
La
selección natural sostiene que lo viviente que más se adecue a las condiciones
naturales del lugar donde vive será lo que prevalezca por medio de su
descendencia, mientras que lo viviente que sea inepto desaparecerá. Por
ejemplo, en una manada de ciervos amenazada por animales carniceros es natural
que sobreviva el que corre más rápido. Eso es cierto. Pero independientemente
de lo dilatado que sea ese proceso, no transformará al ciervo en otra especie
viviente. El ciervo será siempre ciervo.
Cuando
prestamos atención a los pocos incidentes que los evolucionistas han presentado
como ejemplos observados de selección natural, nos damos cuenta que no se trata
sino de un simple intento de engaño.
LAS
MARIPOSAS DE LA REVOLUCION INDUSTRIAL
Douglas
Futuyma publicó en 1986 el libro "La Biología de la Evolución",
el cual se acepta como una de las fuentes que explica la teoría de la evolución
por medio de la selección natural de la manera más explícita. El más famoso
de los ejemplos al respecto se refiere al color de las poblaciones de mariposas,
las cuales parecían tornarse oscuras durante la Revolución Industrial en
Inglaterra.
De
acuerdo con la narración, en los albores de esa Revolución, el color de la
corteza de los árboles cerca de Manchester era totalmente claro. Debido a eso
las mariposas de color oscuro que se apoyaban en esos árboles podían ser fácilmente
distinguidas por los pájaros que se alimentaban de ellas y por lo tanto tenían
muy poca probabilidad de sobrevivir. Cincuenta años más tarde, como resultado
de la polución, las cortezas de los árboles se oscurecieron y entonces las
mariposas de color claro resultaban ser las más cazadas. En consecuencia,
decreció el número de estas últimas y aumentó el de las de color oscuro
puesto que no eran fácilmente visualizadas. Los evolucionistas usaron esto como
una gran evidencia de su teoría. Además justificaban lo que decían por medio
de mostrar como las mariposas de color claro "evolucionaban" y pasaban
a ser oscuras.
De
todos modos debería quedar totalmente claro que esa situación no puede ser
usada de ninguna manera como una evidencia de la teoría de la evolución,
porque la selección natural no dio lugar a la aparición de una nueva forma que
no existía antes. Las mariposas de color oscuro ya existían antes de la
Revolución Industrial. Lo único que se modificó es la parte proporcional de
cada una en la población general. Las mariposas no adquirieron nuevos rasgos u
órganos, lo cual llevaría a "modificaciones en la especie". Con el
objeto de que una mariposa se transforme en otra especie viva, por ejemplo en un
pájaro, los genes tendrían que experimentar agregados. Es decir, tendría que
haber cargado o agregado otro programa genético completo que incluya la
información acerca de los rasgos físicos del pájaro.
En
resumen, la selección natural no tiene la capacidad de agregar un órgano nuevo
a un organismo viviente, de sacar un órgano existente o de transformar al
organismo en cuestión en otro, lo cual se opone totalmente a la imagen que
evocan los evolucionistas. La "mayor" evidencia presentada desde la época
de Darwin no ha podido ir más allá que el de las mariposas de Inglaterra.
¿PUEDE
LA SELECCION NATURAL EXPLICAR LA COMPLEJIDAD?
La
selección natural no contribuye en nada a la teoría de la evolución porque
nunca puede aumentar o mejorar la información genética de una especie. Tampoco
puede transformar una especie en otra: una estrella de mar en un pez, un pez en
una rana, una rana en un cocodrilo o un cocodrilo en un pájaro. El mayor
defensor del equilibrio puntuado, Gould, se refiere a esta discordancia
insuperable de la selección natural: "La
esencia del darwinismo yace en una sola frase: la selección natural es la
fuerza creativa del cambio evolutivo. Nadie niega que la selección natural
jugará su papel para eliminar lo inepto. (Pero) las teorías darwinistas
requieren que también origine lo conveniente"
(12).
Otro
de los métodos engañosos que también emplean los evolucionistas en la cuestión
de la selección natural, es presentar este mecanismo como si estuviese obrando
un diseñador consciente. Sin embargo, la selección natural no posee ningún
tipo de consciencia. No posee voluntad para decidir que es bueno y que es malo
para lo viviente. En consecuencia, la selección natural no puede explicar los
sistemas biológicos y los órganos que tienen el carácter de "complejidad
irreductible". Esos sistemas y órganos se componen por la cooperación
de un gran número de partes y no sirven para nada si una de esas partes se
pierde o resulta defectuosa (Por ejemplo, el ojo humano no funciona a menos que
su constitución abarque todos los detalles que lo hacen apto para la visión).Por
lo tanto, la voluntad que reúne todas las partes del caso debería ser capaz de
imaginarse el futuro anticipadamente y apuntar directamente al beneficio que
tiene que ser adquirido en la última etapa. Dado que el mecanismo de selección
natural no posee ninguna consciencia o voluntad, no puede hacer nada de eso.
Este hecho, que también demuele los fundamentos de la teoría de la evolución,
atormentó asimismo a Darwin: "Si pudiera demostrarse que existió algún
órgano complejo, el cual, quizá, no se habría formado por medio de numerosas,
sucesivas y lentas modificaciones, mi teoría se derrumbaría
absolutamente" (13).
La
selección natural solamente separa los individuos deformes, débiles o ineptos
de una especie. No puede producir especies nuevas, información genética nueva
u órganos nuevos. Es decir, no puede hacer que algo evolucione. Darwin aceptó
esta realidad diciendo: "La
selección natural no puede hacer nada hasta que ocurran fortuitamente las
variaciones favorables" (14). A esto
se debe que los neodarwinistas hayan tenido que presentar a las mutaciones,
contiguas a la selección natural, como "la causa de los cambios benéficos".
Sin embargo, como veremos, las mutaciones pueden ser solamente "la causa de
cambios dañinos".
LAS
MUTACIONES
Las
mutaciones son definidas como substituciones o rupturas que tienen lugar en la
molécula de ADN, la cual se encuentra en el núcleo de la célula de un
organismo viviente y contiene toda la información genética. Estas
substituciones o rupturas son el resultado de efectos externos tales como la
acción química o la radiación. Cada mutación es un "accidente" que
daña los nucleótidos que componen el ADN o cambia su ubicación. La mayoría
de las veces provoca tantos daños y modificaciones que la célula no puede
repararlos.
La
mutación, a la cual los evolucionistas frecuentemente ocultan, no es una varita
mágica que transforma los órganos vivos en una forma más perfecta y avanzada.
El efecto directo de las mutaciones es dañino. Los cambios efectuados por las
mutaciones pueden parecerse solamente a los experimentados por el pueblo de
Hiroshima, Nagasaki y Chernobyl, es decir, a la muerte, a la invalidez y al
aborto de la naturaleza….
La
razón para esto es muy simple: el ADN tiene una estructura muy compleja y los
efectos azarosos pueden provocar solamente daño a dicha estructura. Dice B.G.
Ranganathan: "Las mutaciones son pequeñas, azarosas y dañinas.
Ocurren raramente y lo más posible es que sean ineficaces. Estas cuatro
características de las mutaciones implica que no pueden llevar a un desarrollo
evolutivo. Un cambio fortuito en un reloj no puede mejorarlo. Lo más probable
es que lo dañe o que, en el mejor de los casos, no lo afecte. Un terremoto no
mejora a la ciudad que golpea sino que provoca su destrucción"
(15).
No
debe sorprender que hasta ahora no se haya observado ninguna mutación
provechosa. Todas las mutaciones demostraron ser perjudiciales. El científico
evolucionista Warren Weaver comenta el informe preparado por el Comité sobre
Efectos Genéticos de la Radiación Atómica, el cual se constituyó para
investigar las mutaciones que pudieron haber sido causadas por las armas
nucleares en la II Guerra Mundial: "Muchos
estarán confundidos por la manifestación de que prácticamente todos los genes
mutantes conocidos son dañinos, porque las mutaciones son una parte necesaria
del proceso de evolución. ¿Cómo las mutaciones pueden producir un buen efecto
-la evolución hacia una forma de vida superior- cuando prácticamente todas
ellas son dañinas?" (16).
Todos
los esfuerzos por "generar una mutación provechosa" terminaron
en el fracaso. Durante decenios los evolucionistas llevaron a cabo muchos
experimentos para producir mutaciones en las moscas de la fruta, dado que esos
insectos se reproducen muy rápidamente y entonces se puede observar la mutación
de inmediato. Fueron mutadas una generación de moscas tras otra pero nunca se
observó ningún provecho. El genetista evolucionista Gordon Taylor escribe: "En las miles de
moscas producidas por medio de los experimentos llevados a cabo en todo el mundo
durante más de cincuenta años, nunca se ha visto que aparezca una especie
nueva… o incluso una enzima nueva"
(17).
Otro
investigador, Michael Pitman, comenta sobre el fracaso de los experimentos
llevados a cabo con las moscas de la fruta: "Morgan,
Goldschmit, Muller y otros genetistas han sometido varias generaciones de moscas
de la fruta a condiciones extremas de calor, frío, luz, oscuridad y a
tratamientos químicos y de radiación. Se produjeron todo tipo de mutaciones,
triviales o positivamente nocivas. ¿Se trata de una evolución fabricada por el
hombre? Realmente no. Pocos de esos monstruos producidos por los genetistas podrían
haber sobrevivido fuera de las probetas en donde se empollaron. En la práctica,
los mutantes mueren, son estériles o revierten al tipo silvestre"
(18).
