IDENTIDAD CATÓLICA

 

            La verdadera “Teología de la liberación” y la “Teología negativa”.

 

            ¿Qué es lo que hace libre a un hombre? Rápidamente me viene a la mente la respuesta de que sólo Dios, sólo Dios hecho Hijo. Pero eso lo sabemos muy pocos en pleno siglo XXI. El Maligno y sus sicarios no pueden permitir tal conocimiento extendido por los pueblos.

            Cuando se pasa mucho tiempo entre libros y especialmente entre aquellos que no se reeditan por censuras diversas, uno corre el riego de volverse un hombre inactual. Lo cual es una virtud pero al mismo tiempo un peligro, porque incapacita para llegar al hombre moderno.

            Para comprender algunas cosas, el hombre moderno debe recorrer un trecho del camino, lo que vuelve muy difícil la tarea de rescatar a los náufragos.

            En un mundo tan atomizado como el de hoy entiendo que no todos los hombres hayan mantenido la fe. Esa división infinita es característica maligna, frente a la unidad divina. El caos frente a la armonía. La duda frente a la certeza. Esas son las características de esta época diabólica.

            Cuando Dios le pregunta a Job antes sus recriminaciones: "¿Dónde estabas tú mientras yo creaba el mundo?". ¿Puede haber algo más grandioso que devuelva al hombre a su conciencia de criatura?

            Durante unos años pasé una fase en la que la política lo inundaba todo. Hasta la religión estaba medida y pesaba en términos políticos, hasta que sin mérito alguno por mi parte a no ser las lecturas, me vino de pronto la certeza de mi error. Precisamente leyendo a Ortega que se refería la papel del dinero en la sociedad medieval y a Berdiaef que afirmaba que había que rechazar con repugnancia al dinero fuera de su limitada esfera de influencia.

            Esto lo apliqué rápidamente a la esfera espiritual, política, artística, etc. Así que de lo que mejor puedo hablar es de lo que me ha ocurrido a mi y de lo que veo a mi alrededor.

            La lujuria, la codicia, la soberbia siguen siendo los talones de Aquiles del hombre, se adorne con los adjetivos que se quiera: neolítico, clásico, medieval o postmoderno. Lo que si cambia es el ambiente que trabaja para destruir el ser real del hombre, su alma, su mente.

            Hoy se ha introducido la manipulación “científica” de las masas, la ingeniería social, la psicología de masas. El individuo pierde pie y se ahoga en tal ambiente.

            Pero el hombre hundido, hueco, aún tiene un camino para salir de la Duda y afirmarse poco a poco en certezas de todo tipo, desde las de orden natural hasta las sobrenaturales.

              Este camino lo llamamos “teología negativa”, y luego sacar por este sistema una polítca, una economía, etc.

 

              Veamos que es "luz" para la Sinagoga de Satán y qué es "tiniebla", para sacar nosotros lo contrario. Su luz es nuestra desgracia, lo que aborrecen nuestra luz. Su Imperio demoníaco trabajo con miles, millones de esclavos para construir el Infierno en la Tierra. Día tras días, durante siglos.

            ¿Qué odian los enemigos de la Humanidad? A Dios y adoran a Satán.

            ¿Qué más? Especialmente a Cristo, a su Madre, a la Iglesia...

            Odian la belleza, el orden, la moral, la virilidad masculina, el pudor femenino, las normas morales externas a la mente de los hombres, la caridad, el trabajo honrado, la meternidad, el respeto a la Creación.

            ¿Qué quieren?

            La usura, el materialismo, el aborto, la sodomía, la mezcla de razas, la destrucción de la familia, el caos, la Decadencia, la matanza, la violación, el robo, el genocidio, etc.

 

            Pues ya tenemos un programa para cambiar nuestras vidas.

 

            En un mundo en ruinas, afirmo que la primera obligación del hombre concreto es reencontrarse con Dios, pero no un Dios amorfo o hecho a la medida de cada cual: sino encontrarse con Cristo. Y si no tiene fe, actuar como si la tuviera en espera de que Dios le conceda tal don ante sus esfuerzos en la lucha contra el Imperio de Satán.

            Después de haberse recuperado a sí mismo, entregar su vida por la comunidad propia: la familia, el pueblo, la nación.... Cada cosa en su sitio, y de esa armonía surge una fuente de poder inimaginable.

            La primera lucha es interior, es espiritual. Sólo después puede llegar lo demás. El hombre vacío, que duda, no puede inmolarse en la Guerra contra los enemigos de Dios.

            No es fácil, más bien muy difícil. Pero eso no nos exime de luchar, de morir luchando. Hoy un hombre sólo se puede liberar mediante la lectura y la oración. Buscad libros antiguos, libros censurados por el Gran Satán y meditad tras su lectura. Forjad en vuestro interior una coraza que nada pueda afectar.

            Despertad al hombre nuevo que yace dormido en el fondo de vuestra alma.

            Luchemos hasta el último aliento contra los sin Dios, que hoy se disfrazan con nuevos ropajes.

            Decía Julio César que temía al hombre delgado y solitario. Apartaos del mundo para nacer de nuevo y volved para arrojar a los perros fuera del mundo.

 

           Probablemente esta frase que le oí a un periodista no esté falta de razón:  “Lucifer camina hoy por una calle de Nueva York, vestido con una chaqueta de Armani. Es un ejecutivo de cualquier multinacional”.

 

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