Eso mismo se presenta como cierto para los seres humanos. Todas las mutaciones que se observan en los seres humanos tienen resultados nocivos. Los evolucionistas arrojan una cortina de humo sobre esta cuestión e intentan mostrar algunas de esa mutaciones nocivas como "evidencias de la evolución". Todas las mutaciones que tienen lugar en los humanos resultan en deformaciones físicas, en enfermedades como el mongolismo, el síndrome de Down, el albinismo o el cretinismo. Estas mutaciones se presentan en los libros de texto de los evolucionistas como ejemplos de "los mecanismos de la evolución en operación". Ni hace falta decir que un proceso que deja a la gente incapacitada o enferma no puede ser un "mecanismo de la evolución", en tanto se entienda ésta como productora de formas mejores y más apta para la vida.
Damos
como resumen las tres razones principales por las que las mutaciones no pueden
ser puestas al servicio de las afirmaciones de los evolucionistas:
1°)
El efecto directo de las mutaciones es dañino. Dado que casi siempre ocurren de
manera fortuita, casi siempre dañan a los organismos vivos que las producen. La
razón nos dice que la intervención inconsciente sobre una estructura compleja
y perfecta no la mejorará sino que la deteriorará. En realidad nunca se observó
una "mutación provechosa".
2°)
Las mutaciones no agregan ninguna información al ADN del organismo. Las partículas
que constituyen la información genética son separadas de sus lugares
naturales, destruidas o llevadas a otros lugares. Las mutaciones no pueden hacer
que algo vivo adquiera un órgano nuevo o un rasgo nuevo. Solamente provocan
anormalidades, como sería una pierna adherida a la espalda o un oído ubicado
en el abdomen.
3°)
Para que una mutación sea transferida a la generación subsiguiente tiene que
haber tenido lugar en las células reproductoras del organismo. Un cambio
fortuito que ocurre en cualquier célula u órgano del cuerpo no puede ser
transferido a la nueva generación. Por ejemplo, un ojo humano alterado por los
efectos de la radiación o por otras causas, no pasará como rasgo a las
generaciones venideras.
En
síntesis, es imposible que los seres vivos hayan evolucionado porque en la
naturaleza no existe ningún mecanismo que los lleve a la evolución. Esto
concuerda con las evidencias de los registros fósiles, lo cual demuestra que
dicho escenario está muy apartado de la realidad.
LOS
REGISTROS FÓSILES REFUTAN LA EVOLUCIÓN
Los
eslabones que jamás se encontrarán.
De
acuerdo con la teoría de la evolución, todas las especies vivientes se han
originado a partir de un predecesor. Cierta especie existente se volvía otra
con el tiempo y todas pasaron a existir de esa manera. Según la teoría, esta
transformación ocurre gradualmente en el transcurso de millones de años.
Si
eso fuese así, entonces en ese prolongado período de transformación deberían
haber vivido numerosas especies intermedias.
Por
ejemplo, en el pasado tendrían que haber vivido algunas criaturas que
adquirieron determinados rasgos de reptil, que se sumaron a los que tenían de
pez, con lo que se volvieron semi pez y semi reptil. O pájaros que adquirieron
rasgos de reptil habrían existido bajo la forma de pájaros-reptiles. Los
evolucionistas creen que estas criaturas imaginarias han existido en el pasado y
las llaman "formas transitorias".
Si
esos animales hubieran existido realmente, habrían sido millones e incluso
billones en número y variedad. Y lo que es más importante, los restos de esas
criaturas deberían aparecer en los registros fósiles. Deberían haber sido más
numerosos que las especies actuales y sus restos deberían encontrarse en todo
el mundo. Explicaba Darwin en "El Origen de las Especies": "Si mi teoría es correcta, innumerables
variedades intermedias, que vincularían más ajustadamente todas las especies
del mismo grupo, deben haber existido con seguridad… En consecuencia,
evidencias de su anterior existencia podrían encontrarse solamente entre los
restos fósiles" (19).
Incluso
Darwin era consciente de la ausencia de esas formas transitorias. Tenía la
esperanza de que fuesen encontradas en el futuro. A pesar de su desánimo, se dió
cuenta que el obstáculo más grande en su teoría era la ausencia de formas
transitorias. Por lo tanto en "El Origen de las Especies"
escribió el capítulo "Dificultades de la Teoría": "¿Por
qué si las especies han descendido de otras por medio de claras graduaciones no
encontramos por todas partes innumerables formas transitorias? ¿Por qué no se
presenta toda la naturaleza desordenada, contrariamente a lo que sucede con las
especies existentes, a las que podemos ver bien definidas? Pero, como según
esta teoría deben haber existido innumerables formas transitorias, ¿por qué
no las encontramos enclavadas en cantidad innumerable en la corteza
terrestre?… Pero en la región intermedia, con condiciones de vida intermedia,
¿por qué no encontramos ahora variedades intermedias estrechamente vinculadas?
Esta dificultad me ha confundido totalmente durante un largo tiempo"
(20).
La
única explicación que podía presentar Darwin para oponerse a esa objeción
era argumentar que los registros fósiles descubiertos hasta el momento eran
inadecuados. Afirmó que cuando se los hayan estudiado pormenorizadamente se
encontrarán los eslabones perdidos.
Los evolucionistas que creyeron en la profecía de Darwin han estado buscando fósiles y haciendo excavaciones al efecto en todo el mundo desde mediados del siglo XIX.
A
pesar de haberse realizado los mayores esfuerzos, aún no se descubrió ninguna
forma transitoria. Todos los fósiles desenterrados en las excavaciones
mostraron que contrariamente a la creencia de los evolucionistas, la vida
apareció sobre la Tierra repentina y totalmente formada. Los evolucionistas, al
intentar probar su teoría, la han hecho colapsar involuntariamente.
Un
conocido paleontólogo británico, Derek V. Ager, admite lo anterior, aunque es
evolucionista: "Lo que se presenta,
si analizamos pormenorizadamente los registros fósiles, ya sea a nivel de órdenes
o especies, es que lo que encontramos una y otra vez no es una evolución
gradual sino la repentina explosión o aparición de un grupo a expensa de
otro" (21).
Otro
paleontólogo evolucionista, Mark Czarnecki, comenta lo siguiente:
"Los
registros fósiles, las huellas de las especies desaparecidas preservadas en las
formaciones geológicas de la Tierra, han sido un gran problema para la
demostración de la teoría. Dichos registros nunca han revelado rastros de las
hipotéticas variantes intermedias de Darwin. Por el contrario, las especies
aparecen y desaparecen abruptamente, y esta anomalía ha alentado los argumentos
creacionistas de que cada especie fue creada por Dios"
(22).
También
se han ocupado de la futilidad de que en el futuro aparezcan las formas
transitorias "perdidas", como lo explica un profesor de paleontología
de la Universidad de Glasgow, T. Neville George: "No
hay ninguna necesidad de disculparse por más tiempo de la pobreza de los
registros fósiles. En cierta manera se han vuelto casi inmanejables por lo
cuantioso y los descubrimientos están poniendo fuera de lugar la integración…
Sin embargo los registros fósiles continúan componiéndose principalmente de
vacíos" (23).
LA
VIDA EMERGIO SOBRE LA TIERRA REPENTINAMENTE Y CON FORMAS COMPLEJAS
Cuando
se examinan los estratos terrestres y los registros fósiles, tiene que verse
que todos los organismos vivos aparecieron simultáneamente. El estrato
terrestre de mayor antigüedad donde se encontraron fósiles de criaturas de
otra época es el Cámbrico, con una edad estimada en 500-550 millones de años.
Según
los registros fósiles las criaturas encontradas en los estratos de ese período
se presentaron todas repentinamente, es decir, sin ancestros que les hayan
antecedido. Los fósiles encontrados en las rocas cámbricas pertenecen a
caracoles, trilobites, esponjas, lombrices, medusas, erizos de mar y otros
vertebrados complejos. Este amplio mosaico de organismos vivos integra un gran número
de criaturas complejas que, al aparecer tan repentinamente como un verdadero
suceso milagroso, se le dio el nombre de "Explosión Cámbrica"
en la literatura geológica.
La
mayoría de las formas de vida encontradas en estos estratos tiene sistemas
complejos, como ser, ojos, branquias, sistema circulatorio y estructuras fisiológicas
avanzadas en nada diferentes a sus equivalentes actuales. Por ejemplo, la
estructura combada del ojo con lente doble de los trilobites, es un diseño
maravilloso. David Raup, profesor de geología en la Universidades de Harvard,
Rochester y Chicago, dice: "los
trilobites se valían de un diseño óptimo. Desarrollarlo hoy día requeriría
un ingeniero óptico imaginativo y preparado" (24).
Esos
invertebrados complejos aparecieron repentinamente en su forma acabada, sin ningún
vínculo o forma transitoria entre ellos y los organismos unicelulares, únicas
formas de vida en la Tierra antes de los que nos estamos ocupando.
Richard
Monastersky, editor de "Earth Sciencies", una de las
publicaciones más populares en la literatura evolucionista, dice lo siguiente
acerca de la "Explosión Cámbrica", la cual se les presentó
como una completa sorpresa: "Desde
entonces los investigadores han descubierto miles de fósiles exquisitamente
preservados, los cuales ofrecen una ojeada hacia atrás para (observar) un
suceso cardinal en la historia de la vida. Ese momento, el comienzo del Período
Cámbrico de la Tierra, hace unos 550 millones de años, marca la explosión
evolutiva que llenó los mares con las primeras criaturas complejas. En un
parpadeo del tiempo geológico, un planeta dominado por animales simples tipo
esponjas, dio paso a otro gobernado por una vasta variedad de bestias
sofisticadas, animales cuyo parientes aún habitan el mundo de hoy"
(25).
Cómo
la Tierra rebosó con una cantidad tan grande de especies animales de manera
repentina, y cómo aparecieron todas esas especies distintas sin ningún
ancestro común, es algo que sigue sin respuesta por parte de los
evolucionistas. Richard Dawkins, zoólogo de Oxford y uno de los principales
defensores en el mundo del pensamiento evolucionista, hace un comentario sobre
esta realidad que invalida los fundamentos de los argumentos que ha estado
defendiendo: "Por ejemplo, los estratos de rocas cámbricas…
resultan los más antiguos respecto a la ubicación (de fósiles) de la mayoría
de los grupos invertebrados grandes, a los que ya encontramos en un avanzado
estado de evolución cuando aparecen por primera vez. Es como si fueron
plantados allí, sin ninguna historia evolutiva. Ni hace falta decir que esta
apariencia de haberse plantado allí repentinamente ha deleitado a los
creacionistas" (26).
Como
está forzado a reconocer Dawkins, la Explosión Cámbrica es unas fuerte
evidencia de la Creación, porque se trata de la única manera existente para
explicar la aparición de la vida en la Tierra totalmente formada. Douglas
Futuyma, biólogo evolucionista prominente, admite ese hecho y dice: "Los
organismos vivos aparecieron sobre la tierra totalmente desarrollados o no. Si
no aparecieron totalmente desarrollados deben haber evolucionado de especies pre
existentes por medio de algún proceso de modificación. Si aparecieron en un
estado de total desarrollo, en realidad deben de haber sido creados por alguna
inteligencia omnipotente" (27). El
propio Darwin reconoció esa posibilidad cuando escribió: "Si
numerosas especies, pertenecientes a los mismos géneros o familias, han
empezado realmente a vivir todas al mismo tiempo, sería fatal para la teoría
de la descendencia con lentas modificaciones a través de la selección
natural" (28). El Período Cámbrico
es, ni más ni menos, el "golpe fatal" a Darwin. A eso se debe que el
paleontólogo evolucionista suizo Stefan Bengston reconoce la carencia de
eslabones transitorios al describir el Período Cámbrico y dice: "Desconcertante
(y embarazoso) para Darwin, ese suceso aún nos trastorna"
(29).
Como
se puede ver, los registros fósiles indican que lo viviente no evoluciona de
formas primitivas a otras avanzadas, sino que en realidad todas las criaturas
aparecieron repentinamente en un estado perfecto, acabado. En resumen, los seres
vivientes no pasaron a existir por medio de la evolución sino que fueron
creados.
Fósiles
vivientes
Existen
ejemplos de fósiles cuya edad se calcula en millones de años y que no tienen
ninguna diferencia con sus "descendientes" actuales. Esos
restos son claras evidencias que no pasaron a existir como resultado de la
evolución sino por medio de la creación especial. Así nos encontramos con el
tiburón que tiene 400 millones de años, con la langosta que tiene 40 millones
de años, con la hormiga que tiene 100 millones de años y con la cucaracha que
tiene 320 millones de años.
Un
milagro de la Creación que desconcierta a los evolucionistas.
Los
ojos del trilobite.
Los
trilobites, que aparecieron en el Período Cámbrico de improviso, tienen una
estructura ocular extremadamente compleja. Ese ojo que consiste de millones de
pequeñas partículas alveoladas y un sistema de lente doble, tiene "un diseño óptimo. Desarrollarlo hoy día
requeriría un ingeniero óptico imaginativo y preparado",
en palabras de David Raup, profesor de geología.
Este
ojo emergió hace 530 millones de años en un estado de funcionamiento perfecto.
Sin lugar a dudas, la repentina aparición de un diseño tan maravilloso no se
puede explicar por medio de la evolución, lo cual prueba la realidad de la
creación.
Además, la estructura de ojo alveolada de los trilobites ha sobrevivido hasta nuestros días sin una sola modificación. Algunos insectos como las abejas y las moscas dragón tienen la misma estructura ocular del trilobite. Esta situación desaprueba la tesis evolucionista que plantea que lo viviente ha evolucionado progresivamente desde lo primitivo a lo complejo.
Fuente:
R. L. Gregory, "Eye and Brain: The Psychology of Seeing",
Oxford University Press, 1994, p. 31.
LA
FÁBULA DE LA TRANSICIÓN DEL AGUA A LA TIERRA
Los
evolucionistas asumen que los invertebrados marinos que aparecen en el estrato Cámbrico
evolucionaron de alguna manera para transformarse en peces a lo largo de
millones de años. Sin embargo, como los invertebrados cámbricos no cuentan con
ningún ancestro, no hay ningún eslabón transitorio que indique que ocurrió
una evolución entre éstos y los peces. Se debería advertir que los
invertebrados y los peces tienen enormes diferencias estructurales. Los
invertebrados tienen los tejidos duros al exterior del cuerpo, mientras que los
peces son vertebrados que tienen los suyos al interior. Una "evolución"
tan enorme habría abarcado miles de millones de mudanzas para completarse y
debería haber miles de millones de formas transitorias exponiéndolas.
Los
evolucionistas han estado excavando los estratos fósiles por cerca de 140 años
en la búsqueda de esas formas hipotéticas. Encontraron millones de
invertebrados fósiles y millones de peces fósiles. No obstante, nadie ha
encontrado, aunque más no sea, un fósil a medio camino entre el invertebrado y
el pez.
Un
paleontólogo evolucionista, Gerald T. Todd, admite este hecho en un artículo
titulado: "La Evolución del Pulmón y el Origen de los Peces Oseos":
"Las tres subdivisiones de los peces óseos
aparecen por primera vez en los registros fósiles más o menos al mismo tiempo.
Ya se presentan morfológicamente muy diferenciados y están bien acorazados. ¿Cómo
se originaron? ¿Cómo pasaron a tener una coraza resistente? Y, ¿por qué no
hay rastros de formas primarias, intermedias?"
(30).
El
escenario evolutivo va un paso más allá y se argumenta que los peces, quienes
evolucionaron a partir de los invertebrados, se transformaron luego en anfibios
(Los anfibios pueden vivir en la tierra y en el agua, como las ranas). Esto es
confirmado por una conocida autoridad evolucionista, Robert L. Carroll, autor de
"Paleontología y Evolución del Vertebrado", aunque lo hace a
disgusto: "No
contamos con ningún fósil intermedio entre el pez rhipidistian (su "ancestro
favorito de los tetrápodos”) y los primeros anfibios"
(31). Dos paleontólogos evolucionistas, Colbert y Morales, comentan sobre las
tres clases fundamentales de anfibios (ranas, salamandras y cecilias): "No hay ninguna evidencia de algún anfibio del
Paleozoico que combine las características que serían de esperar en un solo
ancestro común. Las salamandras, las cecilias y las ranas conocidas más
antiguas , son muy similares a sus descendientes vivos"
(32).
Hasta
hace unos 50 años, los evolucionistas pensaban que existía una criatura así.
Ese pez, llamado celecanto, al que se estimó una edad de 410 millones de años,
fue presentado como una forma transitoria con un pulmón primitivo, un cerebro
desarrollado, un sistema digestivo y circulatorio dispuesto para funcionar sobre
la tierra, e incluso un mecanismo primitivo para caminar. Estas interpretaciones
anatómicas fueron aceptadas como verdades indiscutibles en los círculos científicos
hasta fines del decenio de 1930. El celecanto fue presentado como una forma
transitoria genuina que probaba la transición evolutiva del agua a la tierra.
Sin
embargo, el 22/12/1938 se hizo un descubrimiento muy interesante en el Océano
Indico: ¡fue atrapado vivo un miembro de la familia de los celecantos, a la que
hasta entonces se presentaba como una forma transitoria extinta hace 70 millones
de años! El descubrimiento de un prototipo "viviente" de celecanto
provocó a los evolucionistas una severa conmoción. El paleontólogo
evolucionista J. L. B. Smith dijo que no se hubiese sorprendido más si se
encontraba con un dinosaurio vivo (33). En los años siguientes se atraparon
doscientos celecantos en distintas partes del mundo.
Esas
criaturas vivas revelaron lo lejos que podían llegar los evolucionistas en la
formación de sus escenarios imaginarios. Contrariamente a lo que se sostenía,
los celecantos no tenían pulmones primitivos ni cerebro grande. El órgano que
los investigadores evolucionistas propusieron como pulmón primitivo no pasó a
ser otra cosa más que una bolsa lípida (34). Por otra parte, el celecanto,
presentado como "un candidato a reptil preparado para pasar del mar a la
tierra", era en realidad un pez que vivía en las profundidades de los
océanos y nunca se aproximó a menos de 180 metros de la superficie (35).
De
acuerdo con el escenario hipotético "del mar a la tierra",
algunos peces sienten la necesidad de hacer ese tránsito debido a problemas de
alimentación. Por supuesto, esto se hace insostenible a través de las
evidencias. Ese supuesto es "sostenido" por inferencias especulativas
sin fundamentos, como las de los celecantos.
¿Por
qué es imposible la transición del agua a la tierra?
Los
evolucionistas sostienen que un día, una especie que habitaba el agua, de algún
modo se dirigió a la tierra y se transformó en una especie terrestre.
Hay
una serie de hechos obvios que hacen imposible tal transición:
1)
Transporte de una carga: Las criaturas que habitan el mar no tienen ningún
problema en acarrear el peso de su cuerpo. Sin embargo, la mayoría de las
criaturas terrestres consumen el 40% de su energía precisamente en el traslado
de sus cuerpos. Las criaturas que hacen la transición del agua a la tierra
tendrían que desarrollar nuevos sistemas de musculares y esqueléticos (!) para
satisfacer la energía requerida que se necesita de modo simultáneo. Y es
imposible que esos sistemas se hayan formado por mutaciones fortuitas.
2)
Retención del calor: En tierra la temperatura puede cambiar rápidamente y
fluctúa en una escala amplia. La criatura terrestre tiene un mecanismo corporal
que puede contrarrestar o resistir los grandes cambios térmicos. Un organismo
vivo que tiene un sistema corporal regulado en consonancia con una temperatura
constante del mar, necesitaría adquirir un sistema de protección que asegure
un mínimo de daños provenientes de los cambios de temperatura sobre la tierra.
Es ridículo suponer que el pez adquiere ese sistema por medio de mutaciones
fortuitas apenas trepa a la tierra.
3)
El uso del agua: Esencial para el metabolismo, el agua, incluso la humedad,
necesitan ser usadas con restricción (por las criaturas terrestres) debido a la
escasez de fuentes acuíferas sobre la tierra. Por ejemplo, la piel tiene que
ser diseñada para que pierda cierta cantidad de agua y también prevenga la
evaporación excesiva. Por lo tanto, las criaturas terrestres poseerán el
sentido de sed, algo que las acuáticas no lo tienen. Además, la piel de los
animales marinos no es apropiada para un medio no acuático.
4)
Riñones: Los organismos marinos pueden evacuar fácilmente los materiales de
desecho, especialmente el amoníaco, por medio de la filtración, dado que el
medio en el que viven es el agua. En cambio en tierra el agua debe economizarse.
Por eso los seres terrestres tienen un sistema renal. Gracias a los riñones el
amoníaco es acumulado para ser convertido en urea y durante su excreción se
usa un mínimo de agua. Por lo tanto se necesitan nuevos sistemas que provean al
funcionamiento de los riñones. En resumen, para que haya ocurrido el pasaje del
agua a la tierra, los organismos vivos sin riñones habrían tenido que
desarrollar un sistema renal de improviso.
5)
El sistema respiratorio: El pez "respira" tomando el oxígeno disuelto
en el agua, al pasar ésta a través de las branquias. Fuera del agua no puede
vivir más que unos minutos. Para vivir sobre la tierra tienen que adquirir un
sistema pulmonar perfecto de manera instantánea.
Ciertamente,
es totalmente imposible que todos estos cambios fisiológicos dramáticos
pudiesen haber ocurrido en el mismo organismo, al mismo tiempo y por casualidad.
Un
ejemplo que invalida la evolución.
Las
tortugas.
La
teoría de la evolución no puede explicar los grupos vivientes fundamentales,
como los peces y los reptiles, ni puede explicar el origen de las especies
dentro de esos grupos. Por ejemplo, las tortugas, que son una especie de reptil,
aparece de improviso en los registros fósiles con su caparazón singular.
Citamos de una fuente evolucionista: "…para
mediados del Período Triásico (hace unos 175 millones de años) el número de
tortugas ya era grande y tenían las características básicas que las
distingue. Falta casi totalmente el vínculo entre las tortugas y los
cotilosauros, de los cuales probablemente emergieron las primeras"
(Enciclopedia Británica, 1971, vol. 22, p. 418).
No
hay ninguna diferencia entre los fósiles de las tortugas antiguas y los
miembros vivos de las especies de hoy día. Para decirlo de manera simple, las
tortugas no han evolucionado. Han sido siempre tortugas dado que fueron creadas
de esa manera.
LA
FÁBULA DE LA TRANSICIÓN DE LA TIERRA AL AIRE
De
acuerdo con la teoría de la evolución, la vida se originó y evolucionó en el
mar y luego fue llevada a la tierra por los anfibios. Este escenario
evolucionista también sugiere que los anfibios evolucionaron haciéndose
reptiles, criaturas terrestres. Este escenario, nuevamente, es poco plausible,
debido a las enormes diferencias estructurales entre las dos clases de animales.
Por ejemplo, el huevo anfibio está diseñado para desarrollarse en el agua,
mientras que el huevo de reptil lo está para desarrollarse en la tierra. La
evolución "paso a paso" de un anfibio está fuera de discusión
porque sin un huevo perfecto y totalmente diseñado no le es posible sobrevivir
a una especie. Además, como de costumbre, no hay ninguna evidencia de formas
transitorias que se suponían vinculaban a los anfibios con los reptiles. El
paleontólogo evolucionista y autoridad en paleontología de vertebrados, Robert
L. Carroll, tiene que aceptar que "los
primeros reptiles eran distintos de los anfibios y aún no se pudo encontrar a
sus ancestros"(36).
A
pesar de los escenarios reprobados, sin esperanza alguna, los evolucionistas no
terminaron aún con sus inconvenientes. ¡Todavía les queda el problema de
hacer que esas criaturas vuelen! Dado que creen que los pájaros deben haber
evolucionado de alguna manera, afirmaron que la transformación se produjo a
partir de los reptiles. Sin embargo, ninguno de los distintos mecanismos de los
pájaros, los cuales tienen una estructura completamente distinta a la de los
animales terrestres, se pueden explicar por medio de la evolución gradual.
Antes que nada, las alas, que son el rasgo excepcional en los pájaros,
representan una gran dificultad para los evolucionistas. Uno de los
evolucionistas turcos, Engin Korur, confiesa la imposibilidad de la evolución
de las alas: "El rasgo común de los ojos y de las alas es que (sólo) pueden
funcionar si están completamente desarrollados. En otras palabras, un ojo
semidesarrollado no puede ver, un pájaro con una ala semiformada no puede
volar. El hecho de cómo pasaron a existir estos órganos ha permanecido como
uno de los misterios de la naturaleza, misterio que tiene que ser
esclarecido" (37).
Permanece
totalmente sin respuesta cómo pasó a existir la estructura perfecta de las
alas a través de consecutivas mutaciones fortuitas. No hay ninguna manera de
explicar de qué forma los brazos frontales de los reptiles pudieron convertirse
en alas con un funcionamiento perfecto como resultado de una distorsión en los
genes (mutación).
Además, no es suficiente tener alas para que un organismo terrestre vuele, ya que hacen falta muchos otros mecanismos estructurales que usan los pájaros con ese fin. Por ejemplo, los huesos de los pájaros son mucho más livianos que el de los animales terrestres. Sus pulmones funcionan de manera muy distinta. Los sistemas de los músculos y del esqueleto son distintos y el sistema de circulación sanguíneo es muy especializado. Estos rasgos son prerrequisitos que se necesitan para volar, al menos tanto como las alas. Todos estos mecanismos tenían que estar presentes juntos y simultáneamente. No pudieron formarse gradualmente por "acumulación". Es por esto que la teoría que afirma que los organismos terrestres evolucionaron para convertirse en organismos aéreos resulta completamente falsa.
Todo
lo dicho nos plantea otra pregunta: suponiendo que incluso este cuento imposible
sea cierto, ¿por qué los evolucionistas son incapaces de encontrar fósiles
"semialados" o de "una sola ala" que respalde su teoría?.
OTRA
SUPUESTA FORMA TRANSITORIA: EL ARQUEOPTERIX
Como
respuesta a la pregunta anterior los evolucionistas pronunciaron el nombre de
una sola criatura. Se trata del fósil de un pájaro llamado Arqueoptérix,
una de las llamadas formas transitorias más ampliamente conocida entre aquellas
que aún defienden los evolucionistas. El Arqueoptérix, el ancestro de
los pájaros modernos según los evolucionistas, vivió hace 150 millones de años.
La teoría sostiene que algunos de los dinosaurios pequeños llamados Velociraptor
o Dromeosauro evolucionaron adquiriendo alas, primero, y vuelo después.
Se asume entonces que el Arqueoptérix es una forma transitoria que se
apartó de sus ancestros, los dinosaurios, y comenzó a volar por primera vez.
Sin
embargo, los últimos estudios de los Arqueoptérix indican que esta
criatura no es absolutamente para nada una forma transitoria sino una especie de
pájaro con algunas características distintas de la de los pájaros de hoy.
La
tesis de que el Arqueoptérix era un "semipájaro" que
no podía volar perfectamente fue popular entre los círculos evolucionistas
hasta no hace mucho tiempo. La ausencia del esternón -el hueso del pecho- en
esta criatura, o al menos que no sea como el de los pájaros que vuelan, fue
tenido como la evidencia más importante para decir que no podía volar
correctamente (El esternón es un hueso que se encuentra en el tórax y sobre él
se fijan los músculos requeridos para el vuelo. Dicho esternón se observa
actualmente en todos los pájaros -voladores y no voladores- e incluso en los
murciélagos, los cuales pertenecen a una familia muy distinta).
De
todos modos, los 70 fósiles del Arqueoptérix que se encontraron en 1992
causó gran asombro entre los evolucionistas. La razón era que ese hueso del
pecho que ellos asumían se había perdido hacía mucho, realmente existía. Ese
descubrimiento fue descrito en la revista "Nature": "En
el reciente descubrimiento, los 70 ejemplares del Arqueoptérix preservan
parcialmente un esternón rectangular, cuya existencia se sospechaba desde hace
mucho pero nunca se había documentado. Esto atestigua la existencia de los
fuertes músculos para volar" (38).
Este
descubrimiento invalidó la mayor parte de las pretensiones de que el Arqueoptérix
era un "semipájaro" que no podía volar de forma
apropiada.
Por
otra parte, la estructura de las plumas del se convirtieron en una de las partes
más importantes de las evidencias que verifican que el Arqueoptérix era un pájaro
volador en el sentido real.
La
estructura asimétrica de las plumas del Arqueoptérix, que no se
distingue de la de los pájaros modernos, indican que el animal podía volar
perfectamente. Como dice el famoso paleontólogo Carl O. Dunbar, "debido
a estas plumas al Arqueoptérix se lo puede clasificar claramente como un pájaro"
(39).
Otro
hecho que fue revelado por la estructura de las plumas del Arqueoptérix
fue que poseía un metabolismo de sangre caliente. Como se sabe, los reptiles y
los dinosaurios son animales de sangre fría que no regulan el calor corporal
independientemente sino que se ven afectados por la temperatura del medio
ambiente. El hecho que el Arqueoptérix tenía plumas mostraba que
realmente era un pájaro de sangre caliente que necesitaba mantener el cuerpo
caliente, en contraste con los dinosaurios a los que afecta la temperatura del
medio ambiente antes que el calor corporal.
ESPECULACIONES
DE LOS EVOLUCIONISTAS: LOS DIENTES Y LOS ESPOLONES DEL ARQUEOPTERIX
Los
dos puntos importantes sobre los que se apoyan los evolucionistas cuando alegan
que el Arqueoptérix es una forma transitoria, son las grandes uñas
(espolones) sobre las alas y los dientes.
Es
cierto que el Arqueoptérix tiene espolones en las alas y dientes en la
boca, pero eso no implica que dicha criatura viviente tenga algún tipo de
relación con los reptiles. Además, dos especies de pájaros que viven hoy día,
el Turaco y el Hoatzin, tienen espolones para sostenerse sobre las ramas. Estas
criaturas son totalmente pájaros sin ninguna característica de reptil. Es por
esto que resulta absolutamente infundado afirmar que el Arqueoptérix es
una forma transitoria debido a los espolones en las alas.
Tampoco
los dientes en la boca del Arqueoptérix es indicio de que se trata de
una forma transitoria. Los evolucionistas se valen ex profeso de un ardid al
decir que esos dientes son característicos de los reptiles. De todos modos, los
dientes no son característicos de los reptiles. Hoy día algunos reptiles los
tienen y otros no. Además, el Arqueoptérix no es la única especie de pájaros
que tiene dientes. Es cierto que actualmente no existen pájaros con dientes,
pero cuando observamos los registros fósiles vemos que en la misma época del Arqueoptérix,
y después, e incluso hasta bastante recientemente, existió un genero de pájaro
que podía estar en la categoría de "pájaros con dientes".
El
punto más importante es que las estructuras dentales del Arqueoptérix y
otros pájaros con dientes son totalmente distintos a los de sus pretendidos
ancestros, los dinosaurios. Los conocidos ornitólogos Martin, Steward y
Whetstone observaron que el Arqueoptérix y otros pájaros dentados tenían
los dientes con una superficie lisa y raíces grandes. En cambio los dientes de
los dinosaurios terópodos, los supuestos ancestros de esos pájaros, tienen
protuberancias como una sierra y pocas raíces (40).
Los
investigadores también compararon los huesos de los tobillos del Arqueoptérix
y los de sus supuestos progenitores y no observaron ninguna similitud entre
ellos (41).
Los
estudios de anatomistas como Tarsitano, Hecht y A.D. Walker, revelaron que la
afirmación presentada por John Ostrom -una autoridad prominente que reivindicó
que el Arqueoptérix evolucionó a partir del dinosaurio- en cuanto a que
han existido algunas "similitudes" entre unos y otros, era en
realidad producto de interpretaciones falsas(42).
Todos
esos descubrimientos indican que el Arqueoptérix no era un eslabón
transitorio sino solamente un pájaro que se ubicaba en una categoría que podría
denominarse "pájaros con dientes".
EL
ARQUEOPTERIX Y OTROS PAJAROS FOSILES ANTIGUOS
Mientras
los evolucionistas han estado proclamando durante decenios que el Arqueoptérix
era la mayor evidencia de su escenario en lo que hace a la evolución de los pájaros,
algunos descubrimientos fósiles recientes lo invalida en todo sentido.
Lianhai
Hou y Zhonghe Zhou, dos paleontólogos del Instituto Chino de Paleontología de
Vertebrados, descubrieron un nuevo pájaro fósil en 1955, al que llamaron Confuciusornis.
Era casi de la misma edad que el Arqueoptérix (unos 140 millones de años)
pero no tenía dientes en la boca. Además, el pico y las plumas compartían los
mismos rasgos, tenía la misma estructura esquelética de los pájaros actuales
y los espolones en las alas eran iguales a los del Arqueoptérix. La
estructura especial llamada pigostilo (rabadilla) estaba presente en esta
especie de pájaro, sosteniendo las plumas de la cola. En resumen, este pájaro
de la misma época del Arqueoptérix (considerado el ancestro más
antiguo de todos los pájaros y aceptado como un semireptil), se veía muy
parecido a un pájaro moderno. Este hecho invalidaba todas las tesis
evolucionistas que sostenían que el Arqueoptérix tiene que ser el
ancestro de todos los pájaros (43).
Otro
fósil desenterrado en China en noviembre de 1996 provocó una confusión aún
mayor. En la revista "Science" fue anunciada por Hou, Martin y
Alan Feduccia la existencia de un pájaro de 130 millones de años de antigüedad
llamado Lidoningornis, el cual tenía el hueso en el pecho donde se insertan los
músculos para volar igual que en los pájaros modernos, de los cuales tampoco
se distinguía en lo demás. La única diferencia residía en los dientes de la
boca. Esta situación exhibía que los pájaros con dientes no tienen para nada
una estructura primitiva, como sostenían los evolucionistas (44). Esto fue
dicho en un artículo en "Discover": "¿De
dónde vinieron los pájaros? Este fósil dice que no provienen de los
dinosaurios" (45).
Otro
fósil que refuta el supuesto de los evolucionistas respecto al Arqueoptérix
es el Eoalularis -considerado unos 30 millones de años más joven que el
primero-, con una estructura del ala que también se observa en los pájaros
modernos que vuelan lentamente. Esto probaba que hacía 120 millones de años
había pájaros que no se distinguían de los modernos en muchos sentidos
respecto al vuelo (46).
Estos
hechos indican una vez más con certeza que ni el Arqueoptérix ni otros
pájaros similares antiguos eran formas transitorias. Los fósiles no indican
que distintas especies de pájaros evolucionaron uno de otro. Por el contrario,
los registros fósiles prueban que pájaros como los de hoy día y algunos
arcaicos como el Arqueoptérix vivieron juntos en la misma época.
Algunas de esas especies, como el Arqueoptérix y el Confuciusornis,
se extinguieron y sólo una parte de los preexistentes han sido capaces de
seguir viviendo hasta ahora.
En
resumen, algunos rasgos particulares del Arqueoptérix no indican que
fuese una forma transitoria. Stephan Jay Gould y Niles Eldredge, dos paleontólogos
de Harvard y evolucionistas mundialmente conocidos, aceptan que el Arqueoptérix
resultó un "mosaico" viviente que albergaba varios rasgos
(distintos) en su constitución, ¡pero que nunca puede ser considerado una
forma transitoria! (47).
EL
VINCULO IMAGINARIO PAJARO-DINOSAURIO
La
pretensión de los evolucionistas de presentar al Arqueoptérix como una
forma transitoria se basa en que el mismo habría evolucionado a partir del
dinosaurio. Sin embargo, uno de los más conocidos ornitólogos del mundo, Alan
Feduccia de la Universidad de Carolina del Norte, se opone a la teoría de que
los pájaros tienen un parentesco con los dinosaurios, a pesar de que él mismo
es evolucionista. Dice al respecto Feduccia: "Bien,
he estudiado cráneos de pájaros durante 25 años y no veo similitudes,
cualquiera que sea. No las veo… El origen terópodo de los pájaros, en mi
opinión, será la mayor dificultad de los paleontólogos del siglo XX"
(48).
Larry
Martin, especialista en pájaros antiguos de la Universidad de Kansas, se opone
a la teoría que dice que los pájaros provienen del mismo linaje del
dinosaurio. Al discutir la contradicción en la que cae la idea evolutiva en la
materia, dice Martin: "Para decirles la
verdad, si tenía que suponer que el origen de los pájaros es el dinosaurio con
los distintivos o referencias (presentados), me habría visto muy turbado cada
vez que tenía que hablar del tema"
(49).
Para resumir, el escenario de "la evolución de los pájaros" erigido solamente sobre la base del Arqueoptérix, no es más que un producto de los prejuicios y la creencia deseada por los evolucionistas.
EL
ORIGEN DE LOS MAMÍFEROS
Como
dijimos antes, la teoría de la evolución propone que algunas criaturas
imaginarias que provenían del mar se transformaron en reptiles y que la evolución
de éstos llevó a la aparición de los pájaros. De acuerdo al mismo escenario,
los reptiles son los ancestros no solamente de los pájaros sino también de los
mamíferos. Sin embargo, hay grandes vacíos estructurales entre los reptiles
-que tienen escamas sobre el cuerpo, son de sangre fría y se reproducen por
medio de poner huevos- y, por otra parte, los mamíferos, los cuales tienen piel
sobre el cuerpo, son de sangre caliente y se reproducen por medio de la parición.
Un
ejemplo de las barreras estructurales entre los reptiles y los mamíferos es la
estructura de la quijada. Las mandíbulas de los mamíferos consiste de un solo
hueso maxilar (por soldadura) con los dientes colocados en el mismo. En los
reptiles hay tres huesos pequeños a ambos lado de la mandíbula. Otra
diferencia básica es que todos los mamíferos tiene tres huesos en el oído
medio (martillo, yunque y estribo). En todos los reptiles hay un solo hueso en
el oído medio. Los evolucionistas suponen que la quijada y el oído medio de
los reptiles se desarrollaron gradualmente y pasaron a ser los oídos y la
quijada de los mamíferos. No obstante, queda sin respuesta cómo ocurrió ese
cambio. En particular, nunca se pudo explicar cómo un oído con un solo hueso
evolucionó para pasar a tener tres huesos y como se mantuvo entretanto
funcionando el proceso de la audición. Es por eso que no es para nada
sorprendente que no se pueda encontrar un solo fósil que vincule a los mamíferos
y a los reptiles, lo cual motivó que el paleontólogo evolucionista Roger Lewin
se viera forzado a decir que "La transición al primer mamífero, que
posiblemente sucedió en uno, o a lo más, en dos linajes, es aún un
enigma" (50).
George
Gaylord Simpson, una de las principales autoridades sobre la evolución y
fundador de la teoría neodarwinista, hace el siguiente comentario sobre este
hecho que es totalmente confuso para los evolucionistas: "El suceso más enigmático en la historia de la vida sobre la
Tierra es el cambio desde el Mesozoico -la Epoca del Reptil- a la Época de los
Mamíferos. Resulta como si un telón hubiera cubierto de repente la escena
donde todos los papeles centrales eran desempeñados por los reptiles,
especialmente por una gran número y desconcertante variedad de dinosaurios,
para volver a levantarse inmediatamente y exhibir el mismo decorado pero con un
reparto totalmente nuevo, reparto en el que los dinosaurios no aparecen para
nada, otros reptiles ocupan el papel de extras (un papel secundario) y donde
todos los papeles principales son representados por mamíferos de distintas
clases, insinuados en el acto anterior"
(51).
Por
otra parte, cuando los mamíferos aparecieron repentinamente, ya eran muy
diferentes unos de otros. Esos animales disímiles, como murciélagos, caballos,
ratones y ballenas, son todos mamíferos y emergieron de manera conjunta durante
el mismo período geológico. Es imposible establecer una relación evolutiva
entre ellos, incluso dentro de los más amplios márgenes de la imaginación. El
zoólogo evolucionista R. Eric Lombard lo señala en un artículo que apareció
en la revista "Evolution": "Quienes
buscan información útil para interpretar (las genealogía de los grupos taxonómicos
mamíferos) se verán desengañados"
(52).
Todo
esto demuestra que los seres vivientes aparecieron sobre la tierra repentina y
totalmente formados, sin ningún proceso evolutivo, los cual es una evidencia
concreta del hecho que fueron creados. Los evolucionistas, sin embargo, intentan
interpretar la aparición de las especies vivientes en un orden particular como
un indicio de la evolución. No obstante, la secuencia con la que emergió lo
viviente es la dada por "el orden de la Creación", puesto que
no es posible hablar de un proceso evolutivo. Mediante una creación superior y
sin tacha, los océanos y las tierras fueron llenados con criaturas vivientes y
finalmente fue creado el ser humano. Contrariamente al cuento del "hombre
mono" que se impuso a las multitudes a través de una propaganda intensa,
la vida en la tierra emergió repentina y totalmente formada.
Pulmones
especiales para los pájaros
La
anatomía de los pájaros es muy distinta a la de los reptiles, los supuestos
ancestros. Los pulmones de los pájaros funcionan de una manera totalmente
distinta al de los animales terrestres. Éstos aspiran y exhalan los elementos
del aire desde los mismos alvéolos pulmonares. Pero en los pájaros el aire
entra al pulmón por delante y sale por detrás. Este "diseño"
distinto está hecho especialmente para los pájaros, los cuales necesitan una
gran cantidad de oxígeno durante el vuelo. Es imposible que una estructura así
evolucione a partir del pulmón del reptil.
La
pluma de los pájaros: otro diseño que los evolucionistas no pueden explicar
La
teoría de la evolución, que supone que los pájaros evolucionaron a partir de
los reptiles, es incapaz de explicar las grandes diferencias entre estas dos
clases distintas de criaturas. En términos de esos rasgos, referidos a la
estructura del esqueleto, el sistema pulmonar y el metabolismo de sangre
caliente, los pájaros son muy distintos a los reptiles. Otra cualidad que
plantea un vacío insuperable entre los pájaros y los reptiles es el que se
presenta con las plumas de los pájaros, las cuales tienen una forma
absolutamente particular.
Los
cuerpos de los reptiles están cubiertos con escamas, mientras que los cuerpos
de los pájaros están cubiertos con plumas. Dado que los evolucionistas
consideran a los reptiles los ancestros de los pájaros, están obligados a
suponer que las plumas son el producto de la evolución de las escamas. Sin
embargo, no hay ninguna similitud entre ellas.
Un
profesor de fisiología y neurobiólogo de la Universidad de Connecticut, A. M.
Brush, acepta esa realidad, a pesar de que es evolucionista: "Cada rasgo de la estructura y organización genética, para el
desarrollo, la morfogénesis y la organización tisular, es distinta (en las
plumas y en las escamas)" (1). Además,
el Profesor Brush examina la estructura de la proteína de las plumas de los pájaros
e indica que "es única entre los vertebrados"
(2).
No
hay ninguna evidencia fósil que pruebe que las plumas de los pájaros
evolucionaron a partir de las escamas de los reptiles. Por el contrario, "las plumas aparecen repentinamente en los registros fósiles como
una característica distintiva e 'innegablemente única' de los pájaros",
como dice el Profesor Brush (3). Por otra parte, no se ha detectado aún en los
reptiles ninguna estructura epidérmica que estipule un origen a las plumas de
los pájaros (4).
En
1996 los paleontólogos hicieron muchos ruido con los fósiles de los llamados
dinosaurios emplumados, denominados Sinosauropteryx.
Sin embargo, en 1997 se reveló que estos fósiles no tenían nada que ver con
los pájaros y que no eran plumajes modernos (5).
Por
otra parte, cuando examinamos las plumas de los pájaros atentamente, nos
encontramos con un diseño muy complejo que no se puede explicar por medio del
proceso evolutivo. El conocido ornitólogo Alan Feduccia dice que "cada rasgo de ellos tiene funciones aerodinámicas. Son
extremadamente livianas, tienen la capacidad de colocarse en distintas
posiciones y alturas, la cual aumenta en velocidades reducidas, y puede volver a
su posición previa muy fácilmente". Dice luego: "Realmente no puedo
comprender como un órgano perfectamente diseñado para volar pudo haber
emergido para otra necesidad al inicio"
(6).
El
diseño de las plumas impulsó a Charles Darwin a ponderarlas. Por otra parte,
la estética perfecta de las plumas del pavo real "lo enfermó"
(Así lo dijo Darwin). En una carta que escribió a Asa Gay el 3/4/1860 decía: "Recuerdo bien la época cuando la meditación
sobre el ojo me dejó totalmente agotado, pero me he recuperado de esa etapa de
meditaciones…". Y agregó después:
"…
y ahora particularidades secundarias de la estructura me ponen muy intranquilo.
¡Cada vez que observo una pluma de la cola del pavo real me enfermo!"
(7).
A.
H. Brush, "On the Origin of Feathers". "Journal of
Evolutionary Biology", vol. 9, 1996, p. 132.
A.
H. Brush, " On the Origin of Feathers "… p. 131.
A.
H. Brush, " On the Origin of Feathers "… p. 133.
A.
H. Brush, " On the Origin of Feathers "… p. 131
"Plucking
the Feathered Dinosaur", "Science", vol. 278, 14/11/1997, p.
1229.
Douglas
Palmer, "Learning to Fly" (Review of "The Origin of and Evolution
of Birds" por Alan Feduccia, Yale University Press, 1996), "New
Scientist", vol. 153, 1/3/1997, p. 44.
Norman
Mcbeth, "Darwin Retried: An Appeal to Reason", Boston, Gambit, 1971,
p. 101.
Cuando
las plumas de los pájaros se examinan de cerca, se ve que están formadas de
miles de pequeños zarcillos ligados entre sí con ganchos o garfios. Este diseño
único resulta en un desempeño aerodinámico superior.
¿Cuál
es el origen de las moscas?
Los
evolucionistas, para sostener que los pájaros se transformaron a partir de los
dinosaurios, dicen que algunos de éstos sacudían sus piernas delanteras para
cazar moscas, "se hicieron de alas y volaron". Esta teoría no
sólo no tiene ningún fundamento científico, tratándose solamente de una
ficción imaginativa, sino que encierra también una contradicción muy simple:
el ejemplo dado por los evolucionistas para explicar el origen del vuelo, es
decir, la mosca, la que ya tiene una perfecta capacidad para volar. Mientras que
un ser humano no puede abrir y cerrar los ojos diez veces por segundo, el aleteo
promedio de una mosca es de 500 veces por segundo. Además, mueve ambas alas
simultáneamente. La más leve disonancia en la vibración de las alas provocaría
que la mosca pierda el equilibrio, cosa que nunca sucede.
Los
evolucionistas deben presentar primero una explicación de cómo la mosca
adquirió esa perfecta capacidad para volar. Por el contrario, fabrican
escenarios imaginarios ridículos acerca de muchas otras criaturas, como el del
vuelo de los reptiles.
Incluso
la creación perfecta de la mosca casera invalida la suposición de la evolución.
El biólogo inglés Robin Wootton escribió un artículo titulado "El
Diseño Mecánico de las Alas de la Mosca": "Cuanto más entendemos el funcionamiento de las alas de los
insectos, más bello y sutil se nos presenta su diseño. Las estructuras están
diseñadas de manera tradicional para deformarse lo menos posible, los
mecanismos están diseñados para mover las partes componentes de maneras
predecibles. No obstante, es difícil, sino imposible, que alguien se les
asemeje tecnológicamente" (1).
Por
otra parte, no existe ningún fósil como evidencia de la evolución imaginaria
de las moscas. Esto es lo que quería decir el distinguido zoólogo francés
Grasse cuando expresó: "Estamos
en las tinieblas respecto al origen de los insectos"
(2).
Robin
J. Wootton, "The Mechanical Design of Insect Wings", "Scientific
American", v. 263, Novimebre de 1990, p. 120.
Pierre
P. Grasse, "Evolution of Living Organisms", New York, Academic Press,
1977, p. 30.
Los
evolucionistas declaran que todas las especies mamíferas se desarrollaron de un
ancestro común. De todos modos, hay grandes diferencias entre distintas
especies animales, como las abejas, las ballenas, los ratones y los murciélagos.
Cada uno de estos seres vivientes posee sistemas diseñados específicamente.
Por ejemplo, los murciélagos están creados con un sistema sonar muy sensible
que les ayuda a encontrar el camino en la oscuridad. Esos sistemas complejos que
la tecnología moderna solamente puede imitar, seguramente no podían emerger
como resultado de una coincidencia casual. Los registros fósiles demuestran
también que los murciélagos pasaron a existir en su actual estado de perfección
repentinamente y que no han sufrido ningún "proceso evolutivo".
El
escenario de la evolución del caballo.
Hasta
recientemente se presentaba como la principal evidencia fósil de la teoría de
la evolución una secuencia imaginaria que supuestamente muestra la evolución
del caballo. Sin embargo, muchos evolucionistas admiten hoy día francamente que
el escenario de la evolución del caballo se fue a la bancarrota. El defensor de
la evolución Boyce Rensberger, quien pronunció una disertación en 1980 en el
Campus del Museo de Historia Natural de Chicago frente a 150 evolucionistas
durante un simposio de cuatro días sobre los problemas de la teoría de la
evolución gradual, dijo que el escenario evolutivo del caballo no tiene asidero
en los registros fósiles y que no se observa ningún proceso que diese la razón
a la gradual evolución de los caballos: "Desde hace mucho tiempo se sabe que ese proceso popularizado de la
evolución del caballo que sugiere una secuencia gradual de cambios en criaturas
del tamaño de un zorro, con cuatro dedos en los pies y que vivieron hace
aproximadamente 50 millones de años, para transformarse en otra más grande
-como lo es el caballo de hoy día con un pie de un solo dedo-, es erróneo. Los
fósiles de cada especie intermedia se presentan totalmente diferentes y se
mantienen sin cambios hasta extinguirse, sin advertirse cambios graduales. Son
desconocidas las formas transitorias"
(1).
Al
confesar Resenberger honestamente esta significativa dificultad insuperable en
el escenario de la evolución del caballo, se refirió especialmente al "atolladero
en los eslabones transitorios", el cual, en verdad, es el problema más
grande de la teoría en lo que a los registros fósiles se refiere.
El
conocido paleontólogo Colin Patterson, director del Museo de Historia Natural
de Inglaterra, donde se exhibió la "evolución del caballo",
dijo lo siguiente sobre esa exposición que el público aún puede ver en el
subsuelo de ese edificio: "Ha habido una
tremenda cantidad de relatos, unos más imaginativos que otros, acerca de lo que
realmente es la historia de la esencia de la vida. El ejemplo más conocido, aún
en exhibición escaleras abajo, es el de la evolución del caballo, preparado
posiblemente hace 50 años. Ha sido presentado como una verdad literal en los
libros de texto, uno tras otro. Pienso ahora lo lamentable de ello,
particularmente cuando las personas que proponen estos tipos de historias deben
ser conscientes de la naturaleza especulativa de algunos de esos elementos"
(2).
¿Cuál
es el fundamento para el escenario de "la evolución del caballo"?
Este escenario fue formulado mediante los engañosos diagramas inventados con el
arreglo secuencial de fósiles de distintas especies que vivieron en períodos
muy diferentes en la India, Sudáfrica, Norteamérica y Europa, arreglo hecho
solamente en base al rico poder imaginativo de los evolucionistas. Existen más
de 20 diagramas de la evolución del caballo propuesto por distintos
investigadores. Los evolucionistas no llegaron a ningún acuerdo sobre esos árboles
genealógicos, dicho sea de paso, totalmente distinto uno del otro. El único
punto en común de esos arreglos es la creencia de que una criatura del tamaño
de un perro llamada Eohipo (Hyracotherium) que vivió en el período
Eoceno hace 55 millones de años fue el ancestro del caballo moderno. De todos
modos el Eohipo es exactamente igual al animal llamado Hyrax que aún vive en
Africa y que no tiene ninguna relación o similitud con el caballo(3).
La
inconsecuencia, (es decir, la falta de correspondencia lógica entre los
principios que se profesa -los principios que hacen a la actitud científica- y
la forma en que se actúa) respecto a la afirmación de la evolución del
caballo, se exhibe mejor gracias a restos fósiles que han sido desenterrados
recientemente. En el mismo estrato del Eohipo se han descubierto fósiles
de especies de caballos modernos(4), lo cual demuestra que éstos y su supuesto
ancestro coexistieron , con lo que se prueba que el caballo nunca sufrió ningún
proceso evolutivo.
Además,
el conocido paleontólogo Pettingrew dice incluso que el caballo moderno vivió
70 millones de años antes que su supuesto ancestro. Según él, caballos
modernos de un solo dedo vivían en la Época Mesozoica hace 120 millones de años,
mientras que su supuesto ancestro, el caballo de muchos dedos, apareció en el
Eoceno hace 50 millones de años y se extinguió hace 40 millones de años (5).
Francis Hitching expone claramente el atolladero paleontológico en que se
coloca la (inventada) progresión de los caballos: "En
ningún lugar del mundo se encuentra en los estratos rocosos una progresión
completa de caballos dispuesta en el orden evolutivo adecuado, desde el primero
al último" (6).
La
progresión de caballos que ya era totalmente inverosímil, pasó a ser aún más
cuestionable por la deliberada
desconsideración de algunos fósiles que no se ajustaba a esa secuencia. Por
ejemplo, el "Moropus", que vivió en el Período Mioceno, no
fue incluido en la sucesión de fósiles simplemente porque no servía al propósito
de los evolucionistas. En la Enciclopedia de Animales Prehistóricos se dice que
el Moropus de dos metros de altura es incluso de una estructura más
homogénea que su contemporáneo Meryhippus y su contraparte moderna. Por
lo tanto, anula el orden evolutivo establecido (7).
Todos
estos hechos son fuertes evidencias de que los diagramas de los evolucionistas
presentados como una de las evidencias más sólidas de la evolución, no son más
que cuentos fantásticos y pocos plausibles. Esto es realmente significativo en
lo que hace a la demostración de la ausencia de credibilidad y entereza de la
teoría de la evolución y en el esclarecimiento de los propósitos y métodos
empleados por sus defensores.
Boyce
Resenberger, "Houston Chronicle", 5/11/1980, blm. 4, p. 15.
Colin
Patterson, "Harper's", Febrero de 1984, p. 60.
Francis
Hitching, "The Neck of the Giraffe: Where Darwin Went Wrong", New York,
Ticknor and Fields, 1982, pp.30-31.
Francis
Hitching, " The Neck of the Giraffe …", pp. 30-31.
L.Du
Nouy, "Human Destiny", New York, The New American Library, p. 74.
Francis
Hitching, " The Neck of the Giraffe …", pp. 30-31.
Jean-Jacques
Hublin, "Encyclopedia of Prehistoric Animals" New York, The Hamlyn
Publishing Group Ltd., 1984, p. 252.
FALAZ INTERPRETACIÓN DE LOS FÓSILES POR PARTE DE LOS EVOLUCIONISTAS
Antes
de entrar en los detalles de la leyenda de la evolución del ser humano,
necesitamos hacer mención al método propagandístico que ha convencido al público
en general de la idea de que alguna vez vivieron en el pasado criaturas que eran
medio humanas y medio simios. Dicho método hizo uso de
"reconstrucciones" fabricadas en lo que hace a los fósiles. Esas
reconstrucciones se pueden tratar de interpretaciones o ilustraciones, como un
dibujo o la confección de un modelo viviente, basándose en un solo hueso o en
solamente un fragmento de hueso desenterrado. Los "hombres monos" que
vemos en los periódicos, revistas o películas, son todos meras
reconstrucciones.
Dado
que los fósiles generalmente están desordenados e incompletos, lo más
probable es que cualquier conjetura que se base en ellos resulte totalmente
especulativa. En realidad, las reconstrucciones (dibujos o modelos) hechos por
los evolucionistas basados en los restos fósiles están preparadas
especulativamente precisamente para hacer válida la tesis evolucionista. Un
antropólogo de Harvard, David R. Pilbeam, enfatiza este hecho cuando dice que "al menos en paleoantropología, los antecedentes están aún tan
esparcidos que la teoría influencia marcadamente las interpretaciones. En el
pasado las teorías han reflejado claramente nuestras ideologías en vez de
hacerlo los antecedentes reales"
(53). Dado que las personas pueden ser muy influidos por la información visual,
esas reconstrucciones cumplen el mejor papel a los fines de los evolucionistas,
es decir, para convencer que criaturas asi existieron realmente en el pasado.
Aquí
tenemos que esclarecer un punto en particular: la reconstrucción basada sobre
restos de huesos, puede revelar solamente las características muy generales de
la persona a quien pertenecían, puesto que los verdaderos detalles distintivos
están en los tejidos blandos que desaparecen rápidamente con el tiempo. Por lo
tanto, con la interpretación especulativa de los tejidos blandos, los modelos o
dibujos reconstruidos resultan totalmente dependientes de la imaginación de la
persona que los produce. Earnst A. Hooten de la Universidad de Harvard explica
situaciones como estas:
"Intentar restaurar las partes blandas es un emprendimiento incluso más
arriesgado. Los labios, los ojos, los oídos y la forma de la nariz no dejan
ningún indicio sobre los huesos que están por debajo. Uno puede ver modelados
con la misma facilidad sobre el cráneo de un neanderthalense los rasgos de un
chimpancé o los lineamientos de un filósofo. Estas supuestas restauraciones de
tipos antiguos de seres humanos tienen muy poco valor científico, si es que lo
tienen, y probablemente están hechos solamente para conducir a la gente a
conclusiones erróneas… Por lo tanto no confíe en las reconstrucciones"
(54).
En
realidad, son los evolucionistas quienes inventaron esas "historias
absurdas" que adscriben distintos rostros al mismo cráneo. Por ejemplo,
los tres dibujos de reconstrucción hechos para el fósil llamado "Australopiteco
robustus" (Dzindjanthropus, o sea, en árabe, del Africa oriental), es
un conocido ejemplo de ese invento.
La
tendenciosa interpretación de los fósiles o la fabricación de muchas
reconstrucciones imaginarias pueden ser un indicio de lo frecuentemente que los
evolucionistas han recurrido a las triquiñuelas. No obstante, esto se presenta
como inocente cuando se compara con las falsificaciones deliberadas perpetradas
en la historia de la evolución.
Dibujos
imaginarios.
En
sus representaciones y reconstrucciones los evolucionistas plasman esos rasgos
que realmente no dejan ningún rastro fósil, como ser la estructura de la nariz
y los labios, el aspecto del cabello o pelo, la forma de las cejas y otras
pilosidades del cuerpo, con el objeto de mantener vigente la teoría de la
evolución. También prepararon pinturas detalladas en las que describen
criaturas imaginarias caminando con el grupo familiar, cazando o en otra ocupación
de sus vidas diarias. Sin embargo, esos dibujos son todos ficciones imaginarias
y no tienen ningún asidero en los registros fósiles.
FALSIFICACIONES
DE LOS EVOLUCIONISTAS
No
hay ninguna evidencia fósil concreta que sustente la imagen del "hombre
mono", la cual es enseñada o divulgada precisamente por los medios de
comunicación y los círculos académicos evolucionistas. Éstos, con el pincel
en la mano, producen criaturas imaginarias, no obstante que se encuentran con el
serio problema que esas representaciones no tienen su equivalente o semejante
entre los restos fósiles. Uno de los métodos interesante que emplean para
superar este problema es "producir" los fósiles que no pueden
encontrar. El Hombre de Piltdown, el mayor escándalo en la historia de la
ciencia, es un ejemplo típico de dicho método.
EL
HOMBRE DE PILTDOWN: ¡LA QUIJADA DE UN ORANGUTAN Y UN CRANEO HUMANO!
Un
muy conocido médico y también paleoantropólogo aficionado, Charles Dawson, se
presentó afirmando que había encontrado un hueso de quijada y un fragmento de
cráneo en una cueva de Piltdown, Inglaterra, en 1912. Aunque el hueso de la
quijada se parecía más al de un mono, los dientes y el cráneo se parecían más
a los de un ser humano. Se supuso que esas muestras que fueron etiquetadas
"Hombre de Piltdown" tenían 500 mil años de antigüedad.
Fueron exhibidas en distintos museos como una prueba absoluta de la evolución
humana. Durante más de 40 años se escribieron muchos artículos científicos
sobre el "Hombre de Piltdown", se dibujaron muchas
interpretaciones del mismo y el fósil fue presentado como una evidencia
importante de la evolución humana. Se escribieron no menos de 500 tesis
doctorales sobre la materia (55). El conocido paleontólogo norteamericano Henry
Fairfield Osborn dijo: "…tenemos que recordar permanentemente que
las Naturaleza está llena de paradojas y este es un asombroso hallazgo referido
al hombre primitivo…" cuando
estaba visitando el Museo Británico en 1935 (56).
En
1949, Kenneth Oakley del Departamento de Paleoantropología del Museo Británico,
quiso experimentar el método llamado "prueba del flúor", un
nuevo ensayo para determinar la época de algunos fósiles antiguos. El
experimento se realizó con el fósil del Hombre de Piltdown. La conclusión fue
sorprendente. Durante el análisis se comprobó que el hueso maxilar no contenía
flúor. Esto indicaba que estuvo enterrado solamente unos pocos años. Asimismo
el cráneo, que contenía una pequeña cantidad de flúor, demostró tener unos
pocos centenares de años.
Se
determinó que los dientes en las mandíbulas pertenecían a un orangután y habían
sido injertados allí, que las herramientas "primitivas" descubiertas
con los fósiles eran simples imitaciones torneadas con implementos de acero
(57). Esta falsificación fue revelada al público en 1953 con el análisis
pormenorizado completado por Weiner. ¡El cráneo pertenecía a un hombre de hacía
500 años y la quijada a un mono que había muerto hacía poco! Los dientes
fueron arreglados en un orden determinado y puestos allí. Los puntos de unión
fueron rellenados para que se asemejen a los de un ser humano. Todas esas piezas
fueron teñidas con dicromato de potasio para darle una apariencia antigua. Las
tinturas empezaron a desaparecer cuando las piezas se sumergieron en ácido. Le
Gros Clark, miembro del equipo que descubrió la falsificación, no pudo ocultar
su sorpresa ante eso y dijo que "las
evidencias de la abrasión artificial surgió a la vista de inmediato. En
realidad, bien podemos preguntar, ¿cómo es posible que algo tan obvio haya
dejado de ser advertido antes?"
(58). Inmediatamente después de esto el "Hombre de Piltdown"
fue sacado de prisa del Museo Británico, donde había estado en exhibición
durante más de 40 años.
EL
HOMBRE DE NEBRASKA: UN SOLO DIENTE DE CERDO
El
director del Museo Americano de Historia Natural, Henry Fairfield Osborn, declaró
en 1922 que había encontrado un molar fósil en Nebraska occidental, cerca de
Snake Brook, correspondiente al Período del Plioceno. Dicho diente,
supuestamente, tenía características comunes al hombre y al mono. Se empezaron
a verter profundos argumentos científicos, algunos de los cuales interpretaron
que se traba de un diente del Pitecantropo erectus, mientras que otros sostenían
que era más cercano al ser humano. Este diente fósil que provocó un gran
debate, fue llamado "Hombre de Nebraska" e inmediatamente se le dio un
nombre científico: Hesperopithecus haroldcooki.
Muchas
autoridades en la materia apoyaron a Osborn. Basándose en ese solo diente se
hicieron dibujos de la cabeza y del cuerpo del "Hombre de Nebraska".
Además, éste fue representado incluso con la esposa e hijos, como todo una
familia en un ambiente natural.
Todos
estos escenarios fueron desarrollados a partir de solamente un diente. Los círculos
científicos acreditaron a este "hombre fantasma" en un grado tan
alto, que cuando el investigador William Bryan se opuso a las decisiones
tendenciosas que se apoyaban en un solo diente, fue criticado duramente.
En
1927 se encontraron otras partes del esqueleto, según las cuales el diente del
caso no pertenecía a un hombre y tampoco a un mono. Se comprobó que pertenecía
a una especie extinta de cerdo norteamericano llamado prosthennops. "Hesperopithecus:
aparentemente no es un mono ni un hombre" fue el título que puso
Wiiliam Gregory a un artículo publicado en la revista "Science",
en el que denunciaba el error (59). Después de eso todos los dibujos del
"Hombre de Nebraska" y "su familia" fueron retirados de
inmediato de la literatura evolucionista.
OTA
BENGA: EL NATIVO AFRICANO PUESTO EN UNA JAULA
Después
que Darwin presentó la suposición de que el ser humano (es el resultado) de la
evolución a partir de monos antropomorfos en su libro "El Origen de las
Especies", empezó a buscar fósiles que apoyen ese argumento. Sin embargo,
algunos evolucionistas creían que no sólo en los registros fósiles se iban a
encontrar criaturas "semi monos semi humanas", sino que también se
las encontraría con vida en distintas partes del mundo. A principios del siglo
XX la búsqueda de "vínculos transitorios vivientes" condujo a
incidentes desafortunados, siendo uno de los más crueles el sucedido a un
pigmeo llamado Ota Benga, capturado en 1904 por un investigador evolucionista en
el Congo. En el idioma nativo el nombre del pigmeo significa "amigo".
Éste tenía una esposa y dos hijos. Fue llevado a Norteamérica encadenado y en
una jaula, donde los científicos evolucionistas lo exhibieron al público en la
Feria Mundial de San Luis junto a una especie de monos, y lo presentaron como el
"eslabón transitorio más cercano al ser humano". Dos años
después llevaron al pigmeo al Zoológico del Bronx en Nueva York, donde junto a
cuatro chimpancés, un gorila llamado Dinah y un orangután llamado Dojung, fue
exhibido bajo la denominación de "antiguo ancestro del ser humano".
El Dr. William T. Hornaday, evolucionista y director del zoológico, pronunció
largas disertaciones respecto a lo orgulloso que estaba de tener esa "forma
transitoria" excepcional, a quien trataba como si se tratase de un
animal cualquiera. Ota Benga no pudo soportar el trato que se le daba y se
suicidió (60